¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—You are not for me—
Nacimos, y empezamos a criarnos juntos, éramos mejores amigos, fuertes ante la adversidad, tan fuertes, que mis lazos de amistad se empezaron a volver más al que eso.
Adoraba pensar que los abrazos que me dabas, eran tus muestras de amor recíproco.
Que tus besos en la frente, eran tus muestras de amor recíproco.
Pero me di cuenta que no era así, cuando en ese día conociste a Erina Pendleton, la doncella en apuros de esta historia. Desde ese día, tu y ella se volvieron amigos, no me molestó, hasta que comencé a ver qué eras más atento con ella que conmigo, ¿Celos?, Claro, y muchos. Tu apego hacia ella creció más cuando llegó tu hermanastro, Dio.
Pase de ser tu "mejor amiga" a "¿Te conozco?" O así lo sentía yo, cuando te invitaba a a salir.
-"Lo siento ________, saldré con Erina"
A tomar un helado...
-"Mil disculpas, ya le había prometido uno a Erina"
Así varias, pero la gota que derramó por completo el vaso, fue cuando llevaste a Erina al baile de la ciudad, mientras veía como bailabas con ella, y yo simplemente me sentaba a verlo, te aplaudía, pero por dentro, está hecha un remolino de tristeza, alguien tomo mi mano, y me llevo a la pista de baile mientras sonaba la canción que tanto nos gustaba 'La vie en Rose', una cabellera rubia y algo larga observé a medias, pero no me dejó contemplar porque hizo que apoyara mi cabeza en su pecho, pero supe de inmediato quien era cuando dijo:
-No vale la pena llorar por alguien que no se da cuenta de lo hermosa que eres- sentí que mis lágrimas caían a mares, mientras Dio hacia todo el trabajo de bailar conmigo en sus brazos, antes de que la canción terminará, nos fuimos a casa, se despidió con un beso en la frente, y no me molestó, fue más cálido de lo que yo había imaginado alguna vez.
Ese día me prometí, ya no volver a seguirte, terminamos nuestros estudios previos a la universidad, yo decidí irme a estudiar medicina a Francia, solo tenía contacto con Dio y le había rogado incesantemente que no te dijeran a dónde me había ido.
Aún así, no podía dejar de pensar en ti, era horrible e incesante el apego que por ti había creado, lo sentía tan enfermizo, pero no me quedaba más que ocultarlo y resignarme.
Dio me había invitado a una fiesta, no sabía el motivo, pero viaje de Francia a Inglaterra nuevamente, para asistir a lo que es hoy, tu boda, lo siento si no tuve tiempo de comprar un regalo, esto es lo mejor que pude darte, pero me alegra haber podido asistir, aunque tú no lo supieras, cuando el maestro de ceremonias dijo que podíamos bailar contigo, fue feliz, al final me debías un baile, y no sé si el universo estaba de nuestro lado, pero era nuestra canción, danzamos juntos, estaba feliz, muy feliz de estar contigo una vez más, una... Última vez más.
Aunque tu mirada estaba algo perdida al principio, como si no creyeras que yo me encontraba ahí no te culpo, me fui sin decirte nada, pero después podía notar un sonrojo en tu rostro, tus ojos brillaban, supongo que era por tu boda, y quién no estaría feliz de casarse con una bella señorita como Erina, si tú eras feliz, yo estaría feliz contigo. Espero te hayas dado cuenta de eso, de lo mucho que te ame, y lo sigo haciendo, aunque no sepas que el amor que yo siento era por amor, que jamás me olvidare de ti, ya tampoco puedo permanecer más tiempo de este lado, no podré superarte de esta manera, Dio y yo estamos intentando algo, si todo sale bien, espero poder enviarte una invitación yo también, sería muy feliz que fueras tú quien me llevará al altar en dado caso, lo siento si tuviste que enterarte de mis sentimientos así, pero se perfectamente que jamás podría decirte los de frente, y menos aun que eres un hombre casado, pero no es mi culpa, siempre que intente decirte, me acobardaba o no estabas cerca mío, creo que sería todo.
Atte.: _________, la chica que vio contigo 'La vie en Rose' siempre, y que a pesar de todo, podrás contar en donde sea que esté.
El azabache apretaba esa ultima carta tuya, entre su pecho con algunas lagrimas en los ojos, ¿Cómo pudo ser tan tonto?, ¿Cómo pudo no darse cuenta?, ¿Cómo pudo desechar tus sentimientos y corazón a la basura?, No iba a mentir, estaba casado con Erina, pero siempre pensaba ¿Cómo hubiera sido, si su vida fuera contigo? ¿Sería más feliz? Sí se sentía a gusto con la rubia Pendleton, pero no se sentía lo suficientemente bien, como pasaba contigo, no sentía esas mariposas que se suponía debía tener por estar casado con 'el amor de su vida'. Limpio el residuo de agua salada que quedaba en su rostro, iba a levantarse para seguir con su día, con la amarga sensación, ya había pasado un año, ¿Quizá? pero no podía sacar a su —Ahora lo aceptaba— amor de la infancia.
-¡Jonathan, Jonathan!- fijo su mirada en la rubia que venía corriendo con una carta en mano.
-¿Qué es eso Erina?- a la joven le brillaban los ojos de la emoción.
-Nos invitaron a una boda y adivina de quien- su voz cantarina daba a conocer su excitación porque el azabache le siguiera el juego, sonrió débilmente y no dudo ni un segundo en responder.
-Así que al fin te casaras... _______-
.
.
.
.
N/A: lo hice muy soso, pero siento que mi idea principal no fue plasmada correctamente aaaaaa, igual espero les agrade, muak.
