⛓🔗Nails🔗⛓ (Crygi)

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Gigi Goode, la envidia del colegio.
Ella tenía todo lo que las demás chicas de su edad anhelaban, desde las calificaciones mas impecables, hasta la atención de cada chico con el que se cruzaba.

Su vida parecía ser perfecta, hasta que Crystal Methyd se cruzó en ella.

Era una hermosa mañana soleada, los rayos del sol iluminaban el colegio mientras cada uno de los estudiantes entraba al gran edificio. Algunos caminaban en pareja o solos, y otros, como Gigi Goode, preferían charlar sobre temas sin importancia con su grupo de amigas.

-Oh Dios, son realmente hermosas- Jan tomó las manos de la rubia entre las suyas -¿Dónde te hiciste ese hermoso diseño?- dijo refiriéndose al nuevo estilo de uñas de su amiga.

El diseño de pequeñas cerezas rojizas sobre el esmalte rosa pálido había dejado encantada a la chica de cabello castaño.

-Si te gustan tanto puedo pasarte el número del salón - contestó Gigi extendiéndole una pequeña tarjeta pastel que contenía un número de teléfono.

-¡Muchas gracias!- Jan se abalanzó sobre su amiga para darle un fuerte abrazo. En su fallido intento las dejó a ambas tiradas en medio del pasillo, causando que uno de los profesores les llamara la atención.

- Por favor cálmense, estoy cansada de que el profesor nos regañe todo el día- Jackie rodó sus ojos para luego acomodar sus enormes gafas. Nicky asintió con la cabeza para mostrar que estaba de acuerdo con ella, pero de todas formas no pudo disimular su pequeña sonrisa.

- ¡Lo siento! - Jan rió por lo bajo y depositó un corto beso sobre la mejilla de la pelinegra, volviendo a desacomodar sus gafas.

El grupo compuesto por cuatro estudiantes siguió caminando rumbo a su salón de clases, pero sin dejar su animada charla.















El profesor de Matemática explicaba impaciente el mismo tema por tercera vez, ya que Nicky no había logrado entender los complicados números que apuntaba sin control sobre la pizarra.

- ¿Es un buen momento para decir que aún no se dividir? - susurró al oído de Gigi. Esta solo pudo negar con la cabeza, intentando ocultar las ganas de reírse de la pobre chica.

- Solo finge que lo entendiste, luego te lo explicaré en el receso - susurró también Gigi.

- ¿No preferirías hacer... otras cosas en el receso? - la mano de Nicky se deslizó sobre el muslo interno de la rubia a modo de broma, causando que esta saltara de su propio asiento avergonzada.

- ¿Sucede algo Srta Goode? - preguntó el profesor al ver el brusco movimiento de su alumna.

- Debo... ir al baño - contestó tapando su rostro con ambas manos para cubrir el rosado de sus mejillas.















Gigi miró su propio reflejo en el espejo una vez más:
Sus mejillas estaban ruborizadas, y al pasar sus dedos sobre estas podía sentir un notable calor.
El timbre que indicaba el inicio del receso la sobresaltó. Decidió que lo mejor sería esperar a sus amigas, pues había dicho en frente de toda la clase a donde se dirigía.
La vista de la chica se despegó del amplio espejo para perderse en cualquier lugar al azar del baño. Esto mientras ataba torpemente sus ondas doradas en una cola de caballo.

Estaba tan distraída y en sus pensamientos que no notó los suaves pasos que se dirigían hacia ella.
Pudo notar la otra presencia cuando unas manos sostuvieron violentamente su cintura.

- Nicky yo... para de bromear así conmigo - se quejó sosteniendo las manos contrarias para apartarlas de su cuerpo, pero al verlas pudo notar que aquellas manos no le pertenecían a su rubia amiga.

Con algo de temor intentó voltear, pero aquella joven parecía ser demasiado fuerte para la delgada niña.
- Oye, tú - el temor que sentía se transformó en enfado en unos instantes, no podía dejar que una desconocida la tocara de esa forma tan extraña
- ¿Qué crees que haces? - dijo con un tono firme, pero aún así a la otra no parecía importarle.

Una de las manos que rodeaban su cintura se separó de Gigi, causando un agarre menos sofocante, pero aún así no pudo safarse de él.


Después de aquella situación todo fue muy repentino, cómo si de la nada todo se volviera en cámara rápida:
De un momento a otro, pudo sentir como un paño húmedo cubrío la mitad de su rostro, lanzó algunos golpes al aire en un intento desesperado de separarse de la muchacha, pero no logró su cometido.
Lentamente su cuerpo se desvaneció, tal como una delicada pluma siendo llevada por la brisa.

Inevitablemente se encontró inconsciente.



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