☆Una Estrella Apagada☆ ~Avocato x Lectora~

Capitulo 1 ~El comienzo de una amistad~

Después de jurarle lealtad al Señor Comandante, el mismo le indicó a Avocato que se hiciera cargo de mi, mientras me recuperaba de mi pérdida. Por obvias razones no podía negarme ya que si lo hacia, las consecuencias iban a ser graves. Tan solo acepté la órden y acompañada de Avocato salimos de su oficina.

De camino iba pensando en donde me quedaría, hasta que salió una propuesta muy extraña.
—Sé que no tienes un lugar donde hospedarte ahora, te propongo vivir conmigo hasta que encuentres un lugar estable— Dijo sin mostrar ningún sentimiento.
Lo pensé por varios minutos pero acepté solo asintiendo la cabeza.

El trayecto a casa de Avocato fue largo pero llegamos al cabo de un par de horas. Al estar al frente de la puerta Avocato sacó sus llaves y abrió la puerta, haciéndose a un lado para que pasara primero.
—Disculpa pero ¿donde esta mi habitación?— Dije mientras un nudo en mi garganta hacía que se deslizara una lágrima en mi mejilla.
El tan solo se quedó viéndome y mejor desvíe la mirada para que no viera mis ojos cristalizados.
—Está en el piso de arriba, es la segunda puerta a la izquierda. Si necesitas algo estaré en la habitación frente a ella—
Solo asentí con la cabeza, ya que no quería mencionar ninguna palabra. Tan solo me retiré en silencio y me encerré en la habitación. Al ponerle el seguro me dejé caer en la puerta lentamente para llorar en silencio sin que él me escuchara.

Pasaron las horas y me había quedado dormida recostada en la puerta, me levanté de donde estaba y me tumbé en la cama para después abrazar la almohada y seguir llorando. Muchos dirán, "te comportas como una niña llorona", pero no todos los días peleas con tu familia y la pierdes en una explosión sin poder disculparte por completo. Yo solo seguía en mi mundo, recordando todos los recuerdos junto a mi familia hasta que un toque en puerta me sobresaltó.

Una voz grave y con tono algo preocupado habló desde el otro lado de la puerta.
—Niña sal para comer algo. Desde que llegaste no haz salido de ahí—
Tan solo me limité a responder que no tenía hambre, pero él siguió insistiendo.
—Será mejor que salgas niña, antes de que la paciencia se me agote—
Por su tono de voz sabía que en cualquier momento lo que había dicho se iba a cumplir, pero no quería que me viera en un estado tan degradante.
—¡No tengo hambre, déjame en paz!— Exclamé desde dentro de la habitación.
Tan solo escuché un gruñido, en un abrir y cerrar de ojos derribó la puerta dejándome completamente asustada.
—Mira mocosa. Yo no tengo tu tiempo para estar llorando, ¡no es mi culpa que tu familia se haya peleado contigo antes de terminar cabonizados!—
No pude pronunciar palabra alguna y solo dejé caer un par de lágrimas para luego soltar en llanto.

|Avocato no se había dado cuenta de sus palabras hasta que vió a la joven llorar. Se sintió mal ya que llevaba tiempo sin entablar una conversación con alguien más que no fuera el Señor Comandante o alguno de sus soldados solo para darles indicaciones. No sabía que hacer, así que tan solo se limitó a acariciar la cabellera blanca de la joven de manera muy extraña.

Era un momento muy incómodo y mejor decidió disculparse por sus palabras.
—Yo... Lo lamento niña. No sabía como actuar, nadie me ha respondido de manera tan irrespetuosa como tú— Dijo mientras seguía acariciando de manera algo brusca su cabello.
—No te disculpes, la que se debería de disculparse soy yo. Tú tan solo te estabas preocupando por mí y yo te respondí de una manera muy grosera— Dijo dejando asombrado al tipo.
El joven ventrexiano tan solo se sorprendió por la madurez que podría sostener la joven de un momento a otro a pesar de su pérdida.

Un largo silencio inundó la habitación causando mucha incomodidad.

—Será mejor que pare de llorar y bajemos a comer algo, además de que mañana tienes que ir a trabajar— Dijo levantándose de la cama mientras mostraba una pequeña sonrisa.
Una pequeña parte del joven ventrexiano lo puso feliz esa acción y acompañó a la joven.