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Capitulo 8: La lluvia pide ayuda.

Al terminar sus clases de la mañana fue recogido por Ryohei, este solo lo observó aún preocupado por lo sucedido, fueron a la azotea donde nadie los molestaría ya que todos en la es cual sabían que Hibari Kyoya tomaba sus siestas en ese lugar, así que se alejaban del lugar como la plaga misma, al llegar, se sentaron y comieron en silencio, cosa que se estaba volviendo una rutina para los elementos del cielo silencioso, este por el contrario, comenzaba a relajarse un poco en su entorno con ellos, sabiendo que no le harían nada, Tsuna acomodo la chaqueta de Hibari algunas veces al ser grande para su pequeño cuerpo, era sorprendente el como su sol no gritaba pero de cierto modo le agradable, el silencio, la paz en el aire y ya no mas odio, esas miradas asesinas recorriendo su cuello, se estremeció ante el recuerdo de su niñero, se acurrucó mas en su lugar, la nube y el sol notaron la tensión de su cielo, pero no sabían como ayudar, era tan frágil que solo un toque y sentirían que desaparecería, así que Ryohei siendo mas social que Hibari, trato de desviar los pensamientos de Tsuna.

De cierta manera había ayudado a relajar el ambiente, Reborn por otra parte miraba todo desde un árbol, siempre estaba en vigilancia ya que nadie le podía pasar al heredero de Vongola era su trabajo, solo podía interferir cuando vea que este en una situación de peligro, suspiro, aunque no estaba yendo contra las reglas de su contrato, sentía que podía hacer muchas cosas, pero algo lo detenía, a su lado estaba su lacayo, que desde que se unió y habló con ese pequeño cielo, había cambiado un poco, el sicario lo había notado, después de todo no se le escapaba nada a él, aquel cambio posesivo, la determinación fiera, su incontrolable llama de la nube, la seriedad que tomaba al ver la frágil mente de su cielo, nunca lo había visto así. No ha Skull por lo menos, y eso hacia que a regañadientes le tuviera algo de respeto, hasta él sabia como admirar algunas cosas, pero eso no cambiaría el mudismo que tenia el chico, había investigado el tema, después de todo era su alumno, lo había provocado un trastorno de ansiedad, sin embargo, creía que había otros factores que lo provocaban, no sabia que había pasado en esos años en esa casa y en la escuela, solo rumores, que podían ser tan falsos como verdaderos, y no tenia el valor de romper la poco autoestima lograra en esos tiempos que estaba allí, algo le decía que no terminaría bien, suspiro, era todo tan complicado, no había comentado este problema al Noveno, no sabia que pasaría ¿Que jefe de la mafia no se podía comunicar? Nadie, y ver a ese chico, tan frágil, sentía que no podía vivir en esa vida de sangre y violencia, pero tenia que hacerlo, era su trabajo, tampoco había esperado tenerle algo de cariño al pequeño cielo, ni lo había tenido con su antiguo alumno, las cosas se estaban volviendo complicadas.

Desde esos momentos que se sentía seguro Tsuna comenzó a relajarse al estar rodeado de esas personas pero seguía odiando el contacto a menos que él lo empezara, Hibari no le había pedido su chaqueta así que no se la quitaba aun, comió lo que mas pudo de su bento, siendo vigilado por su propia salud.

Tsuna miro hacia el cielo, cerro los ojos "Se siente que pronto va a llover" pensó para si mismo, tenia un presentimiento.

Cuando Hibari remarco que a su cielo, el chico más patético de la escuela estaba bajo su poder, muchos se desconcertaron por tal orden del mas temido, nadie pudo pedir explicaciones por miedo a ser mordidos por el furioso demonio de Nanimori. También han estado notando como Dame-Tsuna se reunía con el chico más ruidoso de la escuela y también el capitán de boxeo, el castaño le incomodaba las miradas ¡El no esperaba esto! Aunque muchos de sus matones ya no le hacían nada, algo que le encantaba, había traído bento para los tres, quería agradecer a sus amigos, unos que jamás espero tener, suspiro al llegar a su salón cuando una chica se le acerco, miro a la hermana menor de Ryohei.

-Buenos días Sawada-kun!.-le saludo animada, a su lado estaba su mejor amiga Hana.

Tsuna solo asintió como saludo, las miro curioso, por saber que querían.

Camino difícilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora