Samantha iba al gimnasio 3 veces por semana. Y los días que no iba, se ejercitaba en su piso.
Ese día estaba muy cachonda. Por la mañana, Flavio, su novio, le había comido el coño apenas despertarse. No le hizo falta mucho para correrse, pero aún así seguía con ganas de una buena polla.
Sabía que Flavio iba a regresar pronto, pero de igual manera no podía esperar. Mientras hacía ejercicio, pensó en una forma de masturbarse.
Recordó que en uno de los cajones de la mesita de noche guarda una polla de juguete, larga y gorda, que se adhería a las superficies.
Se le iluminó la mente al pensar en algo que probablemente disfrutaría y repetiría. Corrió a buscar el consolador y se quitó toda la ropa, quedando desnuda.
En la bicicleta fija que tenían en el piso, justo en la almohada del asiento, pegó la polla. Su coño se mojó de solo pensar que todo eso estaría dentro de ella.
Con cuidado pero con ganas, se sentó sobre la polla de juguete. Gimió al sentirla entera, y comenzó a pedalear. Por obvias razones, a los pocos minutos dejó de "hacer ejercicio" y comenzó a saltar sobre el consolador.
Estaba tan excitada que no notó cuando Flavio llegó a casa. El chico, apenas entró, escuchó gemidos en el lugar en donde tenían las cosas para hacer ejercicio.
Se dirigió rápidamente hacia allí, sin querer perderse lo que ocurría. Sintió la polla endurecerse al encontrar a su novia saltando sobre el consolador que él mismo le había regalado.
No podía parar de ver esa imagen. Samantha totalmente desnuda, sobre la bicicleta fija que tenía una polla de jueguete, saltando y gimiendo como loca. Se quitó la camiseta y los pantalones, dejándolos tirados en el piso.
Se acercó a su novia y le besó el cuello. Samantha no se asustó, pues ya le había oído y sabía que la estaba observando.
-C-cariño- dijo ella.
-Sigue, sigue saltando. Me la estás dejando durísima- le dijo Flavio al oído, al mismo tiempo que le tocaba las tetas.
Samantha no podía decir nada, estaba al borde del orgasmo y las piernas comenzaron a temblarle. Flavio se dio cuenta de ello, y dirigió una mano al clítoris de su novia, masajeándolo fuertemente.
-¡Ah!- gimió ella al llegar al orgasmo.
Sentía todo el coño mojado, y al mirar hacia abajo pudo ver que sus líquidos chorreaban por el asiento de la bicicleta.
-Hola, mi amor- saludó a Flavio una vez que se recuperó del orgasmo.
Miró la entrepierna de su novio y pudo ver un bulto enorme. Samantha sabía que la polla de su novio estaba por reventar.
Con cuidado, se bajó de la bicicleta, sintiéndose vacía al instante y extrañando la sensación de sentir una polla en su interior.
Rodeó el cuello de Flavio con sus brazos y lo besó con ardor, transmitiéndole todo lo que sentía. Dirigió una mano dentro de la ropa interior de su novio, y solo con sentir su polla gorda y palpitante volvió a mojarse.
-Sam...- gimió Flavio, sintiendo como la mano de su novia comenzaba a acariciar su erección.
-Hoy me dejaste con las ganas de ser follada- le dijo ella, al mismo tiempo que aumentaba la velocidad de su mano- Quiero que ahora me lleves al sofá, o a dónde sea, y me la metas en el coño.
Flavio, nada más escuchar las palabras de novia, hizo que se arrodillara en el suelo. Él imitó su movimiento, y ahora ambos se encontraban en la misma posición.
-No nos hace falta el sofá, cariño- le dijo él.
El de gafas dirigió una de sus manos al coño de Samantha y le acarició el clítoris, y de repente le metió tres dedos.
-F-Fla- gimió Samantha.- Q-uiero ¡Ah! Quiero más.
Flavio no pudo aguantar y de manera brusca hizo que Samantha se acostara sobre el suelo. Con las manos le separó las piernas, dejando a la vista el coño mojado de su novia.
Se agachó a la altura de su coño y comenzó a lamerlo. De arriba a abajo, justo como esa mañana. Succionaba sus labios y chupaba su clítoris. Movía la lengua en su interior al mismo tiempo que le metía los dedos.
Samantha se deshacía bajo la lengua de su novio, pero aún necesitaba más. Con las manos separó la cabeza de su novio, y con solo una mirada le indicó lo que quería.
Flavio se bajó la ropa interior y la tiró por algún lugar de la habitación, sin importarle en donde caía. Se colocó entre las piernas de su novia y de una vez se la metió.
Samantha gritó del placer, y comenzó a mover sus caderas para indicarle a Flavio que comenzara a moverse. Y cuando comenzó, no lo hizo lento. Las embestidas eran fuertes y rápidas. En la habitación solo se oían las respiraciones agitadas de ambos y sus cuerpos chocando.
-Más rápido- pidió Samantha entre gemidos.
Flavio aumentó la velocidad y sintió las piernas de su novia temblar, indicando que estaba por correrse. Comenzó a follarla más fuerte hasta que Samantha llegó al orgasmo.
-Sigue follándome- rogó ella.- Cuando estés por correrte hazo en mis tetas.
El de gafas solo podía mirarla con los ojos nublados del placer, pero le hizo caso. Siguió metiéndosela hasta que sintió que estaba a punto. Sacó su polla del coño de Samantha y se acercó a sus tetas, masturbándose para así poder llegar al orgasmo.
Cuando lo hizo, el líquido blanco cubrió las hermosas tetas de su novia, bañándolas por completo. Samantha comenzó a acariciarse los pezones, resfregándose el semen por todos lados.
Aún así, sentía que quería más. Aprovechando que su novio estaba de rodillas al lado de ella, se acomodó para que la polla quedase en su cara. Pasó su lengua desde la base hasta la punta, sintiendo el sabor de Flavio.
Fue cuestión de minutos para que la polla de su novio vuelva a estar dura y erecta para ella. Cuando consiguió lo que quería, se la metió de lleno a la boca, tragándosela entera.
Flavio tomó el pelo de Samantha y comenzó a moverla a su gusto. Primero rápido, llenado la boca de la rubia de su polla, y después lento, disfrutando de la sensación de los labios de su chica rodeando su erección.
Estaba a punto de correrse, pero quería hacerlo con ella. Por lo que se acostó en el piso y le indicó que se sentara sobre él. Samantha obedeció y apenas se penetró con la polla de su novio comenzó a saltar.
Sus tetas rebotaban, y sus movimientos eran muy rápidos. Sentía toda la polla de Flavio en su interior, gorda y dura. Sus piernas comenzaron a temblar del placer y estaba al borde del orgasmo.
-Vamos, cariño- le dijo Flavio entre gemidos.
Samantha se corrió primero, bañanado la polla de Flavio de sus fluídos, y el chico no tardó en correrse al sentir la calidez de su novia.
Llenó su coño de semen. Cuando Samantha se quitó de la polla de su chico, Flavio le metió tres dedos, buscando que se corra otra vez.
-F-Fla- gimió ella, sintiendo un placer inexplicable.
Flavio solo aumentó la velocidad de sus dedos, metiéndolos y sacándolos con fuerza. Samantha volvió a correrse, teniendo un segundo orgasmo en cuestión de minutos.
Holi, he vuelto. No está corregido, lo siento si hay un error.