Canal#6: Pasteles y fiestas de té

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Una semana antes✧ *。

- ¡Suéltame, rubia oxigenada! – Maldijo en voz alta Amane por todo el salón.

Si alguien del comité lo hubiese escuchado, de seguro se ofenderían. Después de todo, para ellos el presidente Teru era como un dios entre un mar de mortales como ellos.

Pero para Akane era el mismísimo diablo.

Y para Amane, un idiota.

- Hahaha – Se rio sin preocupación el Minamoto.

- ¡¿Me estas escuchando?! – Interrogo sin dejar de forcejearse entre los brazos del mayor.

- Solo te soltare si me dejas hablar – Dijo con un tono calmado. El pelinegro sin embargo siguió luchando entre sus brazos.

- ¡No lo hare, de seguro me saldrás con una tontería! – Siguió protestando. Él solo había venido a dejar un plato de galletas al comité, porque Akane de seguro estaría trabajando arduamente por el bien de todos.

Pero solo estaba el rubio dentro de la oficina, el mismo que tan pronto lo vio, lo aprisiono entre sus brazos para pedirle un favor.

El Minamoto suspiro por la actitud terca de su kohai, no había querido usar eso, pero no le dejaba más opción que hacerlo.

- Si me haces el favor, dejare que Aoi-san salga temprano la semana que viene – Propuso Teru al chico.

Era cuestión de aplicar lógica.

Si la debilidad de Akane era Amane, era obvio que la debilidad de Amane seria Akane. Solo esos dos eran tan ciegos por los sentimientos del otro, que él a veces se preguntaba si solo fingían no darse cuenta.

Al escuchar la tan tentadora propuesta, Amane dejo de luchar para pensarlo mejor. Sabia por experiencia que el mayor no se retractaba en sus palabras.

Dejo salir un suspiro al decidirse al fin.

- Esta bien, está bien, te ayudare con tu tontería – Dijo rindiéndose en poder escaparse. Al notar que ya no había resistencia, Teru lo bajo con cuidado al suelo para liberarlo.

Era divertido molestarlo, más si se trataba de su estatura. Con solo cargarlo entre sus brazos para que sus pies no alcanzaran el piso, era una buena forma de atraparlo y pedirle favores.

Teru solo sonrió por lograr su cometido. Sin embargo, no dejaba de apretar sus nudillos al sentir esa aura extraña sobre el menor.

- Y bien, que esperas que haga – Pregunto Amane sin notar las acciones del contrario.

Sin dejar de sonreírle respondió. – Mi hermano quiere que lo ayude a preparar un pastel de fresas para esta tarde y como tú sabrás la cocina no es mi fuerte –

- Obviamente – Estuvo de acuerdo con eso.

¿Quién no conocía las inexistentes habilidades culinarias del mayor de los Minamoto?

- Entonces recordé del delicioso pastel que hiciste hace unos meses – Siguió hablando sin mostrarse ofendido por su comentario. – Por eso pensé que sería buena idea que ayudaras a mi hermanito a cocinarlo y no tienes que preocuparte por los ingredientes y el permiso de los profesores por usar la cocina –

El pelinegro pensó la situación con cuidado, lo único que tenía que hacer era supervisar al hermano de Teru en hacer un pastel.

No necesitaba conseguirle ingredientes o sobornar a un maestro para usar el salón de doméstica.

Aquella TransmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora