Ha llegado el momento que llevo deseando, anhelando e imaginando desde que lo vi entrando por la puerta de Rapha CC. Él era tan sexy y su voz era tan provocadora… Estaba un pelín borracha, lo reconozco. Y la última vez que estuve borracha y con un chico la cosa o acabó del todo bien. Pero algo me decía que con Jackson todo sería diferente, o eso esperaba.
Me encontraba a horcajadas de él, en el sofá de mi apartamento. Sus manos se aferraban a mi cintura y las mías a su hombros, disfrutando de aquello.
Me gusta Jackson. Me gustan sus besos. Me gusta cómo me toca.
Entonces me mira, y observo sus pupilas dilatadas.
–Tiene una sonrisa muy bonita, señorita Shepard –dijo, con voz ronca.
Notaba que mis labios estaban hinchados. Sonreí. Mi pintalabios había desaparecido en algún momento, y Jackson tenía restos de él en sus labios. Se vuelve a acercar a mí, y yo abro de nuevo la boca, esperando impaciente a que su lengua vuelva a tocar la mía.
–Oh, Jackson…
–Llámame Jax, amor.
Jax. Era una manera extraña de decir su nombre, pero me gustaba. Jax. Jax. Jax…
Sus dedos tocaron la parte inferior de mi sujetador. Podía sentir el sudor acumulándose en mi piel. Mi corazón latía con tanta fuerza que podía sentirlo cerca en mi garganta. Mis pulmones se sentían lejanos, como si se hubieran hundido en mi estómago, y todo en mí estuviera fuera de lugar. El azul oscuro de sus ojos me hizo recordar algo… o mejor dicho, a alguien. Aquella sonrisa picarona me recordaba mucho a Michael. Oh, mierda.
Fruncí mi ceño.
¿Qué estaba haciendo?
Esta noche tendría lo que tanto había deseado. El Chico Dorado estaba sentado en mi sofá ¡y yo encima de él! Pero, ¿y si no me estaba precipitando?
–¿Te pasa algo? –me preguntó, recogiéndome un mechón de pelo detrás de mí oreja.
Me mordí el labio inferior, sopesando las circunstancias.
¡Diossssss! ¿Por qué estaba tan bueno?
–Lo siento mucho, Jax. Yo… no creo que esto deba pasar esta noche.
Inhala.
Exhala.
Inhala.
Exhala.
Su expresión se oscureció. Decepción.
–Lo entiendo –dijo, acariciando mis brazos. Me deslicé hacia el sofá y me senté a su lado.
—Gracias —dije—, por todo. La caminata. La charla. Y, ya sabes, salir conmigo.
–Yo debería darte las gracias a ti, Emma. ¿Dejamos esto para una segunda cita?
–Me encantaría volver a quedar contigo.
Jackson se levantó del sofá, apartándose de mi lado. Tenía miedo de no volver a verle. Le seguí hasta la puerta, angustiada por lo ocurrido. Todavía podía cambiar de opinión.
Un lado de su boca se elevó en una media sonrisa, y preguntó: — ¿Quieres que me vaya?
—No, está bien.
Inhala.
Exhala.
Se apartó de mí y dio un paso fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
Quería pegarme cabezazos en la pared hasta quedar inconsciente. Rápidamente, cogí el pomo de la puerta y salía al pasillo.
– ¡Espera! –dije.
ESTÁS LEYENDO
Dreaming Out Loud
RomanceUna noche. Una noche de sexo increíble con un extraño al que nunca volvería a ver. Sin ataduras. Eso es lo que debería haber pensado Emma Shepard cuando se metió en la cama con Michael, un chico muy encantador (y atractivo) que conoció en una fiesta...