-Ah- gimió Samantha, sintiendo como su novio la penetraba cada vez más fuerte.
-Vamos a la habitación, cariño- le habló Flavio al oído.
La rubia simplemente asintió, olvidándose por completo del video que se estaba reproduciendo en la TV. Ahora solo le importaba sentir la dura polla de Flavio en su interior, bombeando con fuerza.
Al llegar al cuarto, Samantha se acostó en el centro de la cama, abriendo las piernas para que Flavio se acomode entre ellas y la folle como Dios manda. Sin embargo, el murciano colocó su cara a la altura del coño de Samantha, y sin dar vueltas comenzó a lamer. Su lengua pasaba por cada centímetro de la rubia. Chupaba su clítoris y la penetraba con la lengua.
-Sigue- gimió Samantha-Sigue follándome con la lengua. ¡Ah! Sí, así.
Flavio sintió como su polla se endurecía ante los gemidos de Samantha, y separó su boca del coño de la rubia justo cuando sintió que estaba por correrse. Antes de que Samantha pudiera quejarse, el murciano la penetró de una vez.
-¡Ah!- los gemidos de la rubia eran cada vez más fuertes. Con una de sus manos comenzó a acariciarse los pechos, mientras que con su otra mano se estimulaba el clítoris.
La polla de Flavio era grande y gorda. Sentía cada centímetro en su coño, como entraba y salía de ella. Le encantaba sentir esa sensación placentera y devastadora a la vez.
Flavio la tomó del cuello con una mano y obligó a que lo mirase. Estaba cerca del orgasmo y quería que su novia lo viera. Continuó bombeando en su interior hasta que sintió como eyaculaba en el interior de Samantha.
La valenciana comenzó a mover su mano con más rapidez, alcanzando así el orgasmo. Gimió sintiendo que se liberaba, y también gimió al sentir como sus fluídos se mezclaban con los de su novio.
Flavio la tomó por los hombros e hizo que se arrodillase frente a él, quedando los dos en la misma postura. La besó con pasión, como siempre la besaba. Abrió la boca y Samantha hizo lo mismo, comenzando una guerra de lenguas deliciosa.
-Mmmhh- gimió Samantha en medio del beso.
-¿Qué pasa, cariño?- preguntó Flavio, tirando del labio inferior de Samantha.
-Me gusta cuando te pones malo- susurró la rubia en el oído de su novio- Cuando me abres la boca y me metes tu polla hasta la garganta- dijo dejando besos en su cuello- Cuando me azotas y luego me follas- continuó hablando mientras subía por su mandíbula- Cuando me pides que me mueva más rápido, cuando te corres dentro de mi, o cuando lo haces en mis tetas- dijo rozando los labios de Flavio.
Al murciano también le gustaba escuchar a su novia hablándole así, y sobre todo le ponía la polla dura. Samantha miró hacia abajo y sonrió al ver la erección de Flavio, y siguió hablándole.
-Me encanta chuparte la polla- habló, mientras que con una mano comenzaba a masturbarlo- Que me tomes del pelo y me muevas a tu gusto.
-Arrodíllate en el suelo- le dijo Flavio, y Samantha obedeció, sonriendo al haber logrado su cometido.
Samantha salió de la cama y se acomodó en el frío suelo, tal y como Flavio se lo había pedido. El murciano también salió de la cama, pero se quedó de pie frente a la rubia, que lo miraba con los ojos brillantes.
-Abre la boca- le ordenó, y Samantha volvió a obedecer- Muy bien. Ahora trágate mi polla.
La rubia sonrió de lado e hizo lo que Flavio le pidió.
-Sí, así. Hasta el fondo- gimió el murciano, sintiendo como su erección llegaba hasta la garganta de Samantha.
Con sus manos tomó la cabeza de la rubia y la mantuvo quieta.
La miró a los ojos y comenzó a follarle la boca. Samantha lo sostenía del culo, para que su polla entrase más.La rubia quitó las manos de Flavio de su cabeza y comenzó a moverla sola. Chupaba con rapidez, metiendo y sacando la polla de su novio con una velocidad que volvía loco a Flavio. Cuando el murciano estaba por correrse, Samantha quitó la boca.
-¿Qué haces?- preguntó él, frustrado por no poder correrse.
Pero Samantha no contestó, simplemente lo empujó hacia la cama y se sentó sobre su polla, penetrándose. Comenzó a saltar rapidamente. Hacía círculos con sus caderas y se movía de atrás hacia adelante, sintiendo toda la polla de Flavio en su interior.
Se recostó sobre su pecho y gimió al sentir como sus erectos pezones de frotaban contra la piel de su novio.
-Más rápido- pedía la rubia entre gemidos- Más rápido, fóllame más rápido.
Flavio la tomó por las caderas y comenzó a moverla, al mismo tiempo que él movía su pelvis. Dirigió sus dedos al clítoris de la rubia para estimularlo.
La primera en correrse fue Samantha, que recostada sobre el pecho de su novio siguió moviéndose para que él también pudiera correrse.
En un gruñido, Flavio llegó al orgasmo. Sostuvo a Samantha para que se quedase quieta y así poder sentir como se vacíaba dentro de ella.
-Gracias- dijo Samantha, una vez los dos estaban aseados y acostados en la cama.
-¿Por qué?
-Por follarme hasta sentir que me desarmo- susurró en su oído, y con su mano tocó la polla de su novio, sonriendo al sentirlo duro.-¿Jugamos?
La noche continuó entre gemidos y sudor. Follando como si fuese lo último que podían hacer.
Aquí lo tienen. Pronto uno nuevo.