ジャン・ピエール・ポルナレフ

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—lèvres rouges—

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lèvres rouges

 Al fin el albino respiraba los aires franceses de la ciudad en la cual creció y estaba mas feliz aun porque la volvería a ver a ella, a su dulce castaña de candentes labios rojos que fue su amiga de infancia —Y secretamente la chica que le gusta—, y que trabaja en una cafetería cercana al que es su hogar.

Una vez que llegó a el lugar, entró sin duda, inhalando el suave aroma a café y pan recién horneado que inundaba el lugar, buscando un lugar en donde sentarse, la vio atendiendo, sonriendo a la clientela, como quería a esa chica, suspiro y fue a tomar asiento, siendo atendido por otra muchacha a la cual le pidió el favor de decirle a qué hora salía su amada _________. Una hora más tarde fue su respuesta, así que decidió ordenar algo para matar el tiempo y esperar a la chica por la cual había dado todo por sobrevivir en el viaje a pesar de su imprudencia, en la cual el adivino arriesgo su vida por él dos veces, perdiendo esta en la segunda. Desviando su mirada, observo como empezabas a recoger tus cosas y te despedías de todos.

Te siguió sigilosamente, para acercarse y tapar tus ojos.

—¿Quién soy? — hizo una voz algo distorsionada.

—¿Polnareff?, ¿Eres tú? — el quito sus manos y tu volteaste a mirarlos, tus ojos estaban cristalinos y el peliplata abrió sus ojos de más.

—¿Qué pasa no estas feliz de verme? — la muchacha derramo algunas lagrimas y el solo atino a abrazarle, pero esta se soltó.

—Eres un idiota. — la chica comenzó a caminar más rápido y bueno a fornido chico no le tomo mucho tiempo seguirla y tomarla del brazo. — ¡Suéltame!, ¿Quién te crees que eres?, te vas por más de un mes, sin siquiera mandarme una maldita carta, dios pensé que estabas muerto. — sin siquiera pensarlo saltaste a sus brazos. — Mejor no me sueltes... — susurraste y él te atrajo más a sí mismo, y es que se podía.

[...]

La chica preparaba una deliciosa cena, mientras el albino tomaba un baño caliente después de mucho tiempo, al salir la vio tan concentrada que no quiso molestarla y fue a sentarse en el sofá de aquella pequeña pero acogedora casa, era su segundo hogar, pensando en que ella siempre lo ha cuidado, y el había sido desconsiderado con su amada compañera, preocupándola y sobre todo habiendo arriesgado su vida muchas veces durante el viaje.

—¡Oh, Jean!, pensé que seguías duchándote, era para avisarte que ya esta la cena. — te acercaste a él tomando las manos del albino y dirigiéndole a el comedor. — Hice de todo un poco, come, además hice postre. — le guiñaste el ojo e hiciste una sonrisa, que contagio al chico.

Ambos disfrutaban de la cena en tenues conversaciones, risas y sonrisas, bebiendo un suave vino, al compás que comenzaba a sonar en el tocadiscos La vie en rose.

⤤𝙊𝙣𝙚-𝙨𝙝𝙤𝙩'𝙨⤦ ❛𝙅𝙅𝘽𝘼 𝙭 𝙍𝙚𝙖𝙙𝙚𝙧❜ ボ火ギゎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora