CAPÍTULO 23

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V aparcó en una zona de clase alta y alejada, llena de chalets. Por un momento le miré extrañada, pero supuse que alguna de aquellas podría ser su casa sabiendo que era famoso y que, por lo tanto, tendría bastante dinero. El peliazul salió del coche y lo rodeó para abrir mi puerta. Me dispuse a salir pero, nada más estar de pie, él volvió a cogerme en brazos, llevándome hacia uno de los chalets que estaban allí.

—V, te lo agradezco, pero no hace falta que me lleves, puedo caminar.

—No te preocupes. Así iremos más rápido y, además, todavía no sabemos si sigue sangrando. Te puedes marear.

Tenía razón. Yo aún mantenía la sábana pegada a la cara, apartándola de vez en cuando para ver si estaba mejor. No obstante, al ser una brecha bastante profunda, volvía a sangrar tras pocos segundos sin presión.

—¿Puedo saber de quién es esta casa? —pregunté cuando nos encontramos frente a una puerta a la que V estaba llamando.

Sin embargo, el chico no me contestó porque el telefonillo comenzó a hablar, pero en un idioma que yo desconocía. V respondió a la voz en el mismo idioma, lo que me dejó sorprendida. Pude suponer que era árabe tras escuchar unas cuantas frases más que vinieron después. Cuando V terminó de decir lo que fuese que estaba diciendo, una puerta como de garaje delante nuestra se abrió, dejándonos entrar a una especie de descansillo. Ahí había otra puerta pero, esta vez, al fin era normal.

Aunque agradecida, me sentía incómoda esperando allí en silencio mientras V me mantenía en brazos, pues ya debería estar cansado. Tras un par de minutos se abrió la puerta y apareció Seven, sorprendiéndose al ver cómo estábamos.

—¿_____? ¿Qué coño te ha pasado? ¿Ese capullo te ha hecho daño?

Asentí, haciendo después una seña a V para que me bajase. Él finalmente accedió, permitiéndome aún apoyarme en su hombro.

—Tiene una brecha. ¿Crees que puedes ayudarla?

Seven asintió con firmeza y me ayudó a caminar hasta un el salón para que pudiese tumbarme en uno de los sofás. Cerré los ojos durante unos segundos, agotada. Sin decirme nada, él se alejó y le escuché salir de la habitación. Suspiré con fuerza al recordar el mensaje que había mandado al chat de la R.F.A poco antes de que llegase Hana, frotándome la barbilla y los labios con la palma de la mano.

No obstante, el chico volvió al poco tiempo y cuando le escuché a mi lado abrí los ojos rápidamente. Estaba observando mi herida con otro hombre a su lado, que parecía bastante mayor que él. Era corpulento y tenía una media melena morena. Examinaba la herida con los brazos cruzados, pareciendo esperar a que Seven dijese algo.

—Este es Vanderwood, sabe de primeros auxilios y va a curarte la herida, ¿vale?

—Vale... De acuerdo. —murmuré insegura, pues aquel hombre y ese Seven tan serio y distante me intimidaban.

—Mientras él esté en ello me vas a explicar absolutamente todo lo que ha pasado. Necesito que me cuentes todo lo que sepas.

Asentí en respuesta y el chico se puso de cuclillas junto al sofá para escucharme con atención. Sin embargo V, quien estaba hablando cerca nuestra por teléfono se acercó, interrumpiendo la conversación.

—Es mejor que no la atosigues mientras Vanderwood la cura, ¿no crees?

—No me molesta contárselo, quiero ayudar.

—Lo entiendo, y serás de gran ayuda cuando hayas descansado un poco. —V me mostró una sonrisa amable, sujetando el teléfono contra su pecho—. Tu salud también es importante y no quiero que la comprometas por estar en constante estrés. Necesitas relajarte.

Conociendo a Jumin Han -Jumin Han x tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora