Capítulo 12

419 52 11
                                    

Milo había llegado a la oficina para presentarse a trabajar, veinte minutos tarde con tal de molestar a Kanon.
Se preguntaba el mismo que había llevado a que el gemelo menor fuera un alma más bondadosa con él, si ambos empezaron con el pie izquierdo.

Dejó escapar un suspiro y entró al elevador, como era de esperarse muchas de las empleadas, en su mayoría secretarias y recepcionistas le regalaban una mirada coqueta a Milo, verlo tan elegantemente vestido con un traje y su cabello alborotado le daba un toque de sensualidad.

Esa era su debilidad, porque también era muy coqueto regalando guiños a la damas que caminaban frente a él.
Por eso jamás confesó su sentir a Camus, recordaba el tiempo en el que el galo y Saga se conocieron ambos tuvieron una fuerte conexión porqué su amigo Saga siempre lo respetaba a cuidaba.

Cosa que a Milo le costaba, lo que menos quería era causarle problemas o terminar de engañando con alguien más cuando Camus no lo merecía.

El sonido del elevador anunció la llegada al piso que le tocaba, salió rápidamente y caminó hasta la oficina con Kanon y de una vez por todas preguntar porqué carajos ahora se portaba bien con él.

Kanon se encontraba acomodando sus cosas en su escritorio, encendió su computadora y mientras esperaba que estuviera lista se levantó de su silla para poder hacer una reservación en un restaurante cercano para la cena con Milo, devolviendo de cierta forma el favor de anoche.
Tampoco buscaría echar de cabeza a Milo frente a Saga ni mucho menos a unos escasos días a unir su vida con el galo.

Tomó su termo para servirse un poco de café pero la voz de Milo lo hizo derramar un poco en el suelo.

— ¡Kanon... Ahora porqué tanta formalidad conmigo! Si me odias — Espetó molesto entrando a la oficina con altivez.

— Primero que nada buenos días ¿No? En segunda llegas tarde — Respondió el gemelo menor mostrando su reloj — Y tercera es hora de que dejes tus arrebatos y te comportes como tal — Al decir esto le dio la espalda y siguió retomando su labor con el café.

Milo alzó una ceja, esperaba que Kanon le respondiera con algún empujón ó que ambos se hicieran de palabras pero no fué así.
Se llevó una mano a la cabeza intentando controlarse y saber que rayos había pasado en la noche como para que Kanon lo tratara bien.

— Tienes razón Kanon... Lo siento — Esto último lo susurró pero el gemelo menor logró escucharlo — ¿Me puedes explicar que fué lo que pasó anoche?

Kanon dejó su café en el escritorio, tomó suficiente aire y se acercó a él — ¿Te parece si lo dejamos para la cena? Hay mucho trabajo que hacer, por ahora necesito que vayas con mi tío Deuteros y le lleves estas hojas — Respondió el gemelo menor entregándole aproximadamente quinientas hojas — Las necesita urgentemente, por favor.

Milo estaba por preguntar algo pero en ese momento a Kanon le entró una llamada a su celular, tuvo que contestar de inmediato. No le quedó de otra más qué llevarse esos documentos con su tío.

No tardó mucho, de no ser por estar coqueteando con la señorita que está como secretaria del tío de Kanon.
Era una joven dulce y amable llamada Chris, pero Milo no pudo evitar tratar de coquetear con ella, sin embargo notó que la dama no le prestaba atención.
Alzó sus hombros y entró a la oficina de Deuteros sin tocar.

— Buenos días señor Deuteros — Saludó Milo pero no se dio cuenta que estaba ocupado mirando lo que parecía ser una foto, lo había interrumpido.

— ¿Milo? — Lo llamó un poco nervioso, había llegado en el momento menos indicado y peor sin avisar, dejó a un lado su foto y trató de relajarse — ¿Qué necesitas Milo?

Mi Dulce Adicción (Kanon X Milo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora