« lifetime »

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" was there a lifetime waiting for us
in a world where I was yours?

—o—

Muchas cosas habían dejado de cobrar sentido a raíz de su ausencia. El amor, pensaba Mikasa a veces, era una de ellas.

Se le hacía tediosa la idea de volver a querer a alguien de esa manera en la que lo amó a él: espontánea, a ratos desinteresada y de cuando en vez, nada más que egoísta en todos los sentidos. Sentía en su pecho improbable, por no decir que imposible y, cuando caía la lluvia al compás de sus lágrimas, cuando se refugiaba de la fría crueldad del mundo acudiendo a su tumba, y la tarde se le iba entre sollozos y silencio por luto a palabras que nunca fueron dichas y murieron en sus labios: en esos instantes, efímeros y eternos, volver a amar se sentía como algo profano y contemplar la sola posibilidad le revolvía las entrañas. Le sabía amargo entregarse a tanto de nuevo, y también le sabía amargo saber que quizás, jamás lo lograría, al menos no como lo hizo con Eren.

No era que le faltaría al respeto a su memoria, sabía que Eren hubiera querido que no le guardara ningún tipo de luto, aunque le suponía imposible ignorar esa punzada de culpabilidad y el nudo que se asentaba en su estómago y se estrechaba cuando sopesaba su futuro con otro hombre a su lado que no fuera él.

Mikasa tuvo una vez su vida planeada al lado de Eren, hace mucho tiempo atrás, tanto que temía todos los días olvidar cómo era el sonido de su voz. Alguna vez hubo un vestido de novia, que merodeaba aún por los rincones más profundos de sus sueños, donde una marcha nupcial se oía a lo lejos. Presente estuvo la ilusión tierna de, algún día, desfilar hacia un altar inundado en flores.

Mikasa despertaba llorando de esos sueños. Lúcidos, nítidos como la vida misma, y crueles.

Ayer la había visitado, él, y de paso también la melancolía que traía consigo. Sus ojos avellanados le sonreían como de costumbre, hechizados al verla y hechizada ella ante su presencia. Un campo sin límites, una playa desconocida, una cabaña remota, cualquier lugar se convertía en un paraíso efímero durante el tiempo que la bendijera con su compañía pasajera.

Pero había algo diferente esta vez en él.

Algo en su mirada que hacía su corazón achicarse temeroso en su pecho, que impregnaba cada latido con culpa. La última vez que visitó su tumba, le había comentado la fecha de su boda, y una brisa repentina volcó su canasta. Mikasa, poco supersticiosa, le dio mínima importancia en aquel entonces, mas luego, en una de sus incontables noches de insomnio mientras veía las cortinas bailar al ritmo del viento, una silueta demasiado reconocible se dibujó detrás de ellas, y entonces se detuvo su respiración. No existían casualidades en el mundo —decía siempre su madre— y Mikasa había vivido tantas cosas, que un fantasma enfadado sonaba incluso inofensivo.

Sin embargo, frente a frente, los ojos de Eren solo la veían con la más absoluta adoración.

Desearía ella que todo esto tuviera un propósito más allá de su egoísmo, de su miedo a la soledad, pero ha buscado en todos los rincones de su ser una razón en la cual refugiarse de la culpa que la carcome, y jamás encontró. No es que Mikasa no quisiera a Jean, sin embargo, muy en sus entrañas sabía que sus pupilas no se encendían como luceros al verle llegar, el aire no quemaba en sus pulmones, no estaba ya ese amor que la consumía. A raíz de ahí, sus temores de ver la vida pasar sin volver a sentirse realmente viva.

Mas a su pesar, Mikasa seguía siendo humana, por ende, imperfecta.

Anhelaba el calor de un cuerpo en las noches, charla en tardes lluviosas, un compañero de vida con el cual esperar un final. Cosas sencillas que en su cabeza se enmarañaban en acertijos imposibles. La última vez que Armin le visitó, se arrodilló ante él rogando alguna especie de amnistía, como quien cometiese el más impío de los crímenes. La mirada que le dedicó el rubio le apaciguó algo en su pecho angustiado. Fueron horas de conversación que desembocaron en lágrimas de ambas partes, y la invitación a su boda que Mikasa le deslizó por sobre la mesa después de recibir un perdón que Armin, para su tranquilidad, le confirió.

Sería él quien la entregara al altar, el mismo que ahora tocaba su puerta con suavidad, anunciando que automóvil ya estaba afuera.

Mikasa repasó su silueta en el espejo reparando en detalles, desde la tiara sencilla que portaba, obsequio de Kiyomi, hasta el fino collar que descansaba sobre su pecho. Cerró sus ojos con desgano ante la incertidumbre gestándose en sus entrañas. Los nervios antes de la boda eran comunes, pero Mikasa sabía que era algo más.

Algo que al abrir los ojos le arrancó el aliento.

Su visitante nocturno había vuelto a ella, vestido en traje de gala para la ocasión. Lo observó acercarse mediante el espejo, paso a paso, en silencio. Una vez detrás suyo, posicionó sus manos en sus hombros, y Mikasa no supo si fue su mente, aún con su tacto grabado, engañosa y vil, la que le hizo estremecerse ante una calidez inexistente, y cerrar los ojos en la sorpresa de un beso tierno en su mejilla. Se prohibió llorar cuando murmuró a su oído vas a estar bien, y sumirse en un abismo cuando al volver a abrirlos, ya no estaba.

Había vuelto a ella, con aroma a despedida, y la certeza de su venidera fortuna.

Se limpió la lágrima traicionera que halló cauce en su mejilla derecha, y sin perder tiempo, dio un último reparo a su reflejo. La incertidumbre se había despejado, dándole paso a un sentimiento liberador.

No había sido en esta vida, pero sería en la siguiente, y en todas y cada una de las futuras.

Eren había dado la vida por ella, y mientras abría la puerta y sus ojos divisaban el rostro sonriente de Armin, y sus damas de honor, quizás la idea de permitirse el amor, volvía a cobrar algo de sentido.

—o—

¡Hola! Mucho tiempo sin pasarme por acá.
La vida se me ha hecho un ocho con todo el tema de que empecé la Universidad, y encima de todo eso, me enfermé de amigdalitis y fue horrible :c, por tanto disculpen si este one-shot no tiene la calidad que acostumbro a entregar, pero no podía vivir con esa cosita en el pecho de que no había actualizado por acá.
Este one-shot es medio especial, es mi visión —en parte, porque haré más one-shots sobre el tema—, de cómo Mikasa llevó su duelo, esta es su absolución. Hay mucho para hablar del tema, pero está su aceptación y su avance, que hay que ser realistas, no iba a quedarse llorando toda su vida, no por eso dejó de amarlo. En fin que el tema da para mucho y me enredo JAJAJ.
Si les gustó dejen su voto y no olviden comentar que les pareció, adoraría leer opiniones <33.

isa.

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⏰ Última actualización: Mar 26 ⏰

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