Capítulo 4

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Perdón por tardar tanto. No encontraba mis calzoncillos con estampados de Hello Kitty. Mi ropa interior es lo que más se pierde en esta casa. Mi gata rompió dos prendas y yo tiré unos cuantos porque me apretaban los testículos y mi culo se comía el calzoncillo.

Mi nueva vecina siempre pone música alta todas las noches. Se oye mucho pop, rap y kpop. Pone tanto esa música que ya tengo mi celular de 64 gigas repleto. Siempre cierro las persianas cuando me voy a cambiar. De ese modo, la vecina no me puede ver cuando estoy como Dios me trajo al mundo. Su esposo se pondría celoso.

No encuentro mi ropa. ¿No te molesta que esté desnudo verdad?

Me suelo poner rojo cuando no hay algo que me cubra los genitales. Sally decía que tenía la nalga respingona. Es decir, levantada.

Además, tengo dos lunares en el trasero.

Me siento en confianza contigo, pero me da pavor que el pene comience a levantarse y ya no baje más. Sentiría mucha vergüenza contigo. A veces mi amigo de abajo se pone duro cuando estoy y cuando no estoy excitado.

Una vez se puso rígido cuando salía de casa. Tenía que sentarme para apaciguar la manguera poseída, pero terminé rompiendo mi pantalón y caminé al supermercado con la ropa interior expuesta, pero yo no me daba cuenta.

Mi gata Sally ha estado muy inquieta últimamente. Ha tenido más hambre que de costumbre. Ya ha terminado un paquete de Cat Chow y dentro de poco agrietará el piso al caminar. A veces duerme todo el día y no escucho su silencio y también sus maullidos.

Cambiando de tema, siento que algo malo sucederá. Tengo un presentimiento que golpea como tambor. Mis latidos se aceleran de solo pensarlo. El miedo me consume y una vez que el recuerdo me apresa, me cuesta romper sus barrotes.

Mejor me calmo...

Ayer te contaba sobre cómo conocí a Sally. Bueno, me quedé en la parte donde mi mano noqueó al rufián que agredía a Sally. Ella me agarró de la mano y huímos del lugar. El hombre no parecía haber estirado la pata. Yo estaba nervioso por ver a un policía, porque le temo a los barrotes y todo lo que tenga que ver con la cárcel, me provoca escalofríos.

El miedo nos unió y ella no me soltó. Me agarró de donde pudo y me llevó por el camino del placer. Todo fue hermoso. Ella se entregó a mí. Fueron meses de lujuria y miedos. Caí en la tentación sin haber sido tentado.

Cada noche lo hacíamos hasta que un día ella ya no llegó a mi cama.

Ese mismo día la llamé y no me contestó más el teléfono. Una tarde me enteré que la habían visto junto a su exesposo, el rufián.

Fui a buscarla a su casa, violenté su cerradura y entré con violencia a su morada y la encontré. Ella estaba muerta. Un disparo había acabado con su vida. Huí antes de que la policía llegara. El cadáver de Sally me iba a incriminar.

Meses después, dieron por muerto al asesino, el cual se sospechaba que era su ex. Pero ese caso se abre cada vez que aparecen nuevas pruebas.

En ese momento dije que quería la Muerte antes que ser acusado y encarcelado.

Hombre de libro ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora