Pasado misterioso

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Sakura se despertó ligeramente tarde, se cambió rápidamente y bajó hasta el comedor de 6 sillas, que ya estaba puesta con diferentes alimentos que se veían y olían delicioso, solo 2 sillas estaban ocupadas una por Hikaru y la otra por su padre, por lo que había visto el día anterior era casi seguro que no su madre no bajaba  a comer con ellos, eso le hacía recordar el gran reto que tenía la frente.

- Ohayo Sakura.- 

- ¡Hikaru no seas igualado!

- Padre ella me dijo que podía hablarle por su nombre

- Eso es cierto señor, me siento más cómoda si me llaman por mi nombre.

- Ya ve que no miento, bueno Sakura siéntate donde gustes.

Sakura se sentó al lado de Hikaru, al momento llegó Minko con una olla de café enseguida su expresión se tornó de pocos amigos.

- Buenos días Minko.- con una sonrisa más fingida que la de Sai la pelinaranja respondió.

- Buenos días.

Comieron y después el padre de hikaru le explicó a Sakura donde se instalarían su carpa médica,  se disculpo por no poder acompañarla pero le aseguró que no habría problemas para hallar el lugar, sin embargo su hijo tenía otros planes.

- Padre yo puedo guiar a Sakura a la carpa.

- ¿Estas seguro? sé que tienes tus obligaciones, no te preocupes.

- No nos tardaremos mucho, anda vamos.- 

Los dos salieron de la casa y caminaron por la que parecía la calle principal, la mayoría de las personas le lanzaban miradas curiosas a Sakura, y también la mayoría saludaba a Hikaru, el sonreía a cada uno mientras a su vez charlaba con la pelirrosa sobre las diferntes personas.

- Esa señora hace un pan delicioso, al rato llevare un poco para que lo pruebes.- Sakura vio a una señora de edad avanzada barriendo el frente de una rústica panadería.- Esos son los hijos de la familia Sawabe, unos bromistas de primer nivel.- dos chicos castaños saludaban a Hikaru desde lo que parecía un columbio improvisado.

Sakura estaba impresionada, se limitaba a escuchar lo que él le decía después de escuchar los saludos, hasta que llegaron a su destino, algunos de los compañeros de Sakura ya estaban ahí, también las primeras personas que requerían diferentes servicios médicos.

- Bueno señorita hemos llegado.

- Si, muchas gracias. 

- Nos vemos a la hora de la comida.

- ¿Perdón?

- Vendré por ti a la hora de la comida, sería muy malo si te perdieras.- Sakura sonrió no sabía porque pero le alegró saber que se verían tan pronto.

- Sakura san ¿Cómo nos distribuiremos?

- Claro, ya voy Kanao. Hasta al rato.

Como había prometido fue por ella a la hora de la comida, luego se fue y volvió a ir al final del día, compraron los panes y volvieron a saludar a mucha gente.

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La primera semana transcurrió, para Sakura más rápido de lo que podía percibir, en tan poco tiempo la gente ya no la veía como una desconocida y eso era en gran parte a lo mucho que Hikaru hablaba de ella y a todos con quienes la había presentado eso también era bueno porque así la gente tomaba confianza para ir a consulta o a los talleres. Pero hoy era un día especial, después de 7 noches por fin tenía la forma de extirpar ese tumor.

El chico de los cuervos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora