Flavio había llegado a la biblioteca con la intención de estudiar, aunque sus planes se vieron destruidos al encontrarse con una chica rubia, que traía un escote que dejaba ver sus grandes tetas.
Se sentó frente a ella, y comenzó a leer algunos de los libros que había escogido, aunque no era capaz de concentrarse. Elevaba la vista cada dos segundos, sorprendido con la chica que estaba en frente suyo.
Las tetas de la rubia sobresalían de su blusa. Flavio sintió como se le endurecía la polla, hasta el punto del dolor. Miró a sus costados y no vio a nadie cerca, por lo que dirigió una mano a su paquete y comenzó a acariciarse sobre el pantalón.
Samantha, que no era tonta, se había dado cuenta de que aquel chico la llevaba observando un rato. Levantó un poco su mirada y lo vio con los ojos cerrados, al mismo tiempo que su mano se movía. Sintió como su coño se humedecía al imaginar la polla del deconocido dentro suyo. Se levantó de su silla sin hacer ruido y con cuidado se sentó a su lado.
Colocó su mano sobre la del chico y éste abrió los ojos para mirarla sorprendido. Iba a decir algo pero los labios de la rubia lo callaron.
-Shh...- susurró Samantha después de dejarle un pico en los labios.- No digas nada.
Flavio sacó su mano y dejó que la rubia de tetas grandes siguiera con lo que él había comenzado. Samantha le desabrochó los pantalones como pudo, y los abrió lo suficiente para poder meter la mano dentro del boxer.
Samantha comenzó con movimientos lentos que poco a poco se fueron intensificando. Bajo su tacto sentía como la polla del chico se ponía cada vez más dura, y eso hacía que se moje más.
Detuvo los movimientos, y antes de que el castaño pudiera quejarse, le dejó un beso en los labios.
-Vamos al baño, bonito. No quiero montar un escándalo.
Flavio se abrochó los pantalones y se acomodó como pudo. Ambos se levantaron y se dirigieron al baño de mujeres, que era el que estaba vacío. Se metieron en un cubículo y Samantha se lanzó a los labios de él.
-¿Cómo te llamas?- preguntó ella cuando se separaron por falta de aire.
-Flavio- dijo dejándole besos en el cuello.- ¿Y tú?.
-Samantha.
Continuaron besándose, provocando una guerra de lenguas. Flavio se separó de la rubia y poco a poco bajó por su pecho, besando el escote que traía. Le quitó la blusa, dejando las tetas de Samantha al aire, y se metió una a la boca.
Samantha apretó la cabeza de Flavio contra ella para que no deje de lamer, aunque eso no estaba en los planes del chico. Se dirigió al otro seno y repitió lo mismo. Dirigió una de sus manos al coño de la chica, y Samantha agradeció mentalmente haberse puesto una falda.
Flavio le acarició el clítoris y la rubia gimió bajito, pero al sentir dos dedos en su interior no pudo evitar contenerse un fuerte grito.
Samantha le quitó la camiseta a Flavio, que cayó en el mismo sitio que su blusa. Le desabrochó los pantalones nuevamente y se los bajó junto a la ropa interior. Lo empujó hacia el vater e hizo que se siente.
Se quitó la falda junto al tanga y se colocó sobre el regazo de Flavio, y comenzó a moverse lentamente. Gimió al sentir el roce de su coño con la polla de Flavio y aceleró los movimientos.
Con la mano, Samantha dirigió la erección de Flavio a su entrada, y se la metió de una vez.
-¡Ah!- gimió al sentirlo.- Joder.
Comenzó a moverse sobre Flavio con rapidez, sintiendo como toda la polla se clavaba en su interior. El chico tomó una de las tetas de Samantha con la boca y tiró del pezón. Chupó nuevamente ambas tetas, dejándolas cubiertas de saliva.