Capítulo 12. Las 3 violetas.

1 0 0
                                    


Capítulo 12. Las 3 violetas.

Daila no se había sentido tan llena de vida desde que era una niña, las pequeñas gemelas, hijas de Gorgi, habían conseguido regresar a la niña dentro de ella. Eran inseparables las 3, hasta el punto de pasar más tiempo entre ellas que con sus respectivas madres. Illa y Olla trataban de aprender cada paso que daba la princesa de Belli y Daila trataba de disfrutar cada segundo que pasaba con ellas. Jugaban en la habitación de las gemelas, Sildre había decidió visitarlas junto a la menor de las hijas de Gorgi, la aún sin nombre princesa de Reas.

—Mamá—Dijo Illa, con su tono inocente—¿Podemos adoptar a Daila?

Daila empezó a reír ante la ocurrencia de la gemela, era increíble lo fácil que funcionaba la mente a esa edad, no importaba la política o el poder, solo lo que te hacía feliz y Daila quería vivir así el resto de su vida.

—Me temo que no cariño—respondió Sildre—Daila es una princesa, al igual que ustedes. Tiene responsabilidades con su gente, así como padre las tiene con Reas.

—Pero mamá, ella es muy agradable, igual que la tía Io—repuso Illa.

—Si, es una joven muy agradable, estoy feliz de conocerla—Dijo Sildre viendo a Daila, la princesa ante tal gesto le sonrió y se acercó a la pequeña Illa.

—¿Yo puedo ser la tía Daila? —preguntó

—No, no eres tan vieja—respondió Illa

Sildre abrió los ojos ante tal comentario, no importa la seriedad que Io tenía, odiaba que le recordaran que era una anciana de 2000 años que conservaba la apariencia de los 25

—¡Niña! No digas eso. Si Io te escuchara, seguramente te haría desaparecer—regaño Sildre

—Pero mamá, tiene muchos años. Papá dice que es más nuestra abuela que una tía—respondió Illa.

Sildre trató de contener su risa, su esposo era un gran amigo de Io y mantenía cierta agresividad en sus interacciones. Para los señores de Reas no había otra persona que amaran más y en la que confiarían más que Io, tanto el rey como la reina habían aprendido a quererle y tratarla como igual, sin buscar poder a través de ella y ofreciéndole una familia. Recordaba las noches en las que solo quedan Io, Gorgi y ella junto a la fogata, hablando sin esquemas y dejando de lado las formalidades. Gorgi solía llamarla de maneras muy peculiares "Anciana" "Vieja pasa" "Solterona" y su favorito "Reliquia", a diferencia de cualquier otra mujer en el mundo, Sildre no sentía celos al permitir que su esposo tratara con Io, aunque la mujer no era un esquema de belleza, su esposo mantenía claro sus objetivos y para los ojos correctos de Gorgi, no había mujer más hermosa que Sildre.

—Yo soy mayor que ustedes—inicio Daila—¿Por qué no puedo ser su tía?

—No eres tan mayor como Io—respondió Illa.

Inmediatamente Sildre la reprendió—¡Illa!

—Eres más como mi hermana—dijo Illa y para el sentimental corazón de Daila, bastaron esas palabras para que sintiera lágrimas de felicidad corriendo por sus ojos—Mamá tenemos que adoptar a Daila, por favor—insistió.

—Si logras que su padre acepte, será bienvenida en Reas—respondió Sildre, conocía a sus hijas y sabía que no pararían hasta obtener un sí, tan solo dejo que alguien más fuera el responsable—Además, creo que cierto príncipe estará muy triste de que la llevemos con nosotros a Reas.

—¿Alem? Mi hermano cada vez pase menos tiempo con su familia, desde que sale con la reina es muy raro verlo—respondió Daila—incluso para mí que soy su hermana, cuando deseo hablar con él, esta con Io o murmurando cosas sin sentido.

La ultima reina de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora