Adiós Momo...

733 100 2
                                    

Se encontraba en una montaña, la vista era hermosa y a la orilla del risco estaba ella...
Sakusa se acercó a Momo con curiosidad y se sentó a su lado.
— Es hermosa la vista, ¿no? – dijo ella suspirando.
— Si... Nunca he ido a una montaña pero sí – respondió él.
Momo se rió un poco.
— Es mi cumpleaños... Pero supongo que ya no tiene uso celebrarlo – comentó ella.
— No digas eso, apuesto que él no piensa así... Así que... Feliz cumpleaños – contestó Sakusa.
— Gracias – contestó ella sonriendo y continuó — Pero ya me iré... –
— ¿Eh? – preguntó Sakusa sin comprender
— Ya no me preocupa Atsumu... Es lo único que me detenía así que... — se paró — Gracias, Kiyoomi-kun. Cuídalo por mí – dijo antes de acariciar su cabello y desvanecerse.

Así fue como el pelinegro despertó de un golpe.
Se preocupó al no ver a Atsumu a su lado y se paró a buscarlo.
Lo encontró en la sala viendo de rodillas rezando a una foto de Momo.
Esperó a que se levantara y luego se acercó.
— Oh... Omi... Eh... – dijo Atsumu intentando encontrar alguna excusa pero Sakusa solo sonrió.
— Es su cumpleaños, lo sé. Está bien, no te preocupes – dijo abriendo los brazos para abrazarlo.
Finalmente Atsumu lo abrazó fuertemente y comenzó a llorar.
Sakusa comprendía perfectamente algo: no importaba el tiempo que pasara, Momo era una persona que siempre le iba a doler a Atsumu.
Llevó al rubio al cuarto de nuevo dejando que se acostara en su pecho por un momento sin decir nada y pudiera escuchar el corazón que alguna vez le perteneció a aquella chica.
— Soñé con ella – dijo Sakusa después de un rato pero no obtuvo respuesta de Atsumu — Se despidió... Creo que finalmente está descansando – terminó de decir.
Atsumu sorbió por la nariz y volteó a ver a Sakusa a los ojos.
No dijo nada durante otro rato, solo se quedó ahí viéndolo.
Acarició el cabello de Sakusa y su mejilla.
— Me pidieron jugar nuevamente... Me hablaron esta mañana... – comenzó a decir pero antes de que el pelinegro preguntara se adelantó y siguió — Acepté... –
Sakusa no pudo evitar levantarse por la emoción dando un grito de "¡Oh por dios!".
Atsumu rió fuertemente.
— Tu reacción me hizo sentir mejor, no sé si hice bien en aceptar... – admitió el rubio.
— Oy, ¿qué dices? ¡Claro que sí! Has practicado mucho, te irá bien y... Ella quiere que sigas adelante, fue lo último que me dijo – contestó Sakusa.
Atsumu lo abrazó nuevamente.
— Omi-Omi... No sé que haría sin ti – dijo Atsumu intentando no volver a llorar.
— Ya, bebé. No llores más, no te dejaré que estés triste hoy... ¿Qué quieres hacer? – preguntó Sakusa.
Atsumu lo pensó por un momento y tuvo una buena idea.
Comenzaron con juegos de mesa, ambos eran demasiado competitivos y hacían todo por ganar. No podían imaginarse si alguna vez hubieran jugado en equipos contrarios, hubiera sido una gran pelea.
Al final Sakusa fue el ganador del juego, no pudo evitar burlarse de Atsumu y presumir su victoria.
Decidieron dejar de jugar porque aquello estaba apunto de convertirse en una pelea y más cuando Atsumu le reclamó por hacer trampa.
Sakusa tuvo una extraña idea que podía ayudar a que fuera un mejor día.
Dejó a Atsumu solo por unos minutos en lo que preparaba todo lo necesario, regresó con una bolsa llena de cosas.
El rubio lo vió con curiosidad queriendo saber que había pero le dijo que se esperara y fue a la cocina.
Regresó con chocolate derretido, bombones y galletas.
— Oy, no deberías comer eso – lo regañó Atsumu.
— Ya te dije, si lo hago de vez en cuando no hay problema. Lo malo sería hacerlo diario – volvió a explicar Sakusa — Ahora cierra los ojos –
Atsumu le hizo caso, escuchó que abría algo y luego de unos minutos sintió que algo frío se acomodaba en su cara.
Abrió los ojos preguntadose que había sido eso.
— Te ves tierno... – comentó el pelinegro dándole un espejo para que se viera.
Una mascarilla con dibujo de panda se encontraba sobre su rostro, se rió.
— ¡Mi turno! – dijo rebuscando en la bolsa que había traído.
Encontró una especie de banda elástica con orejitas de gato y se la puso con la excusa de que su cabello le estrobaba para poner la mascarilla.
— Cierra los ojos – le pidió para que no viera cuál de las mascarillas escogía.
Decidió irse por una de gatito también para completar el look lindo que había planeado.
Sakusa abrió los ojos una vez que sintió la mascarilla puesta, intentó verse en el espejo pero Atsumu no lo dejó.
— No, no dejaré que te veas – dijo el rubio divertido.
Sakusa se dispuso a jugar con Atsumu a quitarle el espejo hasta que terminó sentado en su regazo.
Se detuvo para darle un beso tierno, con eso Atsumu se distrajo y pudo quitarle el espejo.
— ¡Eso es trampa! – se quejó el rubio.
— No, no pusimos reglas – declaró Sakusa dándole otro beso y bajándose de su regazo.
Pasaron un buen rato platicando y comiendo s'mores.
Atsumu se dispuso a contar un par de historias que había pasado con Momo y Sakusa sonrió al saber un poco más de ella.
Después de eso Sakusa también decidió contarle algo.
— Antes de comenzar a estar en el hospital... Me habían aceptado en MSBY. – admitió viendo hacia el piso.
— ¡¿Eh?! Eso significa... – dijo Atsumu pero Sakusa lo interrumpió.
— Que de una u otra forma te hubiera conocido – concluyó.
Hubo un pequeño momento de silencio y Atsumu sonrió.
— Me va a disculpar ella... Pero Omi-Omi... Incluso si te hubiera conocido así, te hubiera elegido ti – admitió abrazándolo.
Después de haber llegado a esa conclusión Atsumu aceptó que era momento de dejar a Momo descansar, siempre sería parte de su vida de una u otra manera pero Sakusa Kiyoomi era parte de su presente y su futuro.

Mientras tu corazón siga latiendo ~FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora