Der Flug /el vuelo/

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Hoy ya era el día que tomaría un vuelo directo a Argentina. No fue fácil despedirme de mis amigos, bueno los dos únicos que no era interesados. Pero me alegraba volver a mi país, donde nací, y por fin poder hablar fluido el español. Sólo espero que me la pasé más bien que acá.

Tome mis maletas y baje, ahí estaban mis padres mirándome.

—Te extrañaremos, pero dentro de meses volveremos a vernos.—Me abrazo mamá.

—Adeline, te pido que seas responsable con los estudios. Y que tengas disciplinas.

—Papá estoy apunto de irme y tu con tus sermones.—Lo mire.

El sonrió un poco.—Tienes razón, te quiero hija.—Me acerque y le di un pequeño abrazo.—Pero ya vete, que perderás tu vuelo.

—¿No irán conmigo al aeropuerto?

—Tenemos que preparanos porque también iremos a España dentro de unas horas. Pero llamanos cuando llegues allá.

—Esta bien, no se preocupen. Por cierto ¿En que hotel me quedaré?

—En ninguno.

—¿Dormiré debajo de un puente?—Bromee.

—No, iras a la casa de los Freezenwaldente. Ellos te recibirán.

—¿Que?—Eso no estaba en mis planes, yo debía ir a 'indepemdizarme' no tener a otro militar dando orden, Federico vino varias veces a casa cuando vivia en Alemania y se llevaba bien con mi papá, por qué ambos tenían personalidades iguales.

Cuando quise quejarme llegó el chófer.

—Si no partimos ahora llegaremos tarde señorita.

—Bueno, ya vete Adeline. Cuidate.

Y así cuando me di cuenta ya estaba en un avión, asi que debería vivir con Fede y con su novia que no me acuerdo su nombre. Supongo que viviria como ambos, pero bueno también eran jóvenes, no creo que sería tan malo.

Me acomode en mi asiento que por suerte sólo estaba yo. Puse una película, y me coloque unos auriculares. Este vuelo tardaría un montón, por la distancia.

En la casa Fritzenwalden

—Eh Alemán.—Entro Matias al escritorio de Fede.

—Matias.—Lo miro.—Necesito que me hagas un favor. Necesito que vayas al aeropuerto a buscar a la hija de Anthonie Friedrich, iría yo pero me acaban de llamar de la empresa y es muy importante.

—No te preocupes Fede, yo la iré a buscar.

—Señor Frezeer la habitación para la chica Frichendin ya está lista.—Entro de golpe Floricienta.

—¡Toca la puerta Florencia!—Le reto Fede—Y es Friedrich.

—Ah pero ustedes también que se mandan apellidos más raros que se te traba toda la lengua.—Le respondió Flor.

Emma en el aeropuerto.

Ni siquiera tenía el número de Fede, mis papás piensa en todo menos en qué iba hacer cuando llegara a Argentina y no encontrara a Federico. Tome asiento y solo me quedé a esperar por si apareciera.

Admire el lugar, a las personas, era tan distinto a Alemania. De repente siento la mirada de un chico. Y le devolví la mirada.

¡Y esta lindura ! Tan lindo iban hacer los argentinos.

—Hallo Adeline?—Aquella lindura se me acercó, y lo mire confundída.—Ich bin Matías, ein Freund von Federico /Soy Matias amigo de Federico.—Me hablo en alemán.

—Oh hola.—Lo saludé.—Hablame en español tanto de hablar en alemán ya quiero practicar este idioma.—Matias me miró sorprendido.

—Pero que bien te sale el español. Bienvenida a Argentina. Fede tuvo que hacer alguna cosas pero te está esperando en la casa.

—Gracias, ¿tu me llevarás?

—Por supuesto.—Sonrio.

Cómo que ya me está gustando estar en Argentina.

Nos subimos en su auto, no sin antes que el subiera mis maletas.

—Y dime Adeline ¿como te tomas esto de venir a Argentina?

—Emma, díganme Emma, Adeline lo usa mi papá solo porque le gusta más ese nombre.

El sonrió—Ah entonces Emma.

—Y la verdad ya era hora conocer el lugar donde nací.—Le cómente.

—Te va a gustar mucho el país, aunque si es diferente a Alemania.

Además de lindo, agradable, un amor

—Bueno llegamos a la mansión Fritzenwalden.

Espere que baje mis maletas y entramos a la mansión.

—Tomas te voy a matar.—Lo primero que vi al entrar fue un chico persiguiendo a uno más chico.

—Eh chicos.—Los llamo Matias y ambos notaron nuestra presencia.—Les presentó a Emma Friedrich. Emma ellos son Nico y Tomás.

—Ay hola Emma.—Me saludo Nico, el mayor.

—Pero que linda chica che, Tomás, Tomás Fritzenwalden—Se presentó el menor.

—Ay Tomás no podés coquetear con una chica mayor que vos, nunca te haría caso.—Le dijo Nico.

—Y a vos con esa cara de renacuajo tampoco—Dijo Tomás y salió corriendo.

—¡Veni acá!—Nico subió tras el menor.

—Disculpalo, ya sabes, son hermanos.—Hablo Matias.

—¿Y ellos viven acá, con Fede?

—Si ellos son sus hermanos, acá viven sus cuatro hermanos, y dos niñas más. Ah y Delfina su novia, con su mamá y su hermana, incluyendo a la niñera y a la gente que trabaja.

—Wow familia numerosa.

Pensé que solo seríamos tres, y viven más de cuarenta personas, lo bueno es que no estaría en el centro de atención y pasaría por despercibida, aunque siempre fui hija única y nunca viví con tanta gente.

—Y dime ¿tu vives acá?—Lo mire.

—No, no, yo vivo en mi departamento. Pero casi siempre estoy aquí.—Que suerte.

—Pichono Matias—Llego una señora.

—Hola Greta, mira te presento a Emma Friedrich, la chica que vivirá acá.

—Hola pichona Emmo, yo también ser alemana.—Me comento.

—Entendes porque me sorprendió lo bien que hablás español, ella vive hace mucho acá pero aún no se le pega el castellano.—Me susurro Matias.

—¿Que ta susurra pichonos?

—Nada Gretita, solo que ella acaba de llegar y seguro está cansada.

—Ah certo, ahora mismo acompañar a Pichona Emmo a su cuarta.

La señora llamada Greta me acompañó a instalarme a mi habitación, arregle algunas cosas y tome un baño. Luego baje porque me dio hambre.

—¿Y vos quién sos?—Me dijo la novia de Fede que por cierto conocía ya que fue a mi casa varias veces.—¡Ah! Adeline Friedrich, la hija del millonario Anthonie Friedrich.

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❛𝐌𝐀𝐓𝐔𝐓𝐄❜ / Floricienta/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora