Capítulo 8

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Me miro en el pequeño espejo que guardo en el bolso. Llevo ropa de trabajo y el pelo un poco alborotado por el aire. Me paso lo dedos un poco por el pelo, peinándolo a toda prisa, ansiosa de que se abran de una vez las puertas del ascensor. Mis deseos se cumplen y salgo del ascensor, saltando al pasillo y encontrándome con Jackson, sentado en el suelo y apoyado en la pared.

Sus ojos se iluminan cunado me ve aparecer y se levanta, sacudiendo sus vaqueros.

–No quería molestarte –me dice.

–No es ninguna molestia.

Le sonrío, con ganas de darle un beso, aunque sea en la mejilla. Pero él que me lee la mente se adelanta y me besa. Recibo el beso con mucho agrado.

–Tengo que cambiarme de ropa. No tardaré nada.

Entro en mi piso y corro hacia mi habitación.

¿Qué me pongo?

Decido coger unos vaqueros y una blusa blanca con una chaqueta vaquera. Simple. Me retoco un poco los labios y el flequillo. Salgo y encuentro a Jax mirando mis cosas: CD’s, películas, libros…

–Lo tengo todo muy desordenado –me disculpo.

–No, qué va –me sonríe, y coge uno de los CD’s que había en la estantería. –Maroon 5.

–Sí, me lo regaló una amiga hace muchos años.

Lo dejó donde estaba y se acercó a mí, envolviendo sus brazos en mi cintura y dándome un beso en la mejilla.

–¿Dónde quieres ir a comer?

–Sorpréndeme –le contesto, mordiéndome el labio.

Salimos de mi apartamento y subimos en su Ford negro. Cuando llegamos al restaurante, unos señores saludas a Jax muy amablemente. Me doy cuenta de que este restaurante es de unos amigos suyos. Rápidamente nos acomodan en una mesita algo alejada del resto y, tras pedir los platos, nos traen algo de beber.  

— ¿Es buena la comida de aquí?

–La mejor –me dice.

Doce minutos después de pedir, nos traen nuestros platos. Es comida italiana. La degusto y me sorprende a mí misma de que me guste.

–Está rica –digo, masticando mi comida.

–Lo ves, te lo dije.

Asiento.

– ¿Esto es una cita? –le digo.

–Lo es si tú quieres que sea.

– ¿Y qué pasa si no quiero?

–Entonces, no es una cita. Simplemente somos dos amigos que han quedado para comer y que se atraen mutuamente.

–Ajá. ¿Das por supuesto que tú me atraes a mí?

–Bueno, después de lo de la otra noche me haces dudar. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

–El alcohol ya me la ha jugado otras veces…

–Tranquila, no tengo prisa.

–Jax, no quiero que esto sea una pérdida de tiempo para ambos. No sé qué es lo que estás buscando, pero yo sí sé qué es lo que quiero.

–¿Qué quieres?

–Quiero que me prometas que no me harás daño y que no me dejarás tirada.

–No sé cómo fueron tus anteriores novios, pero yo no soy así. Emma, mírame. Me gustas. Y esto no es perder el tiempo para mí –me dio la mano. –Vamos, come…

Dreaming Out LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora