Capítulo 2

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Jackson caminaba con el agradable peso de aquella ficha en uno de sus bolsillos, significaba un lujo entre señores infernales poseer tal joya, un pase libre al mundo de los humanos. Y significaba un alivio para él. Quitársela a JinYoung fue un paseo, solo había unas cuantas y obedecían a su dueño original. Estaba seguro de que no le sentaría nada en gracia ver cómo se volvieron un objeto de libre circulación. Con ella no necesitaban de rituales ni momentos especiales, práctica para un capricho, pero indispensable a la hora de una necesidad.

Sin embargo, se hallaba un poco ansioso. Si luego del arduo trabajo de investigación que se le antojó milenios, de haber tenido que moverse en los rincones más insospechados y retorcidos de los mundos, de echar mano a artimañas desagradables con quienes se ponían muy astutos; sus sospechas eran acertadas y si aquello que creyó ver fue cierto, entonces no era ya el único consciente de tal posibilidad. El tiempo empezaba a correr en contra. Las piezas del pluzze estaban sobre la mesa y un poco al alcance de todos, de hecho, se sentía en la atmósfera aquella ligera discordancia. Esa levísima vibra inusual.

En el momento en que esos ojos naranja rojizo aparecieron en aquel humano, fue como el despertar de un único latido. Uno difícil de ignorar para cualquier ser de Dominus. Y estaba seguro de que lo habían sentido.

Antes de tomar rumbo, Jackson se había asegurado de que sus siervos se ocuparan de las asignaciones que les correspondían, impartiendo duros castigos y oscuros tormentos a quienes no quieren ni dejan vivir.

Allí, donde se ríen de los que están vivos y desean morir, no podía descuidar su posición ni los lineamientos a seguir, era uno de los señores infernales, un demonio poderoso, temido e igualmente, adorado. Incluso en el mundo de los mortales sabían o sospechaban su existencia.

Mas de momento, a él solo le interesaba uno de aquellos humanos en particular.

Se sentía renovado, enérgico. Por eso quizá su osadía de encontrarse donde estaba.

Porque sí, incluso él, necesitaba osadía para hacer lo que iba a hacer. Sabía que habían cosas y seres antiguos, que era mejor dejar en paz, para seguir vivo y cuerdo. Más cuando a estos se le atribuían grandes tragedias y miserias a lo largo de la existencia.

YiXing. Uno de ellos. No era fácil encontrarlo, errático y caprichoso como solo se daban el lujo de ser las criaturas poderosas y crueles. Se suponía que debía estar allí, pero él solo aparecía cuando quería ser encontrado, aún si dejaba pistas ocultas sobre dónde podría estar.

Con el tiempo Jackson había aprendido a reconocerlas, aún si cada vez que había salido de allí, no había otra cosa que deseara con todas su fuerzas, más que alejarse, huir muy lejos. Como un círculo vicioso, volvía a regresar. Se lo habían advertido, sobre aquel tinte de adicción una vez probaste sus bondades.

El ojo que todo lo ve.

De hecho, dos ojos cual plata líquida. Era esencialmente su pureza la que helaba la sangre, porque en el fondo sabías que no eran puros y no albergaban en ellos la más mínima buena intención.

Fríos e insondables, se sobresaltó al verlos aparecer justo en frente. Tenía también ese maldito mal hábito de aparecer y desaparecer a voluntad.

Me dijeron... que estabas buscándome. —Mencionaría el oráculo, acompañado de una lenta sonrisa cual depredador observando a su presa, poniéndole a Jackson los vellos de punta.— y yo siempre tengo tiempo para tus visitas, dulzura.

Vengo... supongo que sabes porqué vengo. —Concluyó, ahorrando molestias.

Paseó la mirada por la estancia, intentando encontrar la calma que no tenía y, de paso, satisfacer su curiosidad. Conocía el hogar del otro, pero no podía evitar maravillarse pues siempre había alguna baratija nueva, eso por llamarles de algún modo porque de baratijas, no tenían ni el aspecto. Siempre se trataba de cosas fascinantes y únicas. Y montones y montones de libros. Unas las encontraba y otras las obtenía de intercambios, o eso le había dicho. A saber de dónde las sacaba y qué pagaba por ellas. Había pocas cosas que aquel oráculo no supiera, se atrevería a decir que no había nada de lo que no tuviese conocimiento. Eso lo hacía tan peligroso. Más que un coleccionista, parecía un historiador y no estaba lejos, pues tenía entendido que él había estado en todos los momentos importantes de la existencia, conocía el pasado, el presente y los múltiples escenarios futuros. Era una criatura fascinante y aterradora, por el mismo poder que su condición implicaba. Yixing, sin embargo, ajeno a sus cavilaciones, lo observaba con atención cual felino, casi traspasándolo con esos ojos grises.

— ¡Por supuesto! —Exclamó con una amplia sonrisa— Faltaba más, insultas mi naturaleza. Y también sé, que esa no es la única razón. Pero lo que quieres saber... y lo que necesitas saber, son cosas muy diferentes. ¿Estás seguro de que lo quieres saber? —Y allí estaba de nuevo su enigmática sonrisa, mostrándose inusualmente cordial, esa era su manera de adelantar que lo que vendría quizás y con toda probabilidad, no era nada grato de digerir.

YiXing no estaba dispuesto a darle las respuesta a todo el que venía a preguntar, siempre, contra todo pronóstico, él ganaba algo. Y cuando no le interesaba, te lo hacía saber de forma tajante. Por eso Jackson no terminaba de fiarse del todo con aquella criatura retorcida y hermosa. Porque eso era algo inegable de cualquier depredador. Incluso él tenía ese atractivo y sabía y podía usarlo a favor.

El de YiXing era más sutil pero difícil de ignorar. Ya había caído en el. Y no se enorgullecía de ello, pero en esos momentos era el único que podría darle lo que quería y necesitaba.

Con el tiempo corriendo en contra, sus cartas se reducían. Simplemente asintió, tratando de mantener la convicción con la que había puesto un pie allí para comenzar.

— Traes algo muy interesante en el bolsillo, eso no es asunto mío. —Aquel comentario suelto hizo tensar a Jackson, quien lo había seguido hasta ponerse más cómodo en uno de los sofá. No pensó que fuera a percatarse.

— Sin embargo, traes contigo también otras cuestiones muy interesantes, viejo amigo. Qué tanto necesitas saber... —Yixing jugaba con una especie de piedra entre sus dedos, alargada, pulida y de un violeta suave en algunas partes e intenso en otras, era preciosa. Mientras hablaba y en momentos de silencio, la miraba distraídamente, como si a través de ella estuviese viendo cosas, como si ciertos misterios le fueran relevados.— me parece que eso lo decidiré yo.

Ahora bien, qué te trae a este olvidado lugar en busca de la ayuda de tu servidor. Sospechas, cabos sueltos y un hilo para atarlos. Qué quieres que te diga. Lo sentiste, las pistas que dejaste en el mundo de los mortales con la esperanza de que el destino moviera los hilos y él llegara hasta ti, funcionaron.

Pero déjame decirte algo, incluso el encuentro más fortuito, está escrito en lo que debe suceder. Llegue tarde o lo haga temprano, son pormenores.

Las dos lunas estuvieron aquí. Y viste sus ojos, sentiste su magia enredándose con la tuya, un llamado. ¿Qué se sintió...? —Una media sonrisa se colgó de una de las comisuras del oráculo, dejando caer la implicación explícita en sus palabras con descaro. Estaba claro a lo que se refería y vio como sin poder evitarlo, el demonio se avergonzaba un poco. Hasta ese momento Jackson había permanecido en un silencio casi halagador, escuchando. Sin embargo era un comentario por pura diversión y morbo, así que lo dejó correr, continuando.—

Esa es la confirmación que estabas buscando, ya la tenías, pero te la concedo yo también porque parecías no ser muy conciente. Las búsquedas dan frutos, Jack.

Lo que hiciste, sin embargo, solo sirvió para despertar una pequeña parte de su memoria. La que hace constar su existencia. Es como si hubieses tocado una sola y única nota en una habitación en la que todo lo demás es silencio. Habrá una resonancia, pero corre el riesgo de extinguirse.

Puede que lentamente te vaya recordando y recuerde quién es, pero puede también que solo vuelvan a dormir esas memorias ocultas. Cuestión de suerte, ¿crees en la suerte? No, por supuesto que no. No existe tal cosa. Fabricamos nuestra propia suerte. O no estarías aquí.







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Voy escribiendo sobre la marcha. Lo siento por la demora, sé lo que son las ansias, dudas y curiosidad al ir leyendo.

Quería que supieran que sus comentarios (lo digo mayormente por el One Shot de Demon's King, que es de donde partió esto), siempre los leo 💕 Y los aprecio, me ayudan a conseguir motivación.

Gracias por estar conmigo en esta historia. 💋

Diábulus • JackBeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora