Flavio se encontraba en una esquina de la discoteca observando como una rubia movía las caderas. Estaba mal, él tenía novia y la quería más que a nada en el mundo, pero aquella mujer había captado su atención totalmente.
Pudo ver como la rubia se dirigía a la barra, y Flavio aprovechó la oportunidad para ligársela.
-Un vodka con limón- escuchó que le decía al mozo.
-Que sean dos- dijo él detrás del cuerpo de la chica.
La rubia se dio vuelta y lo miró de pies a cabeza, dándole un buen repaso. Se mordió el labio cuando vio su paquete.
-Soy Samantha, encantada- habló ella.
-Flavio- respondió él.
-Aquí tienen- interrumpió el mozo, dejándoles su bebida sobre la barra.
Ambos tomaron la copa y en pacto implícito se fueron al centro de la pista. Samantha meneaba su culo contra la polla de Flavio, mientras él la tomaba por la cintura para que no se moviese.
La rubia se dio vuelta y pasó sus brazos por el cuello de Flavio, acercando peligrosamente sus caras. Fue él quien dio el paso y la besó. Al principio fue un beso normal, pero ella abrió la boca, invitando a Flavio a besarla profundamente, y él lo acepto.
Samantha se separó de Flavio y con la cabeza le indicó que la siguiera. La rubia lo llevó a los baños, y entraron al cubículo de discapacitados para intentar tener más privacidad.
Apenas se cerró la puerta, Flavio acorraló contra una de las paredes a Samantha para besarla. Sus manos se colaron dentro del vestido corto de la rubia, tocando su culo y jugando con el elástico de su tanga.
Samantha le quitó la camisa a Flavio, tirándola en el suelo. Se separó de su boca para besarle el pecho. El castaño le bajó los tirantes del vestido, dejando al aire dos grandes tetas. Se mordió el labio y tomó del cuello a Samantha para besarla, y después bajar por su pecho hasta llegar a sus senos y metérselos en la boca.
Los gemidos de Samantha podían escucharse por todo el baño. Muy a su pesar, tomó la cabeza de Flavio y la separó de sus tetas. Lo empujó hacia el váter, procurando antes que esté la tapa cerrada, y se arrodilló frente a él.
Le desabrochó los pantalones, y se los bajó junto a los bóxers. Una gran polla erecta se escondía bajo la tela, y sintió como su coño se mojaba aún más.
Abrió la boca y se tragó todo el miembro de Flavio, haciendo garganta profunda. Sintió las manos del chico en su cabeza, y dejó que la guiase como él quisiera, le encantaba que la dominaran a la hora de follar.
Flavio comenzó a mover la cabeza de Samantha a su gusto, y su gusto era rápido, muy rápido. Podía ver como su polla desaparecía dentro de la boca de la rubia, y eso hacía que se excite más si era posible.
Samantha estaba encantada con la velocidad que marcaba Flavio, le encantaba chupar pollas, y la de él era enorme y gorda. Cuando Flavio se corrió, se tragó gustosa el semen de aquel chico desconocido. Además, se puso los restos en las tetas, masajéandolas.
Se levantó del suelo como pudo, y se dio vuelta dándole la espalda a Flavio. Se quitó el vestido por los hombros, dejándole ver al chico una vista de su culo cubierto de un fino hilo.
-A.. ah- gimió al sentir una nalgada.
Flavio se levantó del váter y tomó a Samantha de la cintura, la dio vuelta para acorralarla contra una pared. Le quitó el tanga de un tirón y metió tres dedos en el coño húmedo de la rubia.
-Estás mojadísima- dijo él, metiendo y sacando sus dedos con fuerza.
Si bien a Samantha le gustaba que la toquen, prefería ser follada por una buena polla, por lo que volvió a empujar a Flavio hacia el váter, y cuando se sentó, ella se colocó a horcajadas. Aún sin penetrarse, comenzó a frotarse sobre la dura polla de Flavio.
El chico no aguantaba más, así que dirigió su polla a la entrada de Samantha y la penetró con fuerza.
-Joder- dijo en un susurro- Esto está mal.
Samantha comenzó a moverse rápidamente, y se imaginó el porqué de lo que había dicho Flavio. Y eso, raramente, la había puesto más cachonda.
-¿Sí?- habló ella, mientras lo besaba.
-Sí, coño. Tengo novia.
-Pues cuando me metiste los dedos no recordaste que existía- le respondió al oído, al mismo tiempo que aumentaba la velocidad de sus movimientos.
Flavio se maldijo en su mente. Lo que había dicho Samantha era totalmente cierto, su novia se había borrado de su cabeza desde que besó a la rubia. Y aunque se sentía mal, estar dentro de Samantha, follándola con brutalidad, se sentía mucho mejor.
La miró y pudo ver en sus ojos cinismo. Estaba disfrutando de verlo debatir en su mente. La levantó de sus piernas y la empujó contra la pared, la dio vuelta e hizo que sus manos quedasen apoyadas sobre la superficie, con los brazos estirados. Dirigió su polla a la entrada trasera de Samantha y la penetró.
-AAH- gimió Samantha- Sigue, por favor.
Flavio comenzó a bombear con más fuerza dentro de ella, volviéndose loco con los gemidos suplicantes de Samantha.
-Más rápido, más. Fóllame, así, sí.
La rubia no podía parar de gemir. Sintió como Flavio se descargaba dentro de ella, llenando su culo de semen caliente. Gimió más cuando unos dedos acariciaron su clítoris, haciendo temblar sus piernas.
Flavio la tomó por la cintura para sostenerla y siguió estimulándole el clítoris, al mismo tiempo que seguía dentro de ella.
Finalmente Samantha se corrió, gimiendo fuerte y con las piernas temblándole. Se dio vuelta y pasó sus brazos por el cuello de Flavio, besándolo con firmeza.
-Sa... Samantha- habló él.
-¿Qué quieres?
Iba a repetirle que estaba mal. Pero qué caso tenía decirlo nuevamente si ya lo había hecho.
-¿Te pone que te manden?- preguntó Flavio, imáginandose una cosa.
-Pues sí.
-Entonces arrodíllate y chúpamela.
Samantha sintió un pinchazo en su centro, ya estaba excitada nuevamente. Sin embargo, se arodilló y aceptó lo que Flavio le había ordenado. Nuevamente, se tragó toda la polla y comenzó a mover su cabeza con rapidez.
Las manos de Flavio tomaron la cabeza de Samantha, dejándola quieta, y él comenzó a salir y entrar de la boca de la rubia. Le estaba follando la boca deliciosamente, y ella lo disfrutaba. Samantha dirigió su mano a su clítoris para acariciarlo, y ahogó un gemido.
Comenzó a mover la cabeza para chupársela más rápido y que se corriera en su boca y en sus tetas. Y lo logró, porque Flavio explotó dentro de ella, y sintió su semen correr por su garganta. Y se echó un poco en las tetas.
Flavio sabía que eso estaba mal, pero eso no explicaba lo bien que se sentía su polla dentro de la rubia.
Quizás esta no era la última vez que se encontraban.
Uno muy tarde. Pero es lo que hay, besos. Disfrutad.
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