Capítulo 36

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Algunos días transcurrieron desde aquel día de la boda que lejos de ser una bonita celebración donde recuerden el mejor día de sus vidas ahora pasaba a la fiesta más cara que pagaron.
Entre todos los detalles que lograron hacer los amigos de Milo, lo único rescatable de ello fue que la mesa de regalos quedó intacta.

Defteros al enterarse de lo sucedido le pidio encarecidamente a Aspros que de manera inmediata contrataran a los jóvenes responsables para laborar en su empresa, solo de esta manera podrían verse obligados a ir pagando mes con mes la deuda que habían dejado sus travesuras.

- ¿Crees que tú decisión fue correcta Mon amour?

Cuestionó Dégel recargando su cabeza en el hombro del moreno, ambos se miraban fijamente en el espejo de la habitación, con ese mismo anhelo de la hermosa pareja que alguna vez fueron.

- Lo es mi amor, Aspros quería dejar las cosas como están pero lo más correcto es que esos jóvenes también asuman la responsabilidad de sus destrozos. Si no lo hacen ahorita, cuando pasen los años menos lo harán Pero no es momento de hablar de eso Dégel - Defteros tomó su mano - Nos vamos a ir unos días de vacaciones y no pienso permitir que cualquier tontería arruine nuestro momento.

El gemelo menor tomó a su pareja de la cintura, lo acercó a su cuerpo mientras disfrutaba de retirar esos mechones que aún cubrían su rostro, aunque Dégel usara lentes eso no era impedimento para perderse en esa hermosa mirada.

- Tienes razón, la vida es muy corta para detenernos por pequeños problemas.

Aquel momento que quizá hubiera acabado con un sublime beso pero el celular de Dégel comenzó a sonar.
Al momento de sacar el aparato de su bolsillo se dió cuenta que estaban entrando varias imágenes que Camus le enviaba, al parecer disfrutaba mucho de su luna de miel con su esposo en la cuidad del amor.

- La Torre Eiffel - Susurró Defteros al mirar también las imágenes - Algún día tu y yo iremos para seguir disfrutando de nuestro amor.

- Aún no me has dicho a dónde iremos nosotros, Saga y mi hijo ya se fueron, esta tarde sale también Kanon con Milo ¿No es así?

Preguntó curioso guardando su celular en el bolsillo nuevamente. Aunque Defteros solo lo observaba embelesado cómo si estuviera admirando la octava maravilla del mundo.

- Es una sorpresa.









Kanon terminaba de subir las últimas cajas en el camión de mudanzas para poder intercambiar hogar tal como habían quedado con Saga.
Muy pronto en ese lugar se convertiría en el nido de amor de su hermano y su pareja con la próxima llegada de algún pequeño del cual no sabían si era niño o niña.

Milo se encontraba también ayudándolo para poder acabar pronto con la mudanza y así partir juntos a su tan ansiado viaje que los esperaba en la Isla Milos.

- Para vivir solo, tienes muchas cosas Kanon.

- Bueno, no del todo, Saga se quedará con algunas de mis pertenencias también. Me pidió mi equipo de sonido, desconozco para que lo quiere.

Si bien los dos se encontraban subiendo las cosas, después de varios momentos que pasaron en la boda ahora no discutían por cualquier tema.
Aquella confesión aún seguía latente, Milo no había sido capaz de dar una respuesta ya que necesitaba pensar con claridad las cosas.

Espacio que Kanon respetó, solo deseaba que en aquellas vacaciones los dos puedan disfrutar de sus descansos sin tanta interrupción de por medio como lo han pasado desde el día que ambos intentaban expresar su sentir.

- Esta es la última caja.

- Perfecto - Kanon terminó de subirla al camión de mudanzas, el personal que también ayudaba en esos momentos se acercó para poder cerrar la puerta.

- Me trae bonitos recuerdos este lugar, mi hermano y yo - El gemelo se quedó callado mientras observaba esa casa, como despidiéndose de ella, nuevamente tomaría su habitación en la casa de su padre y ese lugar simplemente pasaría a manos de Saga, listos para dar otro paso como una familia que crecía poco a poco.

- ¿Tu hermano y tú...?

Prosiguió Milo esperando que Kanon terminara de hablar, el contrario soltó un suspiro y cerró sus ojos por unos instantes.

- Aquí pasamos tardes amenas los dos juntos, mucho antes de que el conociera a Camus; tiempo de calidad donde los dos pasamos horas enteras jugando uno que otro videojuego, barajas, cenas improvisadas de comida rápida y otras ocasiones para solamente platicar nuestro día a día.

- Es bonito cuando te llevas bien con tu hermano ¿No? - Cuestionó Milo colocándose a su lado mirando también la casa.

Unos momentos después, una furgoneta de color blanco se situó en frente de la casa, claramente se podía leer en los laterales "Servicio de pintura"
Habían llegado para dar otro cambio de colores a la casa de que ahora sería para los recién casados.

- No me digas que con tu hermana te llevas mal, si lo que hace es preocuparse por ti.

- Antes creía que Shaina solamente le gustaba molestarme pero ahora que veo las cosas de diferente manera - Dio un ligero suspiro - solo era para mí bien.

- Es hora de irnos Milo.

Kanon colocó su mano sobre el hombro de Milo, era una nueva vida para los dos, ahora les quedaba comenzar a descubrir las cosas que la vida les tenía preparada.



Al llegar la tarde en el aeropuerto, Kanon se encontraba sentado leyendo un periódico en una de las bancas mientras que Milo esperaba que le entregaran en la cafetería los capuchinos que había pedido.
Aunque lo suyo no era aquello de la paciencia, simplemente tuvo que conformarse con unos agitadores de plástico para poder entretenerse en la barra del local.

- Pero que buen ritmo tiene joven.

Uno de los clientes abordó de inmediato a Milo después de escucharlo jugar con los agitadores, pero esto tomó desprevenido a Milo quien dió un ligero saltito sobresaltado.

- ¿Yo que?

- Estaba jugando con los agitadores, sonaba muy animado y sobre todo con un buen ritmo. ¿Acaso es músico de alguna agrupación?

Milo no pudo evitar soltar una carcajada, años tenía que dejó de interesarse por eso. En su niñez tuvo la oportunidad de que en la escuela donde asistía impartían clases extracurriculares de música y Milo era muy hábil para los instrumentos de ritmo; sin embargo todo lo dejó a la deriva por estar en aquellos tiempos acompañando a sus amigos del desastre.

- Señor, mire no lo conozco pero debo admitir que en mi juventud tuve algunas clases y lo disfrutaba... Ahora soy un tipo que trabaja en una oficina como todos.

- Fue mi error no presentarme - Habló el hombre que se había situado a su lado mientras esperaba también su pedido - Me llamo Mime, aunque solo estoy en este lugar de paso me llamó mucho la atención en la forma que te pones a tocar con esos agitadores, incluso hasta los tomas de la manera correcta.

- Creo que aún guardo ese gusto en el interior.

- Tengo un proyecto en mente quizá sea de tu interés - El hombre de cabellos naranjas sacó de su bolsillo una tarjeta con su número telefónico - Es un proyecto de un grupo musical, estoy reclutando jóvenes con talento para poder guiarlos desde el principio, si quieres unirte te dejo mis datos para que te puedas comunicar conmigo.

Milo tomó aquella tarjeta y la observó por unos instantes pero la joven que atendía la cafetería se acercó para entregarle sus dos capuchinos junto con unas galletas.

- Le prometo que lo pensaré, apenas estoy poniendo en orden mi vida. Gracias señor.

Sin decir más palabras, Milo se dió la media vuelta junto con sus bebidas, aún dudando de aquella oferta que le hicieron de manera repentina.

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Mi Dulce Adicción (Kanon X Milo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora