[ACTUALIZANDO]
¿Qué pasaría si un día te dieras cuenta de que toda tu vida ha sido una mentira? Y... ¿Qué pasaría si te obsesionaras con saber la verdad, y no pararas hasta conseguirlo? pero... ¿Qué pasaría si cuando supieras toda la verdad, hubier...
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Aquella mañana en clases, después de haber estado toda la noche pensando en el libro, decidí investigar sobre él. En el testamento dejó escrito que el libro sería para mí, pero la mujer obedeció las órdenes de su marido y cedió todos los libros de su biblioteca a una ONG que repartía libros a distintos sitios para que todos pudieran disfrutar de ellos. Por lo que tendría que averiguar dónde estaba, y para eso recurriré a James, sé que él lo encontrará.
Volví a clase después de mi viaje astral y me di cuenta de que toda mi clase estaba escribiendo. La profesora había mandado una actividad de la que no tenía constancia, pero aprovechando que James estaba a mi lado me escribí una notita ingeniando un plan.
"Necesito que me ayudes. Voy a decirle a la profesora que estoy mareada y me acompañas fuera"
La hice una bolita y se la tiré. Chocó contra su brazo y se deslizó hasta el suelo. Tuvo que hacer algunos movimientos raros para alcanzarla, pero cuando lo hizo asintió con la cabeza y yo empecé con la actuación.
—Profesora —levanté la mano posando una mano en mi cabeza y haciendo una postura torcida—. Estoy mareada, necesito salir a que me dé el aire. —mentí poniendo mi peor cara. Ella se acercó a mí preocupada para no distraer a mis compañeros.
—¿Necesitas que te acompañe? —preguntó y aproveché eso para que James saliera conmigo.
—No se preocupe, puede venir James, así puedes atender a mis compañeros si tienen alguna duda —ofrecí con una amplia sonrisa a lo que ella accedió.
Salí con James de clase, y una vez fuera le puse un poco al día sobre lo que me había pasado y por que necesitaba su ayuda, otra vez.
—Osea que lo que Stella iba diciendo por ahí es verdad ¿hay un señor que no conoces que te ha dejado herencia? —preguntó sorprendido elevando sus cejas mientras caminabamos hacia la sala de ordenadores.
—Sí. —asentí juntando mis labios dejando una fina línea recta en mi boca.
—¿Y ahora tenemos que averiguar dónde está ese libro? —volvió a cuestionar.
—Sí.—repetí la misma acción de antes hasta que nos paramos enfrente de la sala. Una vez observamos que no había nadie y que estaba abierto, entramos y nos situamos en el ordenador más cercano.
—Abriré una página para buscar todos los libros que hay en el país con ese código. Espero que no haya muchos, y que estén cerca —explicó James encendiendo el ordenador y siguiendo los pasos que me había explicado.
Me senté a su lado mientras el hacia sus cosas de "hacker" y observé curiosa. Metió el código del libro en el buscador de la página y salieron dos.
—Pues esos son los dos libros que hay —explicó—. Tendrás que ir a los dos sitios a averiguar cuál es el que buscas. —me miró después de dejar de observar el mapa de Springfield, y yo lucía algo descolocada.
