Kamigiri quedó atrás apenas salió el sol a la mañana siguiente. El pequeño grupo había estado trasladándose desde temprano: Hanako en la espalda de Mitsuri y Nezuko que era transportada por el "ninja que copia" en su caja especial.
A duras penas paraban para descansar y reponer energías durante algunos minutos, y si bien las cosas cambiaron en el país del fuego después de la guerra Kakashi no evitaba ser precavido. Más por costumbre que por peligro real.—Nee Mitsuri-san, ¿Puedo escribirle una carta a Tanjiro cuando lleguemos a la aldea? —Hanako rompió el silencio impuesto por los adultos durante el viaje.
—¡Por supuesto! Yo también quiero escribir, de hecho empaqué un set de escritura precioso entre mis cosas y te lo prestaré. —confirmó la cazadora, sin perder de vista a su guía y al camino.
—¡Muchas gracias! —sonrió la niña, feliz por la respuesta de la ojiverde.
—Kakashi-san, dices que la hokage estará al tanto de nuestra llegada, ¿Verdad?
—Sí, quiere examinar a Nezuko.
—Tan directa como siempre. No pierde el tiempo, no vacila, es certera. —comentó Mitsuri.
—¿La conoces? —su oportunidad de averiguar más se presentó.
—¡Claro! Fue mi tutora de combate cuando era niña. Ella vivió unos años en el país del hierro.
—¿Taijutsu?
—Sí, y también me enseñó a saber emplear mi fuerza. —se sonrojó. —Yo tengo la cualidad, sin emplear chakra.
—¿De nacimiento?
—Sí.
—Interesante. Seguramente tu potencial destructivo debe ser abrumador para quien sea tu oponente.
—Es lo que todos me dicen...pero no son amables. —comentó.
Entendió el pesar de la espadachina, en su adolescencia el también fue blanco de comentarios desagradables y aún más después de las muertes de Rin y Obito, o lo que creyó que pasó con este último en su momento. Pero él era él y otra Mitsuri, que le parecía una mujer sensible. Y no la juzgaba por ello, en el mundo tan frío como en el que vivían la sensibilidad también era virtud.
—Las apreciaciones desagradables hay que dejarlas correr como la corriente de un río, Mitsuri.
Tanto Hanako como Mitsuri se sorprendieron. La pequeña sonrió y ella bajó la mirada, agradecida.
—Tienes razón, Kakashi-san. Gracias. —respondió.
Continuaron con el trayecto, regresando al silencio debido a las palabras del shinobi que hicieron reflexionar a ambas.
Horas más tarde las puertas de la aldea les recibían abiertas de par en par. Los gestos de sorpresa y curiosidad en las extranjeras no se hicieron esperar, acababan de comprobar que la vida lejos de su país era diferente, ninguna había salido jamás. El jounin no perdió detalle, esas reacciones lo conducían a conocerlas mejor, pasarían mucho tiempo juntos y colaborarían por un bien común: Nezuko.
—Llegamos. —indicó Kakashi, conduciéndolas. —Esta es la entrada principal a Konoha. Síganme, tenemos que registrar su llegada.
Mitsuri bajó a Hanako de su espalda y la tomó de la mano, siguiéndolo.
Al parecer no existían mayores sucesos novedosos en la aldea, ya que Izumo y Kotetsu mataban el tiempo jugando con una baraja hanafuda que al ver a Kakashi interrumpieron su partida.
—¿Ya de regreso? —preguntó Izumo, saludando a Kakashi.
—Así es. —respondió. —Por favor, necesito tres formatos de estancia extendida. Las señoritas se quedarán en la aldea por tiempo indefinido.
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Nankurunaisa || Kakashi Hatake & Mitsuri Kanroji
FanfictionQue el criminal más aterrador de la historia del hermético país del hierro le quitara su humanidad a una adolescente aprendiz de bushi en una noche festiva puso a toda su nación en severos aprietos. Es la gota que si cae fuera del vaso podría escala...