Ajena

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A la habitación entraron los integrantes de la familia Sato, Minko fue la primera en hablar bueno más que hablar en comenzar a decir el nombre de Mari repetidamente mientras el llanto se apoderaba de ella, seguida de ella el padre de Hikaru inició los cuestionamientos.

- Pero ¿Por qué? ¿Fue la cirugía verdad?.- 

- Padre.- Hikaru tomó a su padre del hombro.

- No Hikaru, sabía que era una intervención riesgosa. Pero de haber sabido que esto pasaría no hubiéramos accedido. Ni si quiera.- el señor se soltó del agarre de su hijo y se acercó hasta la cama, donde tomó la fría mano de la mujer.- ni siquiera pudimos despedirnos.

- Sakura ¿Fue por la cirugía?.- el que habló esta ocasión fue Hikaru

- No fue la cirugía.- la pelirrosa habló por fin,  a la vez que se giraba para quedar de frente a ellos.- hasta antes de salir ella estaba con signos vitales estables, y tampoco tenía deficiencias cardíacas. 

- ¿Entonces por que?

- Yo... yo... no lo sé.- Sakura estaba consternada, tantas cosas habían pasado en tan poco tiempo, pero en su mente solo se reproducían una y otra vez las palabras de Mari san, acaso era eso una despedida.

Sakura se quedó observando la desgarradora escena, Hikaru se había acercado a su padre a la vez que consolaba a Minko, la kunoichi se sintió ajena a ellos y decidió darles un momento de privacidad. Mientras esperaba del otro lado de la puerta recordó a sus amigos, se preguntó si acaso ellos la extrañarían y se sintió sola, había visto morir a tanta gente y aún así no lograba acostumbrarse.

Después de un rato y algunas lágrimas decidió que era momento de volver y plantearles las opciones.

- Sé que no es el mejor momento pero necesito preguntarles si requieren que se realice la autopsia.

- Los tres se quedaron boquiabiertos ante la pregunta.

- Puedo registrarlo como muerte natural pero si ustedes quieren indagar puedo hacerla o pedirle a alguno de  mis ayudantes que lo realice.- 

- Señorita pare, no queremos que realice nada, solo denos unos momentos más por favor.

Sakura hizo tal cual le pidió y se dirigió a preparar los documentos administrativos. Ya eran pasadas de la media noche cuando Hikaru pasó a avisarle que acompañaría a Minko a la casa y después iría con su padre a informarles a los conocidos de la familia.

Cuando les vio alejarse por la calle nuevamente se sintió extraña, hubiera querido decirle más a Hikaru pero no hallaba las palabras. Ese día decidió dormir ahí, al día siguiente regresó a la casa para cambiarse a un atuendo más acorde para el funeral, la ceremonia transcurrió con casi todos los habitantes de la aldea presentes.

Después Sakura regresó a sus labores aunque no hubo muchos pacientes ese día, no había comido nada desde el día anterior pero esta vez no hubo sorpresas a la hora de la comida, eran las 5 pero desde hace más de una hora nadie se pasaba por ahí, decidió dar por concluido el día. Fue hasta la tienda/taberna y compró dos ramen instantáneos y le pidió algo de agua caliente a la señora misma que colocó en un termo, a medio camino a la casa Sato pensó que sería mejor ir a otro lugar, caminó más hacia las afueras de la aldea.

Iba llegando a la vereda que daba al gran árbol de cerezo cuando vio sentado sobre un viejo tronco a Hikaru lo primero que Sakura pensó fue en retirarse, pero tal vez podría alentarlo un poco, camino hasta estar a unos metros de él pero la duda volvió a invadirla e intentó retroceder.

- No te vayas.-

- No creí que estuvieras aquí, yo solo.- la pelirrosa comenzó a medio tartamudear en sus palabras.-

El chico de los cuervos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora