Yoorin era muy conocida en su escuela por ser callada y problemática, pero sobretodo egoísta. ¿Un chicle? Jamás te lo iba a invitar, no.
"Lo mío es mío, y lo tuyo si me lo enseñas y me gusta te lo quito".
Esa era su mentalidad y no pensaba corregir...
-¡Ay! -exclamó la mencionada, saltando en su sitio. Inmediatamente fulminó a Kai con la mirada-. ¿Quieres matarme del susto?
-No, no era mi intención -niega, tomando asiento a su costado. Era hora de receso y ambos se hallaban debajo del árbol-. ¿Qué haces?
-No te impor- -se interrumpió a sí misma al notar que estuvo a punto de contestar secamente-. Digo, ¿por qué quieres saber?
Kai rió, apoyando su cabeza en el hombro de la chica, quien se tensó sintiendo su corazón acelerarse.
Demonios.
-Me has estado evitando, Yoorin-ah -suspiró-. Pero qué bueno que ya eres cercana a Umji y las demás. Incluso mejoraste tu forma de contestar -hizo referencia a que Yoorin se interrumpió a sí misma para responderle de una mejor manera.
Yoorin sacó un chicle de su bolsillo, abriendo el empaque para comenzar a mascarlo. Ignoró lo que dijo Huening, no tenía nada que decir al respecto si ni ella misma lo comprendía.
-¿Me invitas uno? -preguntó Kai.
Yoorin asintió, sacando otro más de su bolsillo para depositarlo en su mano. El chico le sonrió y lo abrió para mascar al igual que ella.
Estaban en un cómodo silencio, hasta que Kai comenzó a formar burbujas que explotaba para repetir la acción. Los recuerdos de días anteriores llegaron a Yoorin como un balde de agua fría.
Sus órbitas se abrieron a más no poder cuando el chico frente a ella, mirándola fijamente, depositó sus labios sobre el otro extremo de la burbuja haciéndola reventar, manchando parte del rostro de Yoorin quien seguía en estado de shock.
Kai rió.
-No, no podría darme por vencido contigo -fue lo último que dijo antes de dar media vuelta y comenzar a avanzar-. ¿Vamos?
Un sonrojo escandaloso cubrió todo su rostro hasta la punta de sus orejas y se puso en pie. Kai la miró ladeando la cabeza extrañado por su accionar.
Bien, desde ese día había estado dándole vueltas al asunto, convencida de que definitivamente se olvidaba de algo. Es decir, el chico no podría decir eso así como así. Algo sucedió que se perdió.
Y aunque tuviera curiosidad, tampoco era tanta como para llegar a preguntarle.
-¿Qué sucede? -preguntó y formó otra burbuja.
Yoorin apartó la mirada nerviosa.
-Nada -y volvió a sentarse.
No vio la pequeña sonrisa divertida del menor.
-Hyung va a estar ocupado mañana con Beom y Seyeon en casa, hablándoles de su carrera y su universidad, así que me voy a aburrir -comentó puchereando-. ¿Nos acompañas?
Yoorin lo pensó, arrugando la falda entre sus dedos. Si bien había hecho amigas y trataba mejor a los profesores, aún no había entablado una conversación cómoda con Seyeon o Beomgyu. Sobretodo porque la primera era incluso más tímida que ella con respecto a interactuar y este último se la pasaba ocupado últimamente por lo que apenas estaba en clase.
Es por un mejor cambio, Yoorin.
-Voy.
Kai le sonrió, revolviendo sus cabellos a lo que Yoorin apartó su mano con un suave golpe y sus mejillas rosadas.
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