Veinte Almas

Capitulo Trece

Harmony Wright

Han pasado Seis jodidos días desde que llegamos aquí, casi una semana que es lo que duraría el campamento, cada vez estamos quedando menos y cada día desaparecen mas personas. La autoridades no harán nada hasta que no pasen los 8 días, ya al no vernos llegar, se darán cuenta y empezaran una investigación y seremos desaparecidos y tal vez vengan por nosotros..... lo malo es que no sabremos si estaremos vivos o sera demasiado tarde

Me encuentro en el comedor donde estamos los pocos sobrevivientes, nos  encontramos charlando y esperando que lleguen Hallie y Chris, raramente ellos tardan en llegar pero hoy ha sido todo lo contrario. Reviso el reloj que se encuentra en mi muñeca derecha y me doy cuenta que ya se han retardado dos horas. Este día empezó completamente extraño si ignoramos que cada día está muriendo alguien de aquí; Sam y yo esperamos que sonara la alarma para ir al comedor pero nunca sonó por lo que ignoramos el tema y llegamos aquí donde todos se encontraban igual de confundidos.

—Creo que ya se están tardando mucho ¿No?—murmura Peigh con su mal genio de la mañana

—Seguro están planeando alguna actividad—dice Sofía mientras se encoje de hombros.

—Eso es totalmente estúpido, ¿No quedamos nada más que doce personas incluyendo a los supervisores?— dice la pelirroja

–Esto es un infierno, vamos a morir,"Bla,bla,bla",si, ya lo sabemos, ¡Ahora que se apresuren, muero de hambre!—murmura Sam dramáticamente sin importarle un carajo si morimos.

— ¿Soy la única que piensa que es un poco raro? Llevan dos horas retardados y ninguno los hemos visto hoy, claro quitando que solo quedamos pocos sobrevivientes y no hay salida de este maldito bosque—digo frustrada.

Ellas asienten y empiezan a hablar de cómo desean salir de aquí, aunque nadie lo diga en voz alta no sabremos si eso ocurrirá.

Escuchamos como se abren las puertas y volteamos para encontrarnos la imagen de los supervisores con la comida; pero lo que observamos es a una pálida chica, respirando agitadamente por haber corrido viéndonos con lágrimas y los ojos rojos por haber llorado, la reconozco como Cindy. Ella abre la boca para decir algo y lo que dice deja al gran comedor en silencio.

—Los supervisores están muertos, al igual que Sandy—suelta con voz quebradiza.

Me quedo helada en mi lugar y pienso que hemos perdido a los últimos adultos en el campamento. Estamos acabados si no morimos en manos del asesino lo haremos de hambre. 

"Amo este campamento" que se note mi sarcasmo.

—Definitivamente estamos muertos ¿Alguien tiene seguro en alguna funeraria? Tal vez hagan un descuento si llevan más de 20 cadáveres—escucho decir al hijo de Satanás.

Sólo él se tomaría está situación como un juego, ya ni me sorprende.

—Hermano, no bromees así—le reprocha su amigo. —Aun no he visto la nueva película de Marvel–dice sarcásticamente.

Idiotas.

Me levanto de mi lugar y me acerco a la chica que acaba de entrar hace unos minutos.

—Ok, pensemos claramente—digo fuertemente para que me escuchen los pocos que están aquí— ¿Dónde están los cadáveres?—interrogo a la pálida chica.

Todos la observan, ella incómodamente nos cuenta que estaba buscando a su amiga Sandy por el campamento y al no encontrarla cerca camino hacia el lago. Donde encontró las nuevas víctimas. Decidimos ir al lugar; al llegar en la orilla del lago encontramos la horrible escena que ya se están haciendo normal en mi vida y no debería ser así.