quince.

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La vida en alta mar no le agradaba demasiado.Se pasaba las horas andando por su camarote, ya había ordenado cada una de sus prendas por color, antigüedad, origen y forma. Si hacia un buen día al menos podría dar paseos por la borda del barco, aunque eso era insuficiente para ella. También entrenaba, leía (no demasiado), escribía y ah bueno, se tiraba en la cama.
Jamás había estado tan aburrida en su vida, la monotonía de aquel lugar la amargaba.

Fue en uno de esos momentos en los que estaba tumbada en su cama cuando alguien llamó a la puerta. No podía ser Thalia, porque estaba dándose una ducha. Ni Jason o Percy, porque estaban jugando al cinquillo. Tampoco era Annabeth, ya que estaba escribiendo una tesis para no se qué. Ni siquiera era Piper.

—Puedes pasar.—Miranda tosió, levantándose de la cama y pasando una mano por sus pantalones.—Ah. Eres tú.

Después de pronunciar su última frase se tiró de nuevo, sin importarle demasiado deshacer la cama.

—Vaya, que optimista.—Connor dijo, aguantando al cachorro Cerbero entre sus brazos y dejándolo en el suelo.—Habría traído a Travis también, pero él pesa demasiado como para llevarlo en brazos.

—Muy gracioso. Ahora sí, dime que quieres.—Miraba al techo, parpadeando con lentitud mientras Connor se sentaba en la silla del escritorio y rascaba su mentón.

—Verás... he estado pensándolo muchas veces. Al final he llegado a una conclusión.

—¿Pensando? Me he perdido Connor, empieza desde cero esta vez.

Miranda hizo una pausa frunciendo los labios y girando su cabeza para mirar a Connor.

—¿Prefieres las rosas rojas o los jazmines?—Preguntó el castaño con retintín, acostumbrado a responder preguntas con más preguntas.—¿O eres más de tulipanes?

La chica se detuvo antes de pensar en cómo responder a aquella pregunta, mordiéndose el labio inferior y parpadeando múltiples veces. Entonces entornó los ojos y frunció el ceño.

—No has respondido mi pregunta. Sólo has soltado otra como si nada.—Suspiró. El perro, que seguía en el suelo, dando vueltas como una croqueta de detuvo y comenzó a ladrar.—Pero bueno, supongo que prefiero las rosas. ¿Pero a qué viene todo esto?

SANGRE DE ZEUS. ➵ TRAVIS STOLL ☤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora