Profesor de piano

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Flavio era profesor de piano. Daba clases en el conservatorio y particular.

Por cuarta vez iba a darle clases a Samantha, una rubia que se empeñaba en seducirlo. Las tres clases anteriores habían hecho buenas migas, y ahora había un tonteo que en cualquier momento iba a terminar con los dos en la cama.

Llegó al piso de la rubia y le avisó que ya estaba allí. Cuando la puerta se abrió, Flavio juró que podría haberse caído. Samantha llevaba un vestido corto, muy corto, y pegado al cuerpo. Las tetas se le marcaban de una forma espectacular, y a simple vista parecía no llevar sostén.

-Buenas tardes, profe- lo saludó Samantha.

-Hola, Sam.

Flavio tragó saliva y sintió como su polla se ponía dura. Samantha, que no tenía vergüenza ni la conocía, desvió sus ojos al paquete de su profesor, y se mordió el labio al ver lo que había provocado. Pasaron al interior del piso, y ambos se sentaron en la butaca del piano de cola.

-Bueno, Samantha. ¿En dónde nos habíamos quedado la clase anterior?- preguntó él, sacando las partituras.

-Mmmh- fingió pensar, al mismo tiempo que se ponía de lado, quedando frente a él, dejándole una vista espectacular de sus tetas- En la lectura de partituras, si no recuerdo mal.

-Perfecto- respondió Flavio, que se había quedado atontado con las vistas.

En medio de la clase, Flavio colocó la mano su mano en el interior del muslo de Samantha. La rubia abrió las piernas, permitiéndole a Flavio que vaya más allá.

El chico metió su mano dentro del tanga de Samantha, acariciando su coño y haciendo el amago de meterle los dedos. Con su otra mano, Flavio comenzó a frotarse la polla.

-A-ah- gimió Samantha bajito.

La rubia bajó la vista y pudo ver como el paquete del chico cada vez era más notorio. Se lamió los labios y quitó la mano de Flavio de su coño.

Samantha se arrodilló frente a Flavio y le desabrochó los pantalones. Se los bajó como pudo, y cuando el murciano quedóbsolo en boxers comenzó a acariciarle la polla sobre la tela.

Samantha le bajó la ropa interior y soltó un gemido cuando vio el tamaño de la polla de Flavio. La lamió de la base a la punta y se saboreó al sentirla. Abrió la boca y comenzó a metérsela, llegando hasta la garganta.

Movía la cabeza con rapidez, chupando y chupando la gran polla. Flavio le tomó la cabeza con las manos y aumentó la velocidad.

-Sigue, sí. Así- gemía Flavio, mientras que la rubia continuaba con la mamada.

Samantha, cuando sintió a Flavio apretarla más hacia él, bajó la velocidad de sus movimientos, tragándose toda la polla. Nuevamente comenzó a moverse con rapidez, y así sucesivamente.

Flavio terminó por correrse en la boca de Samantha, y la rubia se tragó todo. Lo miró desde el piso y sonrió cínicamente. Se puso de pie y se sentó sobre él, con una pierna a cada lado.

-Esto no es muy profesional de tu parte- le dijo al oído, mientras comenzaba a moverse sobre él.

-¿De mi parte?- dijo agarrándola del culo.- Si tú con este vestido pides a gritos que te folle.

-Pues sí, quiero que me folles- respondió Samantha, mientras se quitaba el vestido y lo arrojaba al otro lado de la sala.

Las tetas de la rubia quedaron a la vista de Flavio, que no dudó en tomar una con la boca, chupando y succionando el pezón, mienrras que a la otra la acariciaba con la mano.

Flavio, mientras seguía chupando las tetas de Samantha, dirigió una de sus manos al coño de la chica. La rubia gimió ante el tacto de Flavio, y soltó un fuerte grito al sentir dos dedos en su interior.

-Mmmhh- gemía Samantha.

-Dime qué es lo que quieres, rubia- le habló Flavio al oído.

-Y-ya lo s-sabes...- respondió ella como pudo.

-Quiero que me lo digas.

Mientras le hablaba, metió otro dedo. Con tres dedos en el coño de Samantha, comenzó a moverlos con más rapidez.

-Q-quiero que... Uf...- dijo Samantha con la voz entrecortada.- Quiero q-que me folles.

Flavio tomó a Samantha por los muslos y la colocó sobre el piano, abriéndole las piernas. Se lamió los labios y acercó su cara al coño de la chica.

-AH- gimió Samantha al sentir la cálida lengua del murciano lamiéndole todo el coño- Sigue así, joder.

A la lengua de Flavio se le sumaron dos dedos, acto que hizo que Samantha gritase aún más.

Cuando el murciano sintió que la rubia estaba por correrse, se separó de ella.

-¿Qué haces?- preguntó, entre enfadada y confundida.

Flavio la tomó de la cintura y la bajó del piano, dejándola ahora en el suelo. Samantha se recostó sobre éste y abrió las piernas, en una clara invitación a que la folle.

Flavio tomó la pierna izquierda de la chica, colocándola sobre su hombro, y sin dar más vueltas la penetró con fuerza.

-¡Ah! Sí, joder, así- gimió Samantha al sentir como Flavio bombeaba dentro suyo.- Fóllame, así, más.

Como Samantha le suplicaba que la follase solo hacía que Flavio aumentara la velocidad, haciendo que el choque entre sus cuerpos resuene en todo el piso.

Samantha no podía parar de gemir y de pedir más, pero sin embargo quería que la folle en su posición favorita.

-Espera- dijo Samantha entre gemidos.

-¿Qué ocurre? ¿Te he hecho daño?- preguntó él, preocupado.

Samantha sonrió y se acercó a su boca para besarlo con ganas.

-No, bonito. Solo quiero cambiar de pose- dijo ella, para después darse vuelta y colocarse en cuatro.

Con sus hombros y cabeza apollados en el suelo, y su culo hacia arriba, Samantha volvió a hablar.

-Fóllame, por favor. Hazlo fuerte.

Flavio no esperó más y la penetró con brusquedad. La tomó por las caderas para acomodarse mejor y siguió follándola.

Sus embestidas eran cada vez más rápidas, y sentía a la rubia temblar. Guió una mano al clítoris de Samantha, y lo estimuló para que la chica se corra más rápido.

-¡Ah!- gimió Samantha al sentir la mano de Flavio.- M-me vengo.

Flavio aumentó sus movimientos, logrando que Samantha se corra. La rubia cayó rendida al suelo, con la respiración agitada y las piernas temblando.

Notó que Flavio aún no se había corrido, por lo que con un dedo lo llamó. Cuando el murciano se colocó al lado de ella, Samantha tomó la erección en sus manos y se la metió en la boca de una vez.

Flavio soltaba gemidos y gruñidos al sentir la calidez de la boca de Samantha alrededor de su polla, le faltaba poco para correrse.

Cuando lo hizo, Samantha dejó de chupársela, y parte del semen de Flavio cayó en su cara. La rubia lo tomó con los dedos y lo lamió, disfrutando del sabor.

Se colocó a su altura y lo besó, compartiendo su sabor.

-Gracias, profe- le susurró Samantha en medio del beso.










He vuelto, holi. No sé cuándo actualizaré nuevamente, pero os dejo este escrito. Un beso.

flamantha one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora