Nací el día 18 de junio del año 1901 en Peterhof, Rusia. Mis padres y el resto de la famía se sintieron decepcionados por haber tenido una cuarta hija, tras Olga, Tatiana y Maria. Mi padre, el zar Nicolás II, no fue inmediatamente a verme, ya que decidió dar un largo paseo para asimilar el hecho de que no había tenido un heredero varón. Yo recibí el nombre de Anastasia, un nombre cristiano muy usado para los ortodoxos que significa "surrección". Dicho nombre aludía a la liberación concedida por mi padre, el Zar, a un grupo de estudiantes que habían provocado disturbios en San Petesburgo y Moscú el invierno anterior, en honor de mi nacimiento.
Las hijas del zar fuimos criadas de la manera más austera posible. Dormiamos en duros catres pegables sin almohadas, excepto cuando estabamos enfermas. Tomábamos duchas frías por la mañana y se esperaba de nosotras que mantuviéramos nuestros cuartos ordenados y limpios y nos dedicaramos a la costura para después vender las piezas en varios actos de caridad, siempre y cuando no estuvieramos ocupadas en otras tareas. La mayoría de los habitantes de la casa, incluyendo a los criados, me llamaban normalmente por mi primer nombre y el patromínico, Anastasia Nikoláyevna, y no usaban el título de "Su Alteza Imperial". A menudo se me llamaba usando la versión francesa de mi nombre "Anastasie", o por los apodos rusos "Nastia", "Nastás" o "Nasteñca". Otros apodos eran "Malénkaya", que significaba "la más joven", o "shvíbzik", la palabra rusa para "duende" o "diablillo".
Haciendo honor a mis apodos, crecí como una niña vivaz y llena de energía. Fuí de corta estatura y algo rechoncha, con ojos azules , y de pelo rojizo tirando a rubio. Margaretta Eagar, nuestra institutriz, me comentó que yo era la criatura más encantadora que había conocido. Era una muchacha brillante y de gran talento, no sabía asimilar las restricciones de las horas de estudio. Yo fui una niña muy animada, traviesa y como una actriz de gran talento. Mis comentarios, ingeniosos y agudos, herían a menudo sensibilidades.
Mi comportamiento bordeaba, ocasionalmente, lo inaceptable para las costumbres contemporáneas. Era la gran responsable de la mayoría de travesuras y hechos punibles de la familia ya que en ese aspecto era un auténtico genio. Siempre intentaba engañar a los criados y bromear con nuestros tutores, como subirse a lo alto de un árbol y negarse a bajar, desvelando un comportamiento típicamente infantil. O golpear con una gran bola de nieve a mi hermana Tatiana con la suficiente fuerza como para dejarla tendida en el suelo. Me preocupaba menos que mis hermanas por mi aspecto y apariencia.
María y yo eramos conocidas en la familia como "La pequeña pareja". Las dos compartimos habitación, a menudo llevábamos variaciones del mismo vestido y pasabamos la mayor parte del tiempo juntas. Las dos hermanas mayores, Olga y Tatiana, también comptartían habitación y eran llamadas "la pareja mayor". Las cuatro solíamos firmar nuestras cartas con el acrónimo OTMA, resultado de las iniciales de nuestros nombres de pila.
A pesar de mi vitalidad, no gozaba de buena salud. Padecí el mal llamado hallux valgus (juanetes), que afectaba a los dos dedos gorgos del pie. También tenía un músculo poco cargado en la espalda que me obligaba a recibir un masaje dos veces a la semana. Mi resistencia a los masajes era tal que me escondía bajo armarios o camas para no recibirlos.
Mi hermana mayor, María, sufrió una hemorragia en 1914 mientras era operada de amígdalas. Nuestra propia madre, la zarina Alejandra, tuvo que ordenar a un acobardado médico que continuara con la operación. Las cuatro niñas sangrábamos más de lo normal y eramos portadoras del gen de la hemofilia, transmitido por mi madre. Los portadores del gen estábamos expuestos a los riesgos de sufrir una fuerte hemorragia. Yo, como el resto de mi familia, adoraba y me preocupaba de mi largamente esperado hermano, el zarévich de Rusia Alexis, que sufría frecuentes ataques de hemofilia que estuvieron cerca de matarlo.
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Anastasia Romanov
Historical FictionEsta es la historia de Anastasia Romanov explicada en primera persona. Comenta como fue su infancia en el palacio y, mientras se va desarrollando su vida, se descubre como sobrevive a las fuerzas de la policía secreta bolchevique.