—Te quieren más que a mí ¿sabías? —le dijo Robin a Steve, mientras se despedía de él en la puerta, luego de la agradable cena con los Buckley.
—Sí —dijo él, sin inmutarse y la abrazó de lado, sonriendo.
Cuando conducía de regreso a casa, Steve vio el auto de Tommy estacionado frente al billar. Pasó de largo, pero, de pronto, se le ocurrió la idea de que Billy podría estar con él. Quiso ignorar ese pensamiento. Se dijo que Hargrove no era su problema. Pero, la idea giraba en su mente sin detenerse. Odiándose un poco, dio una vuelta en u y regresó al billar.
Se quedó un rato en el auto, preguntándose que estaba haciendo, tratando de convencerse a sí mismo de olvidarse del asunto y marcharse a su casa. Pero, no lo consiguió. Entró. No le costó mucho esfuerzo ubicar a Billy entre la gente que esperaba ante la barra.
—Hargrove —lo llamó.
—Harrington —replicó Billy girando la cabeza para mirarlo y sonreírle. No parecía que hubiese bebido mucho—. Ayúdame —le pidió mientras el barman le entregaba varias cervezas.
—Mañana tienes trabajo —lo regañó Steve, mientras Billy lo hacía sostener la mitad de las botellas.
—No te comportes como un papá conmigo, Harrington —le dijo fastidiado, pero luego le sonrió—. A menos que quieras azotarme más tarde... —añadió y le guiñó un ojo.
Steve le refunfuñó y sus mejillas enrojecieron. Riendo, Billy tomó el resto de bebidas y le indicó que lo siguiera.
Steve lo siguió a regañadientes hasta donde esperaba Tommy y un grupo de chicas como de preparatoria que jugaban en una de las mesas de billar. Pronto todos habían tomado sus cervezas y Steve se vio libre de irse. Pero, Billy le puso una botella entre las manos y le pidió que se quedara, sonriéndole de una manera tan encantadora, que no lo pudo contradecir. Steve suspiró, resignado. Se dijo que le iba a ser difícil volver a encontrarse a Billy con ese buen humor, así que debía aprovechar la oportunidad que se le presentaba.
—¿Entonces, te vas a quedar con él? —preguntó Steve, haciendo un gesto de saludo a Tommy, que estaba a unos pasos de ellos, poniéndole tiza a su taco—. ¿Le contaste de tu visita a California? —según algunos dichos de Billy del otro día, sospechaba que no era así.
Billy palideció al escuchar esa pregunta. Maldijo la lengua de su yo ebrio. Así que también le había hablado de su viaje... Alzó los ojos listo para desafiar la mirada burlona que esperaba encontrar y se turbó al toparse con los expresivos ojos de Steve que lo examinaban con preocupación.
—No es asunto tuyo, Harrington —le dijo y dio un largo sorbo a su cerveza para disimular su confusión—. Pero, resulta que a la señora Hagan no le agrado tanto como creía —le contó, ignorando la segunda pregunta—. De hecho, pensaba pasar la noche en la casa de esa castaña —dijo sonriendo a una de las chicas, quien le devolvió la sonrisa y lo miró seductoramente—. Su madre está cuidando a su abuela.
Steve sintió que su cara se calentaba. Apartó los ojos de la cara de Billy y dio un sorbo a su cerveza, esperando que su turbación fuera imperceptible. Billy le sonrió con satisfacción y se acercó a la mesa para tirar.
Varias cervezas después, Steve se había unido al juego y lo había convertido en una competencia contra Billy. Pero, éste le dio una paliza. Hargrove apenas había bebido después de que llegara Steve, pues se había asustado cuando se enteró de lo indiscreto que podía ser estando bebido.
Más tarde, Steve se apartó del grupo, malhumorado. Se sentó en la barra y se dedicó a pedir una cerveza tras otra y a embriagarse en soledad, mientras miraba de vez en cuando a Billy y a sus nuevas amigas, cada vez más enojado y cada vez más borracho.
—Ella nissiqueda essgei —murmuró irritado, arrastrando la lengua, observando a Billy rodear a la castaña con los brazos para "enseñarle a sostener el taco". Estaba mirando esa escena, un poco asqueado, cuando de repente sintió que su corazón se estrujaba—. Miedda —masculló de pronto—. Miedda —repitió abrumado. No tuvo más opción que reconocer que ya conocía este tipo de malestar. Era exactamente el mismo que lo había embargado cuando Nancy empezó a pasar tiempo con Jonathan: estaba celoso—. Cado que no... Ess la cevezza... —hipó— que me cofudde ecebebo...
Se dirigió tambaleándose al sanitario. Billy lo siguió un rato después, pues le pareció que estaba tardando mucho. Lo encontró mascullando frente al lavabo, mientras se echaba agua a la cara y al cuello.
—¿Estás bien? —le preguntó Billy, tocándole el hombro.
Steve se estremeció notoriamente cuando el muchacho lo tocó. Asintió con la cabeza y alzó los ojos para mirarlo a través del espejo. Carajo, ¿cómo podía ser tan sexy aún con la cara toda magullada? Se enderezó y dio media vuelta para mirar a Billy de frente, pero le estaba costando enfocarlo. Luego, dio un pasó hacía él y pasó los brazos por su cintura. Fue tan torpe, que Billy creyó que había tropezado con él, pero, entonces, Steve recargó la cabeza en su hombro y suspiró en su cuello.
—Esstoy bodassho —se justificó y se recargó más en el cuerpo de Billy.
—Me doy cuenta... —susurró Billy, sosteniéndolo estrechamente.
Ésta debía ser la primera vez que estaban tan cerca sin hostilidad, y era... muy agradable.
—Par de maricas —masculló un sujeto flaco con un mohicano que salía de uno de los cubículos.
Billy soltó a Steve y encaró al desconocido, rabioso.
—Depite esso, bécil —desafío Steve, tambaleándose hacía el sujeto.
El del mohicano se rio.
—Ma - ri - cas —repitió, enfáticamente.
Steve entrecerró los ojos, furioso, e hizo el ademán de querer echarse encima del desconocido, pero, Billy se puso delante de él y lo agarró por los hombros.
—Quieto —le ordenó.
El sujeto del mohicano se echó a reír con sorna y dio media vuelta para salir del sanitario.
—Marico... —empezó a murmurar, pero Billy lo alcanzó y le dio un golpe en la nuca—. ¿En serio, por la espalda? —le gritó dando media vuelta a la vez que le lanzaba un puñetazo.
Un momento después, se había desatado un infierno. El del mohicano no estaba solo, sus amigos lo estaban esperando jugando en una de las mesas, y cuando escucharon el alboroto en el sanitario, dos de ellos, un negro grande y sereno y una rubia menuda y psicópata, acudieron a apoyarlo...
Unos minutos más tarde, Billy, Steve y Tommy, sí también él, estaban en el estacionamiento con las caras y los nudillos partidos, discutiendo. Tommy estaba gritándoles a sus ex compañeros de clase por su inmadurez y por haberlo arrastrado a una pelea de borrachos. Estaba furioso. Sus padres lo iban a matar cuando lo vieran llegar a su casa en ese estado.
Billy lo escuchaba sin decir palabra, limitándose a mirarlo con desprecio, fumando. Su actitud hizo que Tommy se enojara todavía más y le diera un empujón en el pecho, maldiciéndolo. Billy le hubiera devuelto el empujón si no fuera porque en ese momento, Steve se hizo a un lado, se inclinó y empezó a vomitar tras un auto.
Gritando maldiciones, Tommy se subió a su automóvil, azotó la portezuela y arrancó, dejando a Billy y a Steve solos en el estacionamiento.
***
Espero que les haya gustado. Nos olemos luego :)
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Cosas Raras (Steve x Billy - Harringrove)
FanfictionUn año después del 'accidente' en Starcout Mall, Steve Harrington y Billy Hargrove se encuentran en una fiesta y para sorpresa de nadie terminan peleando