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Aquella noche, mientras se preparaba para dormir, Lena repasaba los acontecimientos de la tarde en su cabeza. Nunca hubiera creído que podía divertirse tanto jugando softball, pero desde que había conocido a Kara, cualquier cosa era posible. Incluso el amor.

"¿Me estaré enamorando?" se preguntó mientras se ponía el pijama "¿Y cómo se puede saber cuando uno se ha enamorado? Lo único que sé es que nunca me he sentido tan maravillosamente bien con alguien como me siento con Kara".

Lena se metió en la cama y se abrazó a la almohada. Tenía ganas de contárselo a su madre, pero quizás fuese demasiado pronto. Kara aún no había dicho nada que diese a entender que su relación podía llegar a algo serio. Desde luego, si sus besos eran prueba de algo, podía deducir fácilmente que le importaba de verdad. El teléfono sonó en la mesita junto a la cabecera de su cama y Lena contestó.

- ¿Dígame?

- ¿Qué tal vas?

- ¡Melissa! ¡qué bien que has llamado! como eres tan impredecible... Unas veces no sé nada de ti durante días y días, y otras me llamas dos veces en la misma semana.

- Sí, lo sé. Es que a veces, ya sabes... Tengo muchas cosas que hacer, pero otras me acuerdo de ti y marco a tu número.

- Me alegro. Yo aveces también me acuerdo de ti. Deberías darme tu número de teléfono.

Hubo una breve pausa.

- Iba a hacerlo, pero yo, ehh...

Una idea repentina obligó a Lena a cerrar los ojos.

- Lo siento, Melissa; ni se me hubiera ocurrido ¿Estás casada?

- ¿Casada? No, no estoy casada.

Lena pareció sentirse aliviada.

- ¿Ah, no? Entonces supongo que tienes novia ¿no?

- Si - dijo tras una breve pausa - Espero que lo entiendas.

- Claro que sí, y no hay problema, de verdad. Ya se lo difícil que es explicar esto ¿Te acuerdas de qué te dije que tenía una amiga que sabía que habló contigo y que cree que debo dejar de hacerlo porque no te conozco? Pues también piensa que la chica con la que salgo no le parecería bien.

- ¿Es que es celosa?

Lena dudo un instante antes de contestar.

- Pues la verdad es que no tengo ni idea. Es decir, que no me ha dado ninguna razón para creer que lo es, pero quizás es que tampoco ha tenido motivo... De todas formas, creo que no.

- ¿Por qué?

- Porque Kara es una persona muy segura de sí misma. Además, es demasiado atractiva.

Kara tosió antes de hacer la siguiente pregunta.

- ¿Qué quieres decir?

- Me refiero a que si una mujer es muy atractiva, ¿por qué iba arriesgarse a perderla cualquiera que este a su lado? si fuera una cretina, estaría bien, pero es que además. Kara es perfecta. No creo que sea celosa, desde luego. Hasta creo que yo soy más celosa que ella.

- ¿Por qué?

- Porque a veces me pregunto qué es lo que le atrae de mí. No soy guapa, ni tengo una personalidad brillante; ni soy ingeniosa, ni atlética... ¡Madre mía! deberías haber visto el partido de softball que hemos jugado hoy. ¡Qué divertido! Soy malísima jugando, pero la verdad es que me he divertido mucho.

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