« cafuné »

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• ¡Hola de nuevo! Regresé, y regresé con las manos llenas —insertar risa malvada aquí—. Tomen este one-shot como mi regalo de Navidad y Año Nuevo, de mí para ustedes jsjs. Verán, el siguiente relato contiene una escena digamos que... picante, y estoy medio nerviosa porque hace mil años que no hacía nada del estilo, pero aquí no le tenemos miedo al éxito, claro que no. Este one-shot se ubica en el universo alterno de la cabaña. Sin más, los dejo leer, ¡nos vemos abajo! •

—o—

—cafuné: acto de acariciar el cabello de alguien.

—o—

" me gustas cuando callas porque estás como ausente.
distante y dolorosa como si hubieras muerto.
una palabra entonces, una sonrisa bastan.
y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

• Pablo Neruda • poema 15 •

—o—

Hay algo que la inquieta en los ojos de su amante. Mikasa no sabe con exactitud lo que causa ese escalofrío siniestro que baja por su columna cada vez que intercambia una mirada fugaz con aquellas esmeraldas que relucen al verla; tampoco está segura de querer averiguarlo.

Los días pasan sin pena ni gloria en la cabaña. Las mañanas son amenas, sin apuro alguno. La rutina forma ahora parte de su vida, y se ha acostumbrado más rápido de lo que creía a ella.

Eso la asusta.

Es la opresión que se anida en su pecho la que no le permite sentirse a gusto en este lugar idílico. Convive día a día con la sensación constante de no estar en el lugar correcto, aún si se dice una y mil veces al espejo que donde sea que esté Eren, es ahí a donde ella pertenece. Pero incluso su propio reflejo le produce repelús. La bilis le quema las entrañas al mirarse a los ojos y una angustia traicionera se enrosca en su estómago como una víbora y se abre paso por sus adentros, siseando en su oído, susurrándole.

Se pasa las manos pálidas por su cabello de medianoche, ha crecido desde... ¿cuánto tiempo ha pasado? Desconoce la respuesta, y de igual modo prefiere ignorarla. Sus ojos grises titubean al encararse. No se siente ella misma.

Mikasa ha soñado vivir de esta manera desde que era una niña huérfana que solo podía llamar como suyo a sus ilusiones de paz. Aquellos días, se reconfortaba antes de dormir en escenas como las que vive ahora para seguir adelante sin caer víctima ante la locura. Sin titanes, sin un mundo hostil que la asfixiara en su espiral de odio. Hecha para la violencia, el corazón de Mikasa aborrecía reconocerse a sí mismo como un arma, y hallaba consuelo en un futuro incierto, donde ya no habría que pelear.

¿Ahora? Ahora se siente fuera de lugar. Ahora antes de dormir solo ve oscuridad, y más allá del sentimiento de vacío permanente en su estómago, su mente no hace más que recordarle lo afortunada que debe, tiene que sentirse por estar aquí.

Es todo lo que siempre quisiste, le reprocha. Ella cierra los ojos, buscando acallarlo, sin éxito.

Mikasa quiere correr lejos, exigirle a sus pies hasta que no den a basto y huir.

Pero hay algo que la perturba en los ojos de su amante, los cuales la miran ahora a través del espejo, fijos, como si fuesen capaces de leerle el pensamiento, y la acusan de algo que ni siquiera ella sabe; aunque quizás es solo su paranoia.

One Shots; EreMika Donde viven las historias. Descúbrelo ahora