02.

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No veía la hora de salir de aquí. Odio este lugar. Ese maldito profesor no dejaba de hablar. Yo sólo veía el reloj, esperando que marque a las dos en punto para irme.

Félix no había venido hoy, está enfermo. Por eso mi día fue tan jodidamente infernal. En los recreos me fui a comer detrás de un árbol, no quería entrar a ese lugar donde mi hermano está comiendo en grupo con sus mejores amigos y unos cuantos chicos. Recuerdo que cuando los veía así, iba corriendo, los abrazaba y luego insistía para ir a comer un helado. Tenían quince años y no eran tan diferentes a como lo son ahora. Ahora son todos unos hombresitos, eso diría mi madre.

Terminó la clase y me acerqué adonde se encontraba mi hermano con sus amigos afuera y no dije nada, puesto que mi hermano tendría que saber con mi presencia ya nos teníamos que ir.

Pero él ni me miró y siguió con su estúpida conversación.

-Changbin... -Dije y todos me miraron.

-Oh, Jeongin ¿Qué pasa?

-Pasa que me quiero ir a casa.

-Espera, ahora vamos. -Dijo y siguió hablando. Me sentía como un maldito niño pequeño.

Todos estaban entretenidos en la conversación, sólo quería irme. Me aburrí y decidí que no iba a depender de mi hermano, él usa su camioneta y pues yo usaré mis pies. Empecé a caminar, caminar y caminar hasta casa. No quedaba cerca pero tampoco lejos. Sabía este camino perfectamente.

Recuerdo cuando era mi madre quien me llevaba y cantábamos canciones juntos en el camino. Iba radiante y feliz a la escuela.

Ahora todo era diferente, era mi hermano quien me llevaba y siempre hablaba por teléfono o iba con la música a todo volumen. Desafortunadamente no teníamos el mismo gusto musical.

Finalmente, llegué a casa, estaba cansadísimo y subí corriendo las escaleras hasta encerrarme en mi habitación. Me di una buena ducha, salí y me puse lo más cómodo que encontré en el closet. Un suéter de gato que me llegaba hasta los mulos con un short corto que tapaba esta y medias. Dejé que mi cabello se secará y me puse a ver televisión, hasta que me quedé dormido.

Gritos me despertaron.

-¡Changbin! ¡Ah! ¡Ah! -Gemía aquel chico. Dios, ¿qué mierda le pasaba a Changbin para hacer esto en nuestra casa? Maldita sea.

Juro que cuando lo vea lo mataré.

Me puse los audífonos y puse la música a todo volumen. No soportaba más, quería escapar. Quería irme lo más lejos que podía.

Le mandé un mensaje a Félix preguntándole si iría mañana a la escuela a lo que me respondió que sí. Bueno al menos mañana no será como hoy. Me perdí en la música y finalmente me quedé dormido de nuevo.

[🍁]


Me levanté muy temprano, me metí al baño y me arreglé. Me puse un jean y un suéter con una bufanda. Hacía mucho frío. Me arreglé un poco el cabello y bajé.

Maldita sea.. Abajo se encontraba Hyunjin y Johnny. Mi corazón empezó a latir muy fuerte hasta que vi a mi hermano. Me dirigí a el refrigerador sintiendo sus miradas en mí y saqué una manzana.

-¿Ya no das los buenos días hermanito? -Dijo mi hermano.

¡Imbecil!

-Buenos días los tuyos, ¿verdad? Digo, con la estupenda noche que tuviste ayer. -Dije, Johnny escupió el jugo que tomaba y Hyunjin solto una carcajada. Lo había hecho reír, ¡sí!

-Jeongin... -Dijo apenado.

-No, Changbin. Deberías tener un poco más de respeto conmigo. ¡Esta también es mi casa! Lo de ayer fue asqueroso. Espero no se repita o juro que llamaré a papá y le contaré de todas tus fiestas en su ausencía.

-Perdón, ¿sí? Juro que no volverá a pasar. -Dijo arrepentido, yo sólo lo ignoré y me dirigí hacía la puerta. Iría a la escuela caminando otra vez.

Sabía que me arrepentiría después de esto. Seguí caminando hasta que sentí que una moto se posó a mi lado.

Oh Dios, es su moto.

-Jeongin, no tienes que caminar. Si quieres te llevo. -Dijo Hyunjin mirándome.

Maldita sea, recuerdo las veces que me decía que cuando se comprara una moto a la primera persona que llevaría
sería a mí. Malditos recuerdos.

-No, gracias. No necesito tu simpatía Hyunjin. -Dije y seguí caminando.

-Bueno pues si sigues así, llegarás tarde. Hoy todos tenemos reunión con el señor Choi y no creo que quieras un regaño de su parte. -Dijo seguro.

¡Demonios! Lo había olvidado. Me acerqué a donde estaba y él sonrío. Me subí y temblaba con la idea de que tenía que abrazarlo por todo el camino. Sólo me quedé quieto.

-Jeongin, ¿es que acaso quieres tener un accidente? -Dijo, bueno, la verdad, si -Agárrame si es que no te quieres caer. -Estreché mis brazos, lo abracé por detrás y arrancó.

Lo apreté mucho más fuerte en el camino. Hasta que por fin llegamos al colegio y sentí todas las miradas en nosotros...

¡Mierda! ¡Y más mierda!

Eres mío. [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora