Estoy dormida como un tronco cuando oigo el sonido de la puerta de mi casa al abrirse. Salto de la cama ¿Qué hora es? Miro el reloj de mi mesilla. Las once y siete. Me tumbo de nuevo en la cama. No quiero saber quién es hasta que, de pronto, una pequeña bomba cae sobre mí y grita:
— ¡Emma, despierta!
Es Max. Maldigo en silencio. No quería ver ni hablar con nadie. Estaba de un humor de perros. Solo quería dormir. Dormir para siempre.
– ¿Estás bien? –me pregunta.
Lo estaba hasta que has llegado, pienso. Me quito los pelos de la cara y le miro a los ojos. No quiero saber qué aspecto tengo...
– ¿Qué se supone que haces aquí? –le preguntó.
–La verdad es que no sabía si venir o no. Pensaba que estarías con Jackson.
Oír su nombre me produce un escalofrío y un nudo en el estómago. Tapo mi cabeza con la almohada.
–Emma, ¿qué ocurre? ¿Pasó algo ayer?
–No, nada –dije secamente.
Claro que no pasó nada. Ese es el problema. Entre nosotros dos nunca pasará nada. Y yo aquí... ¡seis meses! Después de lo de ayer, seguramente romperemos y me tiraré otros seis meses buscando novio. Ya serán 12 meses. ¡Un año! Y si no encuentro a nadie, ya serían dos años... tres...
–Algo tuvo que pasar para que estés así –insistió Max.
–Mackenzie, te digo que NO pasó NADA. Ahí está el problema.
–Oh, vale... ya lo entiendo... esto...
–No, déjalo. Mejor no hablar del tema.
Me levanté de la cama y me miré en el espejo. Daba pena. Tenía todo el rímel esparcido por la cara, el pelo enredado...
–Voy a ducharme –le dije a Max, arrastrando los pies hasta la ducha.
–Te prepararé el desayuno –me dijo.
Piénsalo, Emma... me dije a mí misma. No fue culpa de Jax. Él quería hacerlo. Claro que quería. Tuvo que irse por algo importante. No sacarás nada enfadándote con él. Vale, son casi siete meses. Pero puedes hacerlo otro día. Tú limítate a llamarlo como una buena chica. Queda con él otra vez, ponte el mejor vestido que tengas y... ¡listo!
Cuando salí de la ducha unas deliciosas tortitas me estaban esperando. Le conté todo lo sucedido la noche anterior a Max, y ella pareció compadecerse de mí. ¿Y quién no?
Decidí llamar a Jax después de que Max se fuera de mi piso. Mordí mi uña esperando a oír su voz de nuevo...
–Emma –contestó por fin. Parecía emocionado por mi llamada. –Pensé que no volverías a llamarme.
–No te librarás de mí tan fácilmente.
Supe que estaba sonriendo.
– ¿Ocurre algo?
–No. Solo llamaba para saber qué había ocurrido con... el asesinato ese.
–Oh, bueno, ahora está en la cárcel. Resulta que la chica era su pareja. Él estaba medicándose y justo esa noche no se tomó su medicamento y... pasó. Cuando se dio cuenta de que la había matado, él mismo llamó a la policía y se entregó. Fue... una noche larga.
–Sí, ya lo creo...
Un largo rato de silencio.
–Necesito verte.
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Dreaming Out Loud
RomanceUna noche. Una noche de sexo increíble con un extraño al que nunca volvería a ver. Sin ataduras. Eso es lo que debería haber pensado Emma Shepard cuando se metió en la cama con Michael, un chico muy encantador (y atractivo) que conoció en una fiesta...