ルドル・フォン・シュトロハイム

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—alles hat sich geändert—

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—alles hat sich geändert—

Para nadie era una sorpresa que el gran ex militar y ahora empresario Rudol Von Stroheim sea todo un cara dura, audaz, egocéntrico y completamente nacionalista a su natal Alemania, pero lo que nadie sabia es que cuando se trataba de su esposa ________ Takahashi, todo esos humos se le bajaban de golpe y se volvía todo un blando, nadie lo culpaba su esposa era una hermosa flor recién salida en primavera, con esas distintivas gotas de sereno que la mañana regalaba, la amaba, era inteligente, preciosa, y él más que nadie sabía que todo lo que tenía y había construido era gracias a la ayuda de su amada mujer, que estuvo con el en las buenas y malas.

Recordando con pesadez esos oscuros momentos de su vida en la cual, por culpa de una granada, diversos fragmentos se incrustaron en su abdomen unos más profundos que otros pero siempre le duele retroceder y mirar a su bella dama, delgada, con ojeras, su pálida piel aún más incolora por la falta de apetito y descanso, desde ese entonces se prometió irse de ahí, la milicia le gustaba pero anhelaba vivir para disfrutar al cien por ciento su vida con aquella mujer japonesa que conquisto su corazón en unos de sus primeros viajes de negocios y aquí estaban, ambos en su enorme cama, disfrutando del calor del otro en aquella enorme cama matrimonial, el enorme y musculoso brazo del masculino se enrollaba en la curveada cintura de la más pequeña, y la contraria sonreía pasando sus dedos por el pecho desnudo de su esposo, amaba estar así con él, y el ojiazul no se quedaba atrás, sus días de descanso eran técnicamente sagrados para él, pero la rutina de descansos puede que este por cambiar un poco.

—Cariño... — el rubio mientras mantenía sus ojos cerrados mientras escondía su cabeza en el pecho de su esposa. — Cariño... — canturreó de nueva cuenta la pelinegra, mientras enredaba sus finos dedos en la melena dorada de Rudol, este solo soltó un algo rasposo "Mmhp" y se removió en su lugar.

—Cinco minutos más... — sin duda era todo un espectáculo mirar a Rudol de una manera que no fuera seria o desapacible.

—Anda, te prepararé el desayuno, igual tengo una sorpresa, que realmente espero que te guste. — la juguetona voz de su esposa, lo hizo sonreír, con -mucha- pereza aun, se metió a dar una ducha en lo que su esposa preparaba el desayuno y aquella sorpresa que de verdad esperaba que le gustara.

[...]

Entre abrazos del más alto, besos traviesos en el cuello, platicas amenas y chistes malos, el desayuno era lo más agradable, se sentía incluso un amor de estilo familiar, y lo amaban.

—Bien y... ¿Cuál es la sorpresa? — apacible miró a su mujer sonrojarse levemente, solo afirmó con su cabeza y se levantó de la silla en silencio, eso inquieto un poco a Rudol, pero se mantuvo en su puesto, vio a la mujer de su vida poner una curiosa cajita blanca, la miró con extrañeza.

—No me preguntes que es... solo ábrela. — con cierto temblor en sus enormes manos

Abrió la caja con una lentitud extremadamente exagerada, leyó la pequeña nota que su esposa había escrito con anterioridad en la tapa interior.

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2023 ⏰

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⤤𝙊𝙣𝙚-𝙨𝙝𝙤𝙩'𝙨⤦ ❛𝙅𝙅𝘽𝘼 𝙭 𝙍𝙚𝙖𝙙𝙚𝙧❜ ボ火ギゎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora