Capitulo 2.

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Afortunadamente, ahora ahora tiene a Hiung Sik para hacerle compañía. Hace dos semanas se casaron , razón por la cual tuvimos que cambiar de ciudad.

Al comienzo había estado muy enojada. Me costo un buen tiempo aceptar que tuve que despedirme de mis amigos de toda la vida. Pero, conforme han pasado las vacaciones de verano, me fui convenciendo a mi misma de que no esta tan mal.

Después de todo, es lo mejor para mama. La relacion a distancia la estaba matando porque la vida de él estaba aqui en Seoul. Y la nuestra en Busan.

Por lo que Yina y yo tenemos que empezar él año en un nuevo colegio, hacer nuevos amigos y demas. Como sea, eso ya no me preocupa. Siempre fue una tarea facil para mi el llevarme bien con la gente.

Salimos a la calle en direccion al club nocturno, que es propiedad de Hiung Sik. Queda a solo una hora de nuestra casa.

Él ambiente del club me encanto desde él primer momento. Es extenso, no de esos lugares en los que la gente se aprieta hasta él punto de no poder caminar. Tiene tres barras de tragos. Una en él piso de arriba y otras dos en él salon principal. A un lado del recto se encuentra un pequeño escenario, en él que se hacen conciertos los fines de semana.

Nos ubicamos en unos asientos, al tiempo en él que Hiung Sik se dirige a recibir a unos proveedores. Yina y yo nos deleitamos con él grupo que esta tocando esta noche. Lucen tan lindos como suenan, por lo que nos entretenemos un buen rato hasta que él concierto termina. Él murmullo se extiende, llenando él espacio que antes ocupaba él sonido de la música. La gente al rededor comienza a movilizarse, preparándose para él baile.

—Ire a buscar a Hiung Sik— me dice Yina.

—Traeme algo de tomar— le pido, quitando mi móvil, para pasar él tiempo hasta que ella vuelva.

De repente me fijo en uno de los vocalistas de la banda que había estado tocando. Esta hablando con im grupo de chicas acomodadas en la mesa de enfrente quienes lo miran embobadas. Su cabello oscuro y lacio, le da un buen aspecto, le cubre una chaqueta de cuero sobre una camisa blanca que permite ver el collar que cuelga de se cuello. Tiene muy lindas facciones, las que resaltan aun mas cuando sonríe.

Pero, entonces, un toque en mi hombro me hace volver la mirada hacia atras.

—¿Me puedo sentar?— pregunta un sujeto desconocido, de unos veinticinco aproximadamente. Sin esperar respuesta, ocupa el lugar que era de mi hermana.

Lo miro con desconcierto.

—Es que eres muy linda — se acerca mas— no pude dejarte de mirar desde que llegaste.

Él hedor a alcohol que desprende de su boca me hace ponerme de pie sin dudar. Tomo mi cartera y pretendo alejarme, pero él me sujeta de mi muñeca con fuerza.

—No te vayas, dime como te llamas— sugiere. Hay algo en su cara que insinúa perversión y no me agrada.

Muevo mi brazo con la suficiente fuerza para soltarme.

—¡Dejame en paz!—le ordeno en voz alta.

Él se pone de pie, acercándose mas a mi u cubriendo con su brazo él espacio entre su cuerpo y mi silla, impidiendo que me mueva.

Estoy por propinarle una fuerte pisada , cuando siento que un brazo rodea mis hombros por detras.

—Hola, enana — Dice otra voz, ubicándose a mi lado— ¡Que bueno que viniste a verme cantar!

Mis ojos se mueven instintivamente para encontrarse con el chico de la banda, el que había estado hace un momento en la mesa de enfrente y, antes, sobre el escenario.

Un Instante || JJK ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora