Capítulo 5

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Buenas, linda señorita, porque para mí tú eres linda y nada hará que cambie de opinión.

Me encuentro deambulando en calzoncillos, ahora mismo, porque el calor me agarró y me azotó con fuerza cuando me levanté hace unos momentos. Mi aire acondicionado se averió y el aire que se cuela por mi ventana apenas mitiga el fuego interior que hierve mi sangre y hostiga mi buen humor. El sudor se regocija con mi cuerpo desnudo.

Me encanta la ropa interior negra... ¿A ti también?

El único calzoncillo negro que tengo apenas cubre mis genitales. Se siente muy apretado y mis testículos se quieren rebelar.

Me acabo de sentar porque algo está despertando ahí abajo. No quiero que suceda porque no es propicio ahora... Estoy luchando contra un ser superior a mí y solo queda deponer las armas y rendirme.

Lo que me temía acaba de suceder. El miembro se acaba de poner duro y no puedo esconder el bulto que acaba de salir a tomar el sol. Parece que quiere romper mi ropa interior.

Discúlpame por esta erección...

Se me vino a la mente un sueño húmedo. Yo estaba teniendo sexo intenso con una chica, que supongo que es la chica linda que acabo de conocer. No creo que haya sido Sally porque ella no gemía tanto y no lo hacía tan rico. Sally se venía antes que yo.

Aquella mujer estaba encima de mí, acaballada, galopando sin cesar. Estando a horcajadas ella no reprimía ningún jadeo. Cada vez que me provocaba episodios de placer, difíciles de describir, me contenía. Yo la agarré de las caderas con movimiento impetuoso... Sus gritos intermitentes se prolongaron y fueron la antesala a un orgasmo increíble e inolvidable, pero...

Eso es todo lo que recuerdo. Mi sueño acabó ahí. Desperté.

Nunca había tenido un sueño tan rico...

No puedo bajar el miembro, a menos que haya cerca una llave inglesa o algo que no me excite tanto... No tengo que pensar en temas sugerentes. Una sonrisa femenina es capaz de ponérmela dura. Unas caderas anchas, un calzón o una prenda como una falda son leña para encender mi libido. La calentura me consume por completo.

La mejor forma de vencer al monstruo de la tentación es entregarme a sus brazos.

Necesito pensar en algo que mitigue mi excitación...

¡Ay! Antes de que se me olvide... Te cuento las novedades. Anoche escuché ruidos raros que venían de todos lados de la casa. La incertidumbre por saber qué era me quitó el sueño y mi corazón galopaba.

Siento que alguien me vigila y dudo que venga solo. Estoy temeroso de salir y ser secuestrado o victimado violentamente. Los enemigos vienen a mí sin que yo mueva un dedo. Creo que para llevar una vida tranquila hay que hacer algo malo...

Por ese motivo es que he decidido instalar cámaras de seguridad en varios puntos de la casa. En la entrada, en el dormitorio, en la cocina, en la sala de estar y en la piscina.

De ese modo, sabré qué pasa en mi casa. Así que solo queda esperar hasta mañana para saber qué ser del inframundo viene a molestar cada noche.

Hablar contigo me tranquiliza.

Sabes, me alegra que no hayas quemado este libro.

Ahora ya tienes un lugar en mi corazón.

Hombre de libro ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora