Lo que hice "In Diva"

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—Ni pensarlo, Kim. —Suspiró el más bajo mientras se apoyaba en el marco de la puerta con pereza. El pelo alborotado cubría parte de sus ojos. —Son las once de la noche, estaba preparándome para ir a dormir.

—No seas así Jimin, dale. —Rogó el contrario cogiéndole de la mano, poniendo ojitos de cordero degollado mientras hacía un berrinche. —Yo pago la entrada.

—No Tae, ni si quiera hay buses a esta hora. —Le miró cansado a punto de cerrarle la puerta en la cara. Había preparado su cama y unos snacks dispuesto a ver por quinta vez "200 libras de belleza". Kim no iba a fastidiarlo esa noche del Sábado.

—Vamos en taxi. —El mayor negó con una mueca, incrédulo ante la propuesta, haciéndole saber que no tenía dinero para pagar tal transporte hasta la ciudad. —Yo pago. — Pero Tae no era tonto, y cuando se trataba de salir, hacía hasta lo imposible.

Porque quizás Jimin era el más responsable entre ambos, pero tampoco era santo de devoción y tras insistir con terquedad, el rubio no tuvo más remedio que aceptar a pesar de que ya llevaba el pijama puesto y bostezaba entre frases. Kim Taehyung podía llegar a ser como un grano en el culo cuando se trataba de fiesta y alcohol, y es que este se había enterado de un gran evento que celebrarían esa misma noche en pleno centro de la ciudad. Para mala suerte de ellos, vivían en un pueblo a las a fueras sin mucha conexión a parte de unos cuantos buses que pasaban cada cierta hora.

—Corre, ponte sexy, yo iré llamando al taxi para que nos recoja en una hora.

El castaño en cuanto le avisaron del ambiente que iba a haber en aquél club, no pensó dos veces antes de prepararse tan rápido como pudo y correr hasta el apartamento de su amigo para que lo acompañase. El menor podía ser de todo, menos una buena influencia.
Le gustaba lo espontáneo y esporádico, ir de aquí allá sin planear demasiado. Le gustaba el sexo de una noche, bailar con cualquier conocido o desconocido y olvidarse de las obligaciones con el alcohol recorriendo su sangre. Él era tan libre que envidiaba aunque aquello a veces lo llevase el desastre.

—¿Comerás algo antes de irnos? —Preguntó el rubio mientras se dirigía a su habitación con una toalla en su cintura, dejando caer gotas de agua por el camino tras salir de la ducha. —No quiero que te de un coma etílico en medio de la pista.

—Ya sabes, siempre tomo con el estómago vacío, soy una roca. —Respondió entre risas, dirigiéndose al ventanal del apartamento para divisar el cielo estrellado que se exponía ante ellos.

La noche ese día era bastante calurosa, estaban a mediados de agosto y las temperaturas en Corea solían ser demasiado altas. Nunca había un intervalo entre estaciones; o nevaba o te asabas bajo la luz del Sol. Kim, claro, estaba al tanto de eso cuando decidió ponerse unos pantalones ajustados con una leve apertura que daba a luz sus posaderas.

—¿Quién te avisó? —Su vista se desvió de la ventana al contrario, quien se encontraba atando sus zapatos mientras aún su pelo lucía mojado.

—Yoongi. —Dijo sin más, viendo como el rubio intentaba disimular la emoción que aquél nombre produjo en su sistema. Jimin estaba perdido por aquél chico de pelo menta. —Su amigo iba a celebrar la inauguración de un nuevo club en Gangnam o algo así. —Dijo sin darle importancia. Tampoco sería de extrañar si acababan en un antro con pura gente desconocida para el mayor, pues Kim conocía demasiada gente de la ciudad que ni Jimin sabía de su existencia. Era la mariposa sociable del equipo.

—¿Gangnam? —Siguió sin mirarle el rostro mientras terminaba de acomodarse los zapatos y divisaba su figura en el alargado espejo que descansaba en la pared del salón. —No pienso arreglarme como un niño pijo solo para poder entrar a ese lugar, Kim. —El nombrado rodó los ojos con burla antes de sacar un bálsamo de su bolsillo trasero.

InDiva [kooktae] • OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora