Capítulo 12.

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Me hago a un lado mientras él se pone en puntillas para bajar mi bolso, que había estado sobre un alto mueble blanco situado contra la pared.

—Adentro esta todo lo que dejaste— declara— incluso tu sujetador, en caso de que me lo quieras arrojar al escenario la próxima vez— sonríe de costado.

—Lo único que te arrojaría seria una piedra— replicó.

Reviso mi bolso asegurándome de que, efectivamente, todo se encuentre tal y como estaba

Vuelvo a cerrarlo y, cuando levanto la vista, el esta acercándome mi celular.

Se lo arrebato de su mano sin dudar.

Casi dos semanas sin tenerlo. Maldito Jeon.

—¿En donde esta?— pregunto perturbada, al percatarme de su ausencia

—¿Que cosa?

—El colgante de gatito que tenia

Él hace una mueca de fingido terror, luego mira alrededor, como buscando las palabras correctas y, por ultimo, se detiene de nuevo en mi.

—Creo que...se fue por él drenaje del colegio.

Me arrojo con rabia hacia adelante, con muchas ganas de lastimarlo. Pero él, sin darse cuenta de mi intención , estira su camiseta hacia arriba y se la saca, dejando su torso al descubierto y logrando que él aire se me quede atorado en la garganta.

—¿Que mierda haces?— doy dos pasos hacia atrás, pero eso hace que incluso tenga mejor vista de su pecho firme, sus abdominales marcados.

—Me voy a dar una ducha— contesta él.

—¡Tienes que llevarme de vuelta!— le reclamo intentando mantener mi vista en su rostro.

En su rostro Tn, no en su torso.

—Eso haré, enana. Pero primero dejame bañarme ¿no ves que acabó de cantar y estoy sudando?

Me fijo en que tiene razón, unas gotas de sudor resbalan por su nuca y se deslizan por su columna.

Trago saliva, involuntariamente, y me percató que lo estoy mirando sin disimulo.

Cuando voltea de nuevo, miro rápido a la pared. Ya olvide por completo la molestia que sentía por él extravío de mi colgante.

Él enciende el televisor y pone un canal de música.

Guardo mi celular en él bolso y me siento en su cama. Tomo una pequeña almohada y la coloco detrás de mi cabeza, recostandone un rato.

—Te esperó aquí — le digo y me cruzo de brazos, al momento en que él ingresa al baño.

Me entretengo observando su habitación. Cualquier cosa con tal de sacar de mi cabeza la escena de su pecho, desnudó y tonificado, que se rehúsa a desaparecer, como si la hubieran impreso en mi retina.

Llama mi atención que, a pesar de tratarse del cuarto de un musico, no hay nada que ayude a percatarse de ello.

Al cabo de unos minutos, me pongo de pie, inquieta. Me aproximo al escritorio y empiezo a tocar todo lo que esta ahí.

Un notebook, una computadora que esta apagada, y unos apuntes de colegio.

Nada que me interese.

Hasta que mis ojos se fijan en una agenda negra, que ubico al mover unos cuadernos. Y al abrirlo me percató de que hay un montón de letras para canciones sin terminar.

De repente recuerdo vagamente a su padre. Él idiota que le pego a Jungkook delante de mi él primer día de clases.

Entre las hojas de la agenda alcanzo a ver un pedazo de papel al parecer un trozo rasgado de lo que parece ser un contrato, tenia escrito:

Jeon-Kim

Él apellido de Jisoo es Kim. Lo escuchó cada vez que llaman lista.

¿Tendran alguna relación sus familias?

Pongo las cosas en su lugar, porque escuchó que deja de correr él agua en él baño, y me acomodo de nuevo en la cama, como había estado antes.

Jungkook sale un momento después, vestido con un jean, una ramera y tenis.

Se detiene un momento a verme con extrañeza, probablemente por verme tan cómoda sobre su cama. Sonrie de lado y se dirige a la puerta.

—Vamos— se dirige a bajo y lo sigo.

Subimos de nuevo a su auto.

—¿Te llevo a tu casa?— pregunta cuando pone en marcha su auto— Digo, ya que no tienes amigos con quien salir un sábado en la noche— se burla.

—Si tengo amigos, sólo no en ese estúpido curso— le contestó molesta.

Ni en esta ciudad, por cierto.

Él rie con gracia.

—No estarás hablando del sujeto que te escribió toda esta semana ¿verdad?

—¿Que?— lo miro con confusión — ¿De quien hablas?

—De ese tarado con lentes y rizos...él que tiene cara de ganso

—¡Malcom!— exclamo

—¡Ese! Te escribió cada día como un acosador— vuelve a reir— hasta que le dije que tuviera algo de amor propio

—¡¿Hiciste que?!— golpeo su brazo con rabia, haciendo que él auto se mueva hacia un costado.

—¿Nos quieres matar?— pregunta entre risas, volviendo a acomodar él volante.

—Solo a ti. ¿Quien demonios te dio permiso de responder mis mensajes?

—¿Preferias que lo dejara en visto?— sigue riendo y me aguanto las ganas de estrellarle la cara contra él parabrisas.

—¡Eres un idiota!— me cruzo de brazos — espero que no lo hayas hecho enojar.

—Oh, vamos, enana. Volverá— asegura

—¿Y como lo sabes?

—Porque le gustas, es obvio— hace una mueca de fastidio

—No le gusto, no seas ridículo.

Vuelve a reír, pero una risa amarga esta vez.

Luego se queda callado.

Y yo igual.

Al cabo de cinco minutos, en los que esta manejando casi sin rumbo, le indico como llegar a mi casa. No me contesta, pero se mueve en las direcciones que le apuntó.

—Nos vemos, enana— se despide antes de que me baje.

—Ya deja de llamarme asi— me quejó.

—¿Cual es el problema? A partir de mañana ya no te hablare —levanta los hombros — es la última condición que pusiste.

—Asi es — afirmo— no me meteré contigo ni tu conmigo.

Él asiente.

—Esntonces es un trató

—Es un trató.

Un Instante || JJK ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora