Samantha llegó a su casa derrotada. El día de trabajo había sido muy duro, y quería tomar una ducha caliente para destensionar los músculos.
Dejó su bolso en el mueble de la entrada y se dirigió al baño. Justo cuando iba a preguntar en voz alta por su novio, oyó el ruido del agua caer. Sonrió con picardía y se quitó toda la ropa.
Abrió la puerta sin hacer ruido y vio el cuerpo desnudo de Flavio. Se mordió el labio y se adentró en la ducha intentando disimular.
Flavio, que había oído como su novia se colaba dentro del baño, no se sorprendió cuando dos brazos rodearon su cintura.
-Hola, bebé- dijo Samantha después de darle un beso en el cuello.
El murciano se dio vuelta y besó a Samantha. Ella aprovechó para pasar sus brazos por la nuca de Flavio y él le dio un apretón en el culo. Con un mordisco en el labio inferior, se separó de la rubia.
-Hola, cariño.
Atacó nuevamente sus labios, pero ahora una de sus manos estaba en la entrepierna de Samantha, acariciando sus pliegues que ya estaban húmedos. La empujó contra una de las paredes de la ducha y se arrodilló frente a ella.
Sin dar vueltas, separó las piernas de la rubia y metió su lengua en el coño de Samantha. Succionaba y lamía cada centímetro de su novia. Tres de sus dedos se metieron dentro de ella, y un gemido desgarrador salió de la garganta de Samantha.
Flavio hizo que la rubia ponga una pierna sobre su hombro para que la tarea sea más fácil. En esa nueva postura, siguió lamiendo y masturbando el coño de su novia.
-F... Fla- susurró entrecortadamente Samantha.- Me corro.
El murciano no dijo nada, simplemente comenzó a mover más rápido los dedos y a lamer su clítoris con ímpetu. Sintió las piernas de Samantha temblar y acompañada de un fuerte gemido se vino en su boca.
Se levantó del suelo y besó a Samantha, compartiendo su sabor. La sujetó de la cintura porque sus piernas aún temblaban.
-Flavio- dijo Samantha en medio del beso.
-¿Qué pasa, bebé?.
-Fóllame, por favor- habló ella mientras lo miraba a los ojos.
Flavio sintió como su polla se endurecía más si eso era posible. Con rapidez tomó el cuerpo de Samantha y lo dio vuelta, haciendo que los pechos de ella se aplasten contra la pared de la ducha. Sin previo aviso la penetró por detrás, ganándose un gemido desgarrador de su parte.
-¡Ah!- gritó ella- Sigue, sigue, por favor.
El murciano comenzó a bombear más fuerte dentro de Samantha. Dirigió una de sus manos al clítoris de la rubia y comenzó a estimularlo con sus dedos. Los gemidos de Samantha retumbaban por las paredes del baño.
Flavio la dio vuelta y la penetró nuevamente, ahora por delante. La tomó del cuello y ejerció algo de presión, cosa que a Samantha la volvía loca. El castaño vio como la rubia comenzaba a masajear sus pezones, y con rapidez dirigió su boca a una de las tetas de su chica. Chupó y lamió, llenándolos de su saliva.
Las piernas de Samantha comenzaron a temblar, y Flavio supo que estaba cerca, muy cerca. Volvió a acariciarle el clítoris y aumentó la velocidad de sus estocadas, volviéndola loca. Él también estaba cerca del orgasmo, por lo que siguió bombeando dentro de ella con fuerza.
Samantha se corrió primero, apretando los ojos y rasguñando la espalada de su novio.
-Córrete dentro de mi- le dijo Samantha al oído dejándole un mordisco en el lóbulo.
-Sam...- susurró él.
No hizo falta más para que Flavio se vacíe dentro de Samantha, llenándola de semen. La rubia dirigió uno de sus dedos a su coño y tomó algo de aquel líquido espeso, para despuéd llevárselo a la boca y chuparlo.
La ducha continuó como cualquier otra. Ambos enjuagaron el cuerpo del otro con amor y delicadeza.
Salieron de la ducha y se secaron. Samantha se miró en el gran espejo que cubría una de las paredes del baño y pudo ver como su cuello seguía algo rojo, al igual que sus tetas. Envolvió su cuerpo con una toalla y se dispuso a salir.
Se dirigió a la puerta, pero una mano en su cintura la detuvo.
-¿Dónde vas?- preguntó Flavio, al mismo tiempo que la atraía hacia su cuerpo y le quitaba la toalla, dejándola caer al piso.- No he terminado contigo- dijo para después besarla.
Samantha pasó sus brazos por el cuello de Flavio, impidiendo que se mueva. El murciano apretó el culo de Samantha, restregándose deliciosamente contra ella.
Samantha se separó de Flavio y se arrodilló frente a él, encontrándose con una prominente erección. Pasó la lengua desde la base hasta la punta, disfrutando del sabor. Flavio tomó la cabeza de su chica con ambas manos y decidió tomar el mando.
-Abre la boca- le dijo con dureza.
Samantha obedeció. Le encantaba cuando Flavio la dominaba. El murciano colocó la punta de su polla en la boca de la rubia y la introdujo lentamente, asegurándose de que Samantha no se ahogue ni esté incómoda.
-Chupa.
La rubia comenzó a mover la cabeza al mismo tiempo que Flavio bombeaba dentro de su boca. Leves arcadas amenazaban con salir desde lo profundo de su garganta, pero lo ignoró.
Cada vez lamía y chupaba más rápido, haciendo que Flavio se vuelva loco. El murciano estaba cerca del orgasmo, y Samantha lo notó, por lo que aumentó la velocidad del vaivén. Un líquido espeso recorrió su garganta, y Flavio sostuvo su cabeza contra él, impidiendo que se moviese. Tragó todo, y con algo de dificultad se levantó del suelo para después besar a su chico.
Flavio dio vuelta el cuerpo de Samantha y la estampó contra el lavabo, haciendo que sus tetas queden contra la superficie fría.
Sin aviso la penetró con brutalidad, haciendo que Samantha grite entre una mezcla de placer con dolor.
Sin duda las tensiones se las había quitado.
Hola, estoy aquí de nuevo. No me caso no me rindo.
A disfrutar.