Capitulo 17

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Un año, hoy se cumple exactamente un año desde mi boda con Alex, 8 meses desde que nuestro matrimonio se volvió real y puedo decir que soy inmensamente feliz.
Resulto que Alex no era, para nada, el hombre arrogante y narcisista que yo creía que era cuando lo conocí, sino que era todo lo contrario dulce, atento e incluso romántico, su único defecto es que me oculta cosas.
Cosas que prometió contarme pronto y aún no lo ha hecho, eso me preocupa a veces pero no hay nada que pueda hacer al respecto, salvo esperar.
Después de todo, yo también tengo secretos que ocultar hasta que llegue el momento de revelarlo.
Tengo que buscar la manera correcta de hacerlo, no es como si simplemente pudiera decir "Oye, maté a mi novio hace 4 años" o mejor aún "Todavía lo amo y a veces tiendo a compararte con él".
Lo cual no es justo, lo sé, no se puede competir con un fantasma.

Mi flamante esposo me despertó muy creativamente esta mañana por lo cual me hizo imposible dejarlo ir, hicimos el amor durante horas, hasta que me obligo a quitar mis blancas y delgadas manos de su delicioso cuerpo bronceado para así poder darme mi regalo, el cual había dado por entregado al final de nuestras maravillosa maratón.
Nada era mejor que el sexo con ni marido pero según Alex, mi regalo se encontraba un poquito lejos de la mansión y deberemos ir a buscarlo juntos, no me dio ninguna pista sobre que haremos o donde iremos por lo que elijo un vestido negro de Dolce & Gabbana y unos zapatos Louboutin de taco aguja también negros, plancho mi largo cabello rubio, un poco de brillo labial y para finalizar un efecto ahumado en los ojos potenciado con una máscara con efecto XXL.
Bajo las escaleras con una gran sonrisa en mi rostro, cuidando de no caerme, cuando veo a mi muy sexy y atractivo marido esperándome al final de la escalera vistiendo un traje negro de Armani.
Al llegar al último escalón Alex me toma entre sus brazos alzándome en vilo y nos sumerge en un beso voraz y apasionado el cual poco segundos después me obliga a detenerme e hiperventilar.

-Estas bellísima, Avery- me halaga.

-Tu también - susurro mirando el cálido mar de sus ojos.

Sonríe acariciando mi espalda desnuda, antes de sacar un pañuelo de seda negro con el que venda mis ojos.
No tomamos ninguno de nuestros coches de la entrada es Mike quién nos lleva hacía nuestro destino en una bonita limo, el trayecto parece largo, pero con Alex a mi lado vivo una eterna fantasía.
Cuando el auto por fin se detiene, Alex toma mi mano entre las suyas y me ayuda a salir, es entonces cuando escucho lo que parecen ser las hélices de un helicóptero y tomandome de la cintura mi esposo me guía varios pasos hacia delante para luego subirme en él.

-Tienes un helicóptero?-pregunto sorprendida.

- Es un AW101 VVIP, se llama "Dulce Miel".

-¿Donde éstas dulce miel?-grita papá, buscándome entre los arboles.

-Papi papi - corro a abrazarlo.

Papá pasa mucho tiempo fuera de casa, lo extraño tooodo el tiempo, siempre hay muchos señores con nosotras, todos son amables conmigo pero algunos dan miedo, mamá dice que el trabajo de papi es muy importante y que lo necesitan allí, que no debo temerle a los hombres grandes, que son amigos que están aquí para ayudarnos y cuidarnos cuando papi se va a trabajar.

-Mi princesa, te extrañe - dice tomandome entre sus brazos- entremos a la casa, te tengo una sorpresa - sonríe llevándome en brazos- Sabes que papá te ama, no es así?

-También te amo papi- sonrío

-Me lo regalo Max- dice Alex devolviéndome al presente.

Mis ojos se llenan de húmedad ante el recuerdo de mi padre, lágrimas, que son retenidas por la venda que bloquea mi vista.
Beso a mi marido en los labios y sonrío, no hacen falta palabras, el sabe que me perdí en mis recuerdos.
El trayecto no es mayor a 20 min, o al menos eso creo, al aterrizar Alex toma una de mis manos y tras besarla dulcemente me ayuda a bajar.
Caminamos pocos pasos, antes de detenerme y susurrar que me deshaga de los zapatos, es entonces cuando me parece escuchar el sonido de la olas del mar, quita la venda de mi rostro, dejándome impactada ante la maravillosa vista que se haya frente a mi.

Una playa paradisiaca, es el escenario predispuesto para una velada romántica. Extendidas sobre la pálida arena, descansan suaves sabanas blancas cubiertas con decenas de almohadones rojos adornados con bonitos bordados en oro, los cuales crean un espacio acogedor y sumamente especial, a su lado se vislumbra una charola de plata con fruta, vino y queso, entre otras cosas, todo rodeado por un rastro de aterciopelados pétalos de rosas rojas, blancas y rosadas, además de velas en todos los tamaños y formas.
Totalmente estupefacta volteo hacia a Alex que me observa midiendo mi reacción.
Observo cada detalle de su perfecto rostro, grabándolo en mi memoria, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lo beso entre lágrimas.

-Es hermoso - susurro sobre sus labios - gracias.

-Tu eres hermosa - sonríe volviendome a besar - Nunca tuvimos nuestra luna de miel...

-Donde estamos?-pregunto volteando hacía en mar.

-A 35 km de casa - responde Alex abrazandome desde atrás - en la Isla Santa Catalina.

-Es maravillosa- afirmo y lo beso- tu eres maravilloso.

En algún momento de la noche, entre bocados y besos, perdimos nuestra ropa y con ella la noción del tiempo. Nuestras almas y nuestros cuerpos se enlazaron en una danza de pasión y fuego, transformándonos así en una sola persona, único y extraordinario ser.
Recibimos el amanecer abrazados, vistiendo nada más que desnudes, extasiados como nunca, realmente felices.

-Por qué te casaste conmigo Alex?- pregunte envuelta entre sus brazos.

-Porque te amo- susurró - siempre lo he hecho.

Esas fueron todas sus palabras, la única explicación y yo no necesitaba nada más, salvo sentir sus labios.

Tráfico y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora