Durante la Primera Guerra Mundial , junto a mi hermana María, solíamos visitar a los soldados heridos en un hospital privado situado en los terrenos de Tsárskoye Seló (la Villa de los Zares). Las dos, demasiado jóvenes para pertenecer a la Cruz Roja como mi madre y mis dos hermanas mayores, jugábamos con los soldados para levantarles el ánimo. Yo reía como una ardilla y caminaba tan rápido que siempre estaba a punto de tropezarme.
En febrero de 1917 estalló la Revolución rusa, que obligó a Nicolás II a abdicar del trono. Mi familia y yo fuimos puesto bajo arresto domiciliario en el Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló, pero dada la cercanía de las fuerzas bolcheviques Aleksandr Kérenski, del gobierno provisional, nos desplazaron hasta Tobolsk, en Siberia. Una vez los bolcheviques se hicieron con el control de la mayor parte de Rusia, fuimos trasladados a la casa Ipátiev, en Ekaterimburgo.
El nerviosismo y la icertidumbre del cautiverio me afectó más que al resto de la familia. En Tobolsk escribí una redacción para mi tutor de inglés, repleto de faltas de ortografía, sobre Evelyn Hope, un poema de Richard Browning que habla de una chica joven: "Cuando ella murió, solo tenía 16 años", escribí. "Había un hombre que la amaba sin haberla visto nunca, pero pese a ello la conocía bien. Y ella también había oído hablar de él, Él nunca pudo decirle que la amaba y ahora ella está muriendo..."
En Tobolsk mis hermana y yo escondimos joyas dentro de nuestros vestidos para evitar que se nos robaran, pero los guardias nos registraron en busca de esas joyas mientras ibamos a bordo del Rus, el buque a vapor que nos transportaba a Ekaterimburgo, donde estaban nuestros padres y mi hermana María, en mayo de 1918. Recuerdo haber llorado y gritado asustada junto con mis hermanas. El marinero Nagorny, que se encargaba del pequeño Alexis, pasó ante la ventada de Pierre Giliard con el niño enfermo en brazos, detrás veniamos las Grandes Duquesas con maletas y algunosefectos personales. Pierre trató de acercarse, pero el centinela le hizo retroceder bruscamente y le hizo alejarse de carruaje. Tatiana aparció en último lugar, con su pequeño perro y arrastrando una pesada maleta marrón. Estaba lloviendo y nuestros pies se hundían en el barro a cada paso que dábamos. Era el último recuerdo que tuve de Pierre. Menos de dos meses después, el 14 de julio de 1918, sacerdotes de Ekaterimburgo prepararon un servicio especial para nuestra familia en la que nos arrodillamos durante el rezo a los muertos, cosa que no era nuestra costumbre.
Sin embargo, en mis últimos meses con mi familia, intenté llevar mi cautiverio de la mejor forma posible. Junto a otros miembros de la casa organizaba juegos para deleitar a mis padres durante la primavera de 1918. Mis actuaciones hacían estallar en carcajadas al resto de la familia. Hize muy buena amistad con uno de los guardias llamado Aleksandr Strekotin. Me gustaba hacer números cómicos con los perros como si estuvieramos en un circo. Sin embargo otros guardias se quejaban de algunos comentarios que yo decía en algun momento.
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Anastasia Romanov
Historical FictionEsta es la historia de Anastasia Romanov explicada en primera persona. Comenta como fue su infancia en el palacio y, mientras se va desarrollando su vida, se descubre como sobrevive a las fuerzas de la policía secreta bolchevique.