Capítulo 8

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Movía el bolígrafo entre sus dedos tratando de controlar su desesperación por tener de frente a ese sujeto que lo hace perder la cordura.
Lo había mandado también por un café y el muy burlón de Milo se lo llevó sin azúcar, con tal de molestarlo.

Dejó escapar un suspiro tratando de tranquilizarse.

- Ya acabé de acomodar ese estante don perfecto - Respondió Milo aventando el trapo que usó para quitarle el polvo al mueble donde almacenaban los papeles.

Kanon subió sus pies al escritorio - Bien, espero que mañana no causes problemas.

- Por mi fuera mañana no regreso a este espantoso lugar - Se quejó Milo dejándose caer en el sillón que tenía la oficina.

- Cambiando de tema... Quiero imaginar que estarás en la boda de mi hermano este sábado ¿Verdad? - Cuestionó Kanon tratando de entablar una plática amena tal y como se lo había pedido su gemelo... Tratar de llevarse bien con él, pero Milo era detestable.

- Claro... ¿Porqué lo preguntas? - Cuestionó Milo tratando de comprender.

- Para no estar presente - Ahora era el turno de Kanon mofarse de Milo.

- Ja, ja, ja. Esa ni tú te la crees porqué sino Saga te mataría por ello... Además necesito que vayas - Respondió Milo tomando su botella de agua que tenía en uno de los muebles de la oficina.

- Ja ¿Tú, pidiéndome que vaya? Estás demente - Contestó con un tono altivo el gemelo menor.

- Claro, todos tendrán a su pareja esa noche y yo estaré solo... Así que necesito alguien para molestar.

- Quisieras eso... Mejor ve y busca a alguien más a quien hacerle la vida imposible así como lo has hecho conmigo desde que tuve la desgracia en conocerte.

Milo alzó la ceja al escuchar aquellas palabrerías de Kanon... Era cierto, si iba a la boda de Saga y Camus, estaría solo porqué los demás ya tienen a sus respectivas parejas, menos él.

- No sé ni como llegamos a esta plática incómoda, será mejor que regreses a tu casa y mañana nos vemos aquí... Si es que quieres seguir trabajando, de lo contrario le daré tu lugar a alguien más y... - Kanon no terminó de hablar, fué interrumpido por ese sujeto que le daba dolores de cabeza.

- Si, ya sé - Respondió de mala gana - Mañana me tendrás aquí - Después de decir esto tomó su chaqueta para salirse pero la voz de Kanon lo detuvo.

- Por favor te vienes con traje, así pareces cantinero.

Milo detuvo su andar muy molesto, los trajes que aún guardaba en su clóset le quedaban chicos, cuando era más joven, pero después optó por usar jeans con sus chaquetas de cuero negro, un look más rebelde después de perder a sus padres.
Recordaba las veces que Shaina le pedía que se comprara varias prendas para poder lucir elegante y fino pero siempre su terquedad salía a relucir cuando le llevaba la contraria.
Ahora se daba cuenta de porqué necesitaba aprender a vestirse bien, hay ropa para cada ocasión.

Nuevamente se giró para ver al gemelo menor, alzó sus manos dando a entender que no contaba con un atuendo así para el trabajo.

- Espera... ¿Me estás tratando de decir que no tienes?- Cuestionó asombrado llevándose ambas manos a su rostro.

- No... Los que tengo los usaba en mi juventud, dudo que entre en ellos.

Kanon dejó escapar un suspiro, haría algo que jamás se imaginaría hacer.
Sacó su billetera y le entregó algunos billetes para que pudiera comprarse un traje por lo menos.

- Ten.

Milo se le quedó mirando asombrado por aquella acción - No hace falta, podré comprarme algunos cuando me paguen - Respondió mientras movía sus manos negándose ante ese acto del gemelo.

- Mira, mejor acéptalo. Dudo que vayas a ir con ese atuendo a la boda también... ¡Por favor Milo, no vayas a ir así! - Nuevamente Kanon volvió a sacar su cartera y sacó otros cuantos billetes, lo suficiente para que Milo tuviera por lo menos dos trajes.

- Todo esto me costará que me descuentes mi quincena - Respondió Milo mirando como le entregaba más dinero.

- Mejor tómalo de una vez antes de que piense Saga que no soy un buen jefe contigo. Necesito que estés presentable porqué hay veces que te mandaré a dejar documentos en otras oficinas.

- Te traes algo entre manos... ¿Verdad Kanon? - Cuestionó un poco desconfiado por aque favor que le estaba haciendo con el tema de los trajes, era algo que se le hacía sumamente extraño.

- No me traigo nada Milo... Solo quiero que mi personal esté perfectamente y desafortunadamente eres mi empleado.

- Desgraciadamente así es... Está bien, iré a comprarme lo que me pides, no creas que es muy de mi agrado estar vestido de manera elegante - Nuevamente caminaba a la puerta para poder irse...

Kanon estaba por tomar sus cosas para hacer lo mismo pero Milo regresó nuevamente asomado en la puerta.

- ¡Gracias Kanon! - Después de decir esto salió de ahí para irse al centro comercial, era muy buena hora para ir a comprar lo que el gemelo le pidió.

- ¿Que voy hacer contigo Milo? - Negó moviendo su cabeza y siguió acomodando sus cosas.

Antes de salir de su oficina, notó que Milo había dejado tirado su celular.
Lo tomó y lo guardó en su bolsillo.








Aioros esperaba pacientemente que el reloj marcara las diez de la noche. Tenía todo perfecto, le había pedido a su hermano Aioria que buscara algo con que entretenerse esta noche porqué no toleraría que estuviera interrumpiendo su cena en su casa con Shura.

Sostentiendo un ramo de rosas en sus manos, mirando su reloj esperando que fuera la hora de verlo.
Algunas personas que laboran en ese lugar comenzaban a salir del restaurante. Las miradas indiscretas de las empleadas  se posaban sobre él porqué ansiaban saber quien era la afortunada dueña del corazón de ese joven de cabellos castaños.

Grande fué la sorpresa de las jóvenes curiosas que esperaban a ver a la persona especial del joven cuando observaron que se acercaba a  Shura.
Lo esperaba a él y no a un ella como las demás creían...











Milo llegó a su  casa exhausto, su hermana no se encontraba, dejó en el sillón las bolsas donde le entregaron los trajes que usaría para el trabajo.

Entró a la cocina para buscarse algo de cenar,  se acercó al refrigerador pero notó que su hermana le dejó una nota donde le avisaba que no la esperara a dormir, le tocaría doblar turno en su trabajo.
Además de que estuvo tratando de llamarle a su celular pero que jamás le contestó, así que supuso que estaría muy ocupado en su nuevo trabajo.

Al ver en ese papel que mencionaba su celular, comenzó a buscar desesperadamente entre su pantalón su móvil pero no lo encontró.

- ¡Hay no! ¡Mi celular! - Se dijo a si mismo sorprendido.

Unos minutos después el timbre de su casa sonó.
No sabía quien podría ser, a esas horas de la noche nadie viene a visitarlo...

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Mi Dulce Adicción (Kanon X Milo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora