Capitulo 28.

100 13 30
                                    

La luz del alumbrado cae sobre ella bañando su cabello claro y dándole un brillo intrigante a sus ojos.

—Se de un lugar al que podemos ir —sugiero— Pero tendremos que caminar un poco

Sabía que bebería esta noche, por lo que no traje mi camioneta.

Tn asiente y me sigue.

—Felix debe estar buscándote como un idiota —recuerda y rie— No puedo creer que lo hayas golpeado

—Es que no me agrada para nada —comento.

Ella lleva la vista al cielo.

—¿Porque no?— consulta y me da la impresión de que solo busca confirmar algo que ya sabe.

—Porque...no se— levantó los hombros —Simplemente no me agrada

—Yo te lo diré —asegura. Acerca su boca a mi oído y susurra —Creo que estas celoso

Me quedo sin aire por un segundo. Giro mi rostro y su boca queda muy cerca de la mia. Miro sus labios, pero ella no me da tiempo de hacer nada, porque se aleja entre risas y continua caminando como antes.

¿Se esta burlando o me esta coqueteando?

Viniendo de ella, lo primero sería lo mas normal. Sin embargo, sus ojos me dicen otra cosa.

Y se equivoca. No estoy celoso. Simplemente lo detesto porque es un idiota que no deja de acercarse a ella a cada rato, que no le saca la mirada de encima, que no...

Demonios.

Estoy celoso.

Caminamos durante unas cuadras en silencio. Intento no pensar en lo que me dijo y en lo absurda que encuentro esa situación.

La detengo al llegar al edificio donde se encuentra la oficina del Estudio juridico.

—Es aquí —le digo.

Ella leva la vista a la estructura y luego a mi.

—¿Me traes a trabajar?— pregunta con ironía.

—Claro que no— niego, entre risas— Solo ven conmigo.

Me sigue por la amplia entrada de vidrio.

Al ingresar, el guardia me saluda como siempre. Esta acostumbrado a que venga por aquí a cualquier hora.

Llamo al ascensor y subimos enseguida.

—No compramos nada para beber —me interrumpe ella, cuando estoy por apretar uno de los botones.

—No te preocupes, puedo arreglarlo —la calmo y marco primero el piso de las oficinas.

Con mi llave ingreso rápidamente al despacho principal. Abro el frigobar, extraigo una botella de agua y se la alcanzo.

—Primero deberías tomar un poco de esto— le recomiendo.

Ella me ignora y con una sonrisa, estira la botella de champagne que se reserva para brindar con los clientes.

—No quiero agua —me mira como burlándose de mi.

Esta faceta suya es nueva, pero no puedo negar que me gusta.

Entonces tomo otra botella, la mas cara, luego unas copas y un pequeño parlante Bluetooth para dirigirnos de nuevo entre risas hacia el ascensor

—Tu papa te va a matar —me recuerda, recostándose contra el espejo. No parece preocupada, sino orgullosa de nuestra travesura.

Tal vez papa no me lo perdone, pero ahora no quiero pensar en ello.

Un Instante || JJK ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora