Capítulo 3

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Tranquilidad y silencio es lo que había en mi habitación antes de que la voz de JB la inundará con gritos para despertarme provocando que mi cabeza quedará hundida en la almohada

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Tranquilidad y silencio es lo que había en mi habitación antes de que la voz de JB la inundará con gritos para despertarme provocando que mi cabeza quedará hundida en la almohada.

—¿No querrás llegar tarde el primer día no?— volvió a gritar.

—¿No querrás empezar el curso con la cara deforme no?— vacilé aún en la cama.

Me levanté sin ganas para proceder a vestirme, cogí lo primero que ví en el armario y salí a la sala para saciar el agujero negro que había en mi estómago después de tantas horas sin comer.

—¿Qué haces con eso? —preguntó Eliot algo confuso mientras yo salía de mi habitación.

—¿Con qué exactamente? —me paré en seco en frente suya mientras un bostezo salía de mi boca.

—Con tu ropa idiota. —contestó Ivy por él que pasaba por delante nuestra.

¿Esta chica es siempre igual de borde?

—Tienes que llevar el uniforme. — habló ahora Ingrid haciendo que mis ojos se abrieran más de lo que podía a esas horas de la mañana.

—¿Cómo que uniforme? —las miré a todas y efectivamente, iban en uniforme, que era o bien falda o pantalón y un polo blanco con el logo del internado.

—Allí tienes el tuyo. — lo señaló colgado detrás de mi puerta haciendo que mi cara de horror aumentara.

No me disgustaba llevar falda, lo que de verdad me molestaba era ir igual que todo el mundo. Necesitaba mi estilo y no llevar algo que nos hiciera a todos iguales, porque no lo somos.

—Te queda genial — sonrió Megan entrando en mi habitación, ya que éramos las últimas y los demás estaban en el comedor. —¿Vamos? —Asentí y salí de la habitación tras ella.

Caminamos durante algunos minutos por el largo pasillo principal, hasta llegar a las taquillas, cogimos el libro de lo que teníamos clase, que era economía, oh genial y nos dirigimos a ésta.

Entramos y pude observar lo amplia que era, tenía azulejos hasta la mitad de la pared, y la otra mitad estaba pintada de blanco, y las mesas colocadas de dos en dos formando tres filas.

Me senté en una silla delante de dónde se puso ella, tenía a su lado a Ingrid y delante mia estaban Ivy y JB.

La clase se fue llenando de gente pero la mesa de mi lado seguía vacía, mejor.El profesor entró minutos más tarde cerrando la puerta y empezó a hablar.

—¿Se puede?¿Si verdad? —vaciló un chico moreno alto, con el pelo despeinado regalándole un sonrisa a todos.

—Está ocupado. —comenté antes de que se sentara a mi lado.

—Yo no veo a nadie. —alzó una ceja alejando la silla de la mesa.

—Déjense de cháchara y siéntese ya. —ordenó el profesor captando nuestra atención.

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