—Yep, sigo viva, sorprendentemente. Sólo pasaba por aquí a dejarles este drabble para compensarles por mi ausencia en lo que termino de escribir otro OS más largo y mejor redactado que este, porque ya ha pasado demasiado tiempo sin que yo siquiera pensara en escribir y siéndoles honesta, extrañaba esto :'). Ojalá les guste, ¡nos leemos abajo!
—o—
drabble, ambientando en el universo alterno de la cabaña.
—o—
" take me to the lakes where all the poets went to die
I don't belong, and my beloved neither do you
those Windermere peaks looks like a perfect place to cry
I'm setting off, but not without my muse „—o—
La calma era abrumadora. Nunca había lidiado con ella a lo largo de toda su vida, repleta de desgracia tras desgracia sin suspiro de por medio. Había buscado la tranquilidad, la había anhelado en sueños e imaginado vivirla cuando miraba a las estrellas en busca de respuestas, sin embargo, ahora que estaba rodeada por ella, no terminaba por acostumbrarse.
Por años, su día a día consistía en un sólo pensamiento constante pasando por su cabeza: aquel podía ser su último día. Y lo vivía como si en verdad lo fuera, porque las posibilidades apuntaban a ello todo el tiempo. La rutina era el caos, siempre lo fue. Lo consideraba como algo normal, parte de su persona y su entorno. Eren vivía el momento, el ahí y ahora. Por ende, no le gustaba hallarse con tanto tiempo para detenerse a pensar las cosas ahora que podía. Lo hacía temblar, eso de contemplar que la quietud le gustaba y podía desaparecer en cualquier momento junto con ella.
La calma era abrumadora, sí, pero de alguna extraña manera, también reconfortante.
Habían comenzado a crear su propia rutina. Él, que al abrir sus ojos lo primero que le pasaba por la mente solía ser la desesperanza, ahora despertaba con la mente en blanco y una maraña de cabellos negros desordenados al lado suyo. A veces le asustaba levantarse de madrugada y sentir un peso en su cama, para luego recordar todo lo que había pasado y suspirar.
Había dando rienda suelta a su egoísmo esa noche, y no se arrepentía en lo absoluto.
Quizás, a veces, su consciencia le reclamaba haber dejado detrás a sus compañeros, no haberse parado a pensar en las consecuencias, pero, ¿Cuándo había él pensado alguna vez en las consecuencias? Eren era un espíritu libre, actuaba según su corazón dictaba y sí bien, las exigencias de éste habían sido egoístas y más que desconsideradas, no podía ignorarlo.
Le fue imposible negarse a todo lo que se le ofrecía.
Una vida, paz, ella.
Mikasa se removió incómoda en su regazo, probablemente teniendo alguna pesadilla. Sabía que habían aumentando desde el día en que huyeron, dejando el mundo a su suerte. Mikasa era una esclava de la culpa que la carcomía en las noches cuando no podía controlar el rumbo de sus pensamientos furtivos, y él no estaba muy lejos de aquello, sin embargo no cambiaría nada de su realidad junto a ella. La observó a su lado, con la nariz arrugada y murmurando un Eren medio adormilada aún. Abrió sus ojos rasgados con esfuerzo y se frotó los mismos con las manos con tal de hacer desaparecer la sensación de sueño por completo.
Se detuvo en sus rasgos, contempló a la chica a su lado con la cual compartiría el resto de sus días con total y absoluta adoración. La luz de sus ojos, la persona por la cual daría la vida sin titubear y la mujer que juró amar hasta que se apagase la última estrella en el firmamento nocturno que noche tras noche apreciaban sin falta.
Mikasa fue luz en oscuridad, y es, desde el día que decidió dejarlo todo por ella, lo único que lo hace aferrarse a la vida con tantas ganas.
—Está al amanecer—la escuchó balbucear y giró la cabeza hasta la ventana para apreciar su silueta desnuda. Ni siquiera había sentido cuando se había levantando por andar perdido en sí mismo.
Estaba mudo frente a ella y su belleza, débil ante los estragos que aquel cuerpo causaba en su pecho. A veces temía que una de las mariposas de su estómago escapara de ahí y se posara en Mikasa, aunque pensándolo bien aquello sería una vista divina.
De todas las preguntas que lo asediaban, había una en particular que tenía por mala costumbre merodear de más y robarle el sueño cuando ella envolvía su cintura por detrás y se aferraba a él en busca de calidez.
¿Cuánto duraría aquello?
Eren no había vivido mucho y ciertamente no lo haría, pero sabía que no tardaría mucho en acabarse aquel paraíso. Ese presentimiento nefasto le quitaba incluso el apetito y Mikasa lo miraba entonces, con el ceño fruncido y sus ojos grises opacos cuestionándolo en silencio. Varias veces le había preguntado si es que cocinaba mal. Eren sólo sonreía y bebía la sopa con gusto con tal de complacerla y atrasar el interrogatorio.
—Vuelve a la cama, todavía tenemos algo pendiente— la asiática lo miró con una sonrisa ladina y se relamió los labios, dubitativa. Eren, notando aquel gesto, palmeó su lado de la cama dos veces, invitándola a volver a su regazo.
—¿De nuevo?— inquirió divertida, su voz ligera y cálida mientras se sentaba en el borde de la cama.
Eren sólo se dedicó a analizar sus movimientos. Mikasa aún observaba los primeros destellos del alba relucir a través de la ventana.
—Quiero que esto dure para siempre.
Y yo también, Miky, yo también, se vio tentado a decir en voz baja, mas su amante tenía buen oído y no estaba de humor para ser descubierto. Además, sintió sus manos en su cuello y un beso breve en su clavícula que siguió descendiendo hacia su pecho, y al mirar hacia abajo, encontró su mirada colapsando con la suya.
La eternidad a su lado se quedaba corta. Y por ahora, seguiría dándole largas al interrogatorio con tal de seguir disfrutando de aquel dulce ensueño.
—o—
Siempre quise escribir algo sobre este universo alterno de la cabaña y ya me di el gustito uwu. Ha pasado un largo rato desde que actualicé por última vez y me disculpo por ello, lamentablemente fue por cosas que escapan de mi control y problemas familiares, pero ya todo está relativamente tranquilo. Espero que les haya gustado, y si fue así, me encantaría que votaran para hacérmelo saber y comenten que les pareció, cualquier reacción me alegra el día <33. Hasta dentro de poco,
isa🌸.
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One Shots; EreMika
Fanfiction« Di que me recordarás en un bonito vestido, contemplando maravillada la sublime e inigualable belleza de un cielo teñido en colores cálidos; con mis labios enrojecidos de tanto besarte y mis mejillas sonrojadas por el atardecer; y qué me volverás a...