« false god »

1.3K 105 54
                                    

—ok, esto es un lemon que hallo puede ser un poco confuso, no por el hecho de ser un lemon ?) sino por algunos temas que abarco dentro del OS. Este es mi punto de vista del EreMika, que no les voy a andar con rodeos, para mí es una relación tóxica en muchos momentos, especialmente en este periodo de tiempo dado que el Eren después del cap 90 del manga es la cosa más tóxica que puede existir para Mikasa, there, I said it, no me maten porfa :(. Sin embargo, creo que eso para mí es parte del encanto y la esencia del ship, el EreMika es angst en su estado más puro. Sólo quería recordarles, que las relaciones tóxicas y los comportamientos tóxicos no están bien y tampoco deberían ser tolerados. (tremendo juego de palabras, luego verán porqué, gg)

—lo siento, me pasé un poco de la fecha de entrega, aún así espero que les guste porque fui más quisquillosa de lo normal con este OS. ¡Disfruten!

—o—

" but we might just get away with it
religion's in your lips
even if it's a false god
we'd still worship

—o—

Era la más placentera de las torturas el sentir la adrenalina corriendo por su cuerpo cuando sus ojos colisionaban en la oscuridad de su habitación y él, con su mera llegada vaticinando el inminente escape de su raciocinio, le dedicaba esa sonrisa ladina que ella ya conocía, misma que destilaba una complicidad peligrosa. Y entonces Mikasa sabía que esa noche el deseo de volver a gemir su nombre con la respiración entrecortada y perderse entre las caricias de sus manos firmes la volvería a traicionar.

Nunca supo con exactitud en qué momento todo se le fue de las manos, tampoco cómo fue que algo tan simple como un casto beso bajo la lluvia había desencadenado un hambre dentro suyo que sólo él podía saciar. No midió las consecuencias al entregarle su cuerpo, aunque pudiera haber sido porque él, sin saberlo, ya se había hecho poseedor de su alma.

Recordaba bien el momento en que sus labios encontraron los ajenos bailando bajo una tempestad en medio del parque de Trost, aquel veintinueve de septiembre para siempre grabado a fuego en su memoria. Podía sentir como las estrellas brillaban sólo para ellos. Ya eran cuatro meses de aquello, y todo no había hecho mas que magnificarse día a día. A finales de octubre, el muchacho sostuvo con delicadeza su mano en medio del comedor y cuando hubo atraído miradas suficientes, hizo público su romance. La primera semana fue algo rara, no por el hecho de acostumbrarse a su reciente noviazgo en sí, sino por toda la atención que acapararon. Mas, con el transcurso de los días, todo se fue asentando y ya no habían más miradas sorprendidas cuando los veían tomados de la mano. Había sido un alivio no recibir más preguntas repentinas de "¿en verdad son novios?" a cualquier hora del día y a veces en las más inoportunas situaciones. Tampoco es como si pudieran recriminarles, aún cuando en los dos años que llevaban de paz habían aumentado las parejas en la Legión, seguía siendo algo poco común y más cuando ellos solían ser muy públicos al respecto.

Para mediados de noviembre, ya ella era suya. Lo sentía en su alma y llevaba sus huellas tatuadas con tinta invisible surcando toda su piel. Ese invierno se había convertido en el más cálido que Mikasa Ackerman había sentido hasta la fecha gracias a él. Eran noches en que mientras la temperatura afuera descendía sin parar y el viento aullaba enfurecido contra su ventana, Eren solía rodear su cintura con sus brazos para envolverla en un abrazo donde el dolor del pasado era sólo un mito, y luego de eso besaba su frente con pureza al tiempo que, Mikasa, extasiada y ebria de gozo, se permitía dormirse en su regazo y soñar con una eternidad allí. El calor de la chimenea no podía ni remotamente compararse con la calidez con la que Eren besaba sus labios y sostenía su cintura, o con ese primer te amo que escuchó salir de su boca aquella noche de Acción de Gracias, cuando él le agradeció a Dios o a cualquier fuerza o entidad invisible por haberla puesto en su camino. Y entonces sonreía para sí misma y negaba con la cabeza, mordiéndose el labio inferior con emoción y el alma inflándosele a reventar de orgullo. Y entonces su sonrisa se deshacía al instante, cuando caía en cuenta de que, en el cruel mundo en que vivían, las cosas bonitas no duraban nunca lo suficiente para ser disfrutadas a plenitud.

One Shots; EreMika Donde viven las historias. Descúbrelo ahora