Conociendo a Jumin Han -Jumin Han x tú-

CAPÍTULO 12

—¿Has visto Twitter hoy? —Hana me susurró en mitad de la última clase, mientras empujaba su móvil con los dedos sobre la mesa.

La escuché sin dejar de mirar al frente y, disimuladamente, agaché la cabeza para poder leer lo que la chica quería enseñarme en su móvil, viendo que el nombre "Jumin Han" era tendencia. La miré de reojo extrañada y frunciendo un poco el ceño, por lo que ella señaló con los ojos hacia la pantalla para que continuase leyendo. Deslicé verticalmente mi dedo por la pantalla para ver qué estaba ocurriendo. Cuando pulsé sobre el nombre comenzaron a salir artículos de diferentes revistas y periódicos, además de comentarios de personas que estaban hablando del tema. Volví a pulsar sobre una de las noticias para poder leer el titular entero y, como no daba crédito, leí varios más. Todos decían lo mismo: La nueva prometida de Jumin Han.

Sentí la mirada de Hana sobre mí, pero yo necesitaba seguir leyendo pues mi corazón comenzó a latir más rápido nada más leer aquella frase. Continué con algunos comentarios de la gente, que estaba impresionada de que Jumin por fin anunciase que tenía pareja. Otras personas habían publicado diversas fotos de la chica y , aunque durante un momento pensé que no era buena idea, no pude evitar echar un ojo. Pulsé en la foto y me fijé en ella, volví a notar a Hana acercándose sutilmente para hacer lo mismo. Era una mujer llamada Sarah, guapa y atractiva, además de elegante. Después de todo, si el padre de Jumin quería casar a su hijo con ella, significa que seguramente tendría dinero. Ella era todo lo que cualquiera se imaginaría si pensase en una pareja para Jumin.

Disimuladamente, le devolví el teléfono a Hana, que se quedó preocupada al ver que ni siquiera la miraba. Seguro que ha notado que me ha molestado esa noticia. Me conoce bastante bien, aunque no hayamos hablado demasiado de mis sentimientos hacia Jumin, sabe que ahí pasaba algo. Le sonreí y sacudí la cabeza para quitarle importancia, dirigiendo de nuevo mi mirada hacia el profesor, aunque ya se me hacía imposible escucharle.

La clase ya había terminado pero yo era incapaz de despejar mi mente de aquello. Recogí en silencio y caminé hacia el pasillo junto a Hana, que estaba enviando un mensaje en su teléfono. Constantemente, aparecía esa Sarah en mi cabeza y la idea de que ambos hacían una pareja perfecta. Aún así, me consolaba pensar en lo que me dijo Jumin respecto a la cita que hubiese tenido con ella si no fuera por mi concierto. Sin embargo, no entendía por qué había accedido a casarse, creía que...

Cuando intentaba frenar mis propios pensamientos no podía evitar enfadarme conmigo misma. ¿Por qué me siento traicionada? ¿No es atracción lo único que siento hacia Jumin?

—Tía, no merece la pena. —Hana me sacó de mis pensamientos mientras guardaba su teléfono en la mochila, dirigiéndome hacia la salida del edificio.

—¿El qué? —me hice como la que no entendía a qué se refería, mirando la hora, desinteresada.

—Jumin. —alzó los hombros como si fuera obvio—. No sé qué pasó la noche del sábado, pero es mejor saberlo ahora que después de dos meses, por ejemplo, ¿no? Además, Zen ya te lo dijo.

—Sí, tienes razón. —recordé que ella creía que entre Jumin y yo pasó algo cuando nos fuimos, pero decidí que lo mejor era quitarle las dudas—. De todos modos, tampoco pasó nada. Me quedé dormida toda la noche y cuando me desperté por la mañana él ni siquiera estaba allí. —Hana me miró sorprendida, chasqueando la lengua y pasando un brazo por mis hombros—.

—Hay que ser poco caballero para irse después de...

—¡Hana! ¡Si te he dicho que no pasó nada! —la interrumpí y ambas nos echamos a reír, pues realmente la chica estaba bromeando. Me dio un abrazo y nos despedimos con cariño, caminando cada una en una dirección.