Kion avanza rectamente hacia su destino, sus ojos no apartan la vista que posee hacia adelante sin mover su cabeza hacia la izquierda o hacia la derecha.
Trata de parpadear rápido para no llorar, pero es inútil, tras el suelo sus lágrimas van cayendo de a montones en la tierra. Tiene un nudo en la garganta imposible de quitar.
El asfixiante calor notablemente lo afecta, pisa el suelo y parece que corre encima de púas, su cuerpo empieza a traspirar, sumado a sus llantos es algo que lo deshidratará, su visión se torna perdida, sabe que esto puede costarle la vida, pero él continúa.
Se mantiene unos kilómetros así, sus ojos de a poco se cierran, su boca se seca, parece que está por marearse, quiere seguir por el camino, un calambre le aparece en la pata delantera izquierda, no le importa, él sigue, su cara refleja cansancio, da un salto, quiere mover sus patas, ya no puede, sus ojos suben para arriba, cae al suelo sin más, Fuli cae junto a él.
Por unos segundos está con los ojos cerrados, vuelve a abrirlos, delante suyo a la izquierda está la cara de Fuli, él la mira, con dificultad mueve la pata izquierda y toca la cara de ella, le hace cierto caricia, sigue llorando, la acerca y la abraza.
Mira en dirección a la derecha, hay un árbol que puede proporcionar sombra, queda cerca, pero debido a su condición le hace creer que queda lejos.
Ya no puede pararse, carga el cuello de Fuli en su boca y se arrastra hacia el árbol, siente el dolor de hacerlo, pero es su única alternativa, mínimo para descansar un poco.
Llega al árbol, ante tal debilidad trepa lo que puede del tronco, y consigue con mucho esfuerzo derribar unas plantas con las garras, vuelve al suelo, se supone que las plantas son comida para elefantes, pero él las comerá de todos modos.
El cuerpo de Fuli estaba dañado, pero no tanto como el de Kion, no se sabe si fue por el estrés que él estaba teniendo, o si tal vez Fuli estuviera acostumbrada al calor por lo que no le afectaría al correr a altas velocidades.
Kion veía en su propio cuerpo las heridas y rasgaduras que tuvo debido al caer y arrastrarse contra la tierra caliente y áspera.
Aprovecha para tomar algo de aire, aunque sólo respira su propio aliento, empezaba a ponerse algo nostálgico, recordaba los momentos en que Kion y Fuli eran felices, ambos jugaban a las escondidas o probaban en hacer una carrera, todo esto se estaba quedando atrás.
Pasaron los minutos, Kion decide emprender el viaje, carga a Fuli en su lomo como puede, empieza a correr.Le está faltando menos de la mitad del recorrido, pero siente algo. Son como suspiros de Fuli, denotando cansancio, Kion lo escucha, pero sigue inseguro de que esté viva, si fuera así al menos abriría los ojos, o movería una parte de su cuerpo, pero nada, quizá se mantenga en un estado de inconsciencia.
Simba y Nala están en la roca del rey, se ven preocupados, no dejan de venir e ir de acá para allá, hace bastante que están adentro, no se han hablado ante la ausencia de Kion, a veces miran hacia la pared, otras se ven ellos mismos a la cara, no saben qué hacer. Simba está a punto de llamar a Zazú para que vaya a buscarlo, normalmente Kion es un león muy responsable, nunca tardaría tanto en llegar, en caso de suceder, avisaría.
Al final de tanto pensar, Kiara interrumpe lo que podría haber sido la orden hacia Zazú.- Kiara ¿No sabes nada de tu hermano?
- No papá, venía a decirte que lo vi cerca del cañón, estaba con Bunga, le dije que viniera.
- ¿Qué hacía con Bunga?
- Creo que habían peleado contra chacales, no estoy segura.
- Simba, tenemos que hacer algo ¿Y si no está bien? -Nala agarra de la pata a Simba-
- Espera un poco más, no nos alarmamemos, en cualquier momento podría llegar.
- Recorrí por todos lados, me queda el sur, de seguro tiene que estar ahí. - Kiara se retira-
- Simba ¡Es nuestro hijo! ¿Te quedarás acá sin hacer nada?
- Ya no es un bebé, si desde antes aprende a sobrellevar los problemas por su cuenta, mejor será para él.
- Ni siquiera tú de cachorro te podrías haber arreglado solo, hubieras muerto de ser así.
Simba queda mudo un rato, se queda pensando- Ven Nala, vamos afuera a ver si viene, quizá esté exhausto-
Kion está a unos pasos de llegar, ya casi no siente las patas, levanta la cabeza, el sol por poco lo deja ciego, pero llega a distinguir la roca del rey, con su último aliento, comienza a gritar.
- ¡Papá! ¡Mamá! ¡Alguien... porfavor! Es Fuli.
Simba y Nala llegan a verlo, Kion vuelve a caer tendido al suelo, no logra levantarse, sólo puede ver cómo sus ojos están por cerrarse, no sin antes decirle a sus padres que Rafiki revise a Fuli.
- ¡Ay Dios mío! Su piel está húmeda, y está muy pálido. - Nala se asombra-
- Llévalo adentro, necesita descansar.
- Pobre Fuli, tiene heridas, rasgaduras, cicatrices. Está muy golpeada.
- Estos dos se metieron en un problema me parece. Tenemos que decirle a Rafiki,me suena a que lleva inconsciente un buen rato.
Simba carga a Fuli, y Nala a Kion, el cual apenas puede abrir los ojos, su cabeza está a apunto de estallar del dolor, se agita tratando de tocar a Fuli, pero termina cerrando los ojos, entró en un estado de inconsciencia, lo único que puede ver ahora es oscuridad, mientras que el volumen de lo que escucha baja bastante hasta no escuchar absolutamente nada, como si su mente se apagara.
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Kion y una difícil decisión
FanficKion, el ya adolescente líder de la guardia, tiene que elegir entre la vida o la muerte, un error puede cambiarlo todo, a menudo las cosas no le salen como quiere, aún así, deberá luchar con una prometida.